WASHINGTON. Desde luego que hay expertos para todo. La ofensiva que en estos momentos libra Estados Unidos contra la delincuencia financiera -desde el marcro-estafador Bernie Madoff hasta los aprovechados de las hipotecas basura- ha puesto de relieve la existencia de florecientes negocios por parte de especialistas en cómo ir a la cárcel. Es decir, asesores que empiezan a trabajar a partir de una sentencia firme para facilitar la nueva vida entre rejas de sus relativamente adinerados clientes.
Algunos son abogados muy especializados dentro del derecho penal y otros son "lobbistas" dedicados exclusivamente a lograr las condiciones carcelarias más ventajosas. Pero tampoco faltan ex-convictos redimidos dispuestos a impartir lecciones y compartir experiencias. Entre la apurada clientela que recurre a este tipo de costosos servicios destacan, por supuesto, todos los criminales de la contabilidad creativa pero también famosos en apuros y políticos caídos en desgracia.
Estos profesionales son conocidos como "entrenadores de cárcel", "consultores de prisión" o "especialistas en adaptación de presos". Y su especialidad suele ser sobre todo la jurisdicción federal, donde encajan la mayoría de los delitos financieros descubiertos durante los dos últimos años con epicentro en la hecatombe sufrida por Wall Street. Como dijo el legendario inversor Warren Buffett, cuando la marea baja es cuando se descubre quién estaba sin bañador en el agua.
La Oficina Federal de Prisiones conoce perfectamente la existencia de estos especialistas y también sabe que algunos van presumiendo de ser capaces de obtener privilegios carcelarios. Pero la institución que administra la prisiones federales insiste en que todas las peticiones formuladas por estos asesores son tratadas como si fueran del público en general. Lo cual no impide que algunos consultores sean capaces de facturar miles de euros a sus condenados clientes.
Entre las lecciones impartidas por este dinero, se recomienda a los condenados que se relacionen exclusivamente con presos de su misma raza, con independencia de lo liberales y abiertos de mente que pudieran ser antes de entrar en prisión. Se les aconseja no llamar la atención. Pero tampoco dejarse dominar, empezando por no tolerar que nadie se les cuele en la fila del comedor. Con advertencias de que los dormitorios colectivos suelen ser mucho más peligrosos que los bloques de celdas individuales. Y el recordatorio de que la gran mayoría de los altercados violentos dentro de una prisión tienden a ocurrir en las salas habilitadas para ver la televisión.
Como ha explicado el ex preso Tom Miller, de la compañía Dr. Prison con base en San Diego, ir a la cárcel para cumplir una sentencia de privación de libertad "es como ir a un país extranjero donde no has estado nunca, con un lenguaje distinto y peculiaridades diferentes de la gente". Según Miller, "cuando la gente entre el sistema penitenciario les ayudamos a verse a sí mismos de una manera en la que ellos normalmente no se contemplan".
Bernie Madoff, para facilitar su transición penitenciaria, recurrió a una firma erradicada en Baltimore con el nombre de Centro Nacional para Instituciones y Alternativas. Su co-fundador Herbert Hoelter ha indicado que no cobró ni un centavo al fraudulento financiero porque tenía todo su patrimonio intervenido.
Al ser preguntado sobre qué clase de consejos ha ofrecido a Madoff de cara a su ejemplar condena de 150 años, Herbert Hoelter ha recalcado que todo "es una cuestión de mantener un espacio propio y tener el respeto de otra gente". En su opinión, la clave para presos como el mayor estafador en la historia de Estados Unidos es "poner algo de significado en sus vidas". Por ejemplo, Madoff tendrá oportunidad de realizar algún tipo de trabajo manual dentro de su prisión, por el que recibirá un salario de entre 12 a 40 centavos a la hora.
Según ha declarado Ira Sorkin, letrado de Madoff, estos servicios profesionales son necesarios porque "después de todo no se trata de planear unas vacaciones". Aunque su cliente ha tenido limitada suerte al convertirse en el preso federal número 61727-054 con una fecha de puesta en libertad prevista para el 14 de noviembre del 2139. Ya que pese a solicitar una prisión en las cercanías de la ciudad de Nueva York, de momento ha terminado a más de ochocientos kilómetros en Carolina del Norte.
fuente: participacion.abc.es