Como en los últimos tiempos las portadas de los periódicos nos han mostrado, vivimos en un mundo en el cual los valores democráticos abiertos están siendo atacados. París, Bamako, San Bernardino, Yakarta, Uagadugú: todos estos lugares han sido blanco de los terroristas. La Unión Europea está siendo cuestionada sobre las lealtades del estado-nación: realidades geopolíticas están impulsando a muchos países de la UE a abrir sus puertas a los refugiados, mientras que otros las están cerrando en un momento en que el mundo es rehén de las acciones sin sentido de entidades que no son ni naciones ni estados.
Al mismo tiempo, estamos en medio de una revolución tecnológica que está transformando nuestra sociedad. El Internet de las cosas (o la Cuarta Revolución Industrial, como a veces se le llama) está impulsando una nueva forma para que las empresas optimicen sus operaciones. El uso generalizado de las aplicaciones del software ya ha puesto en marcha nuevos y potentes modelos de negocio, donde las estructuras de los costos han sido completamente reformadas. El exceso de la oferta y la demanda está siendo asumida y satisfecha, respectivamente. Los modelos operativos de ganancias están cambiando. Los modelos laborales también se transformarán a su debido tiempo.
El software, que se ha convertido en algo tan esencial y transformador, también ha introducido un vector de amenaza digital para muchos de los mismos actores que tratan de atacar las democracias en el mundo físico. Debemos resistirnos a responder a esta amenaza mediante el simple endurecimiento de las fronteras, la denegación de acceso y la limitación a las capacidades de la tecnología. Por el contrario, debemos adoptar una postura de seguridad que nos empodere y fundamente para hacer surgir el tipo de sociedad por la que nos esforzamos por alcanzar: una sociedad ágil.
Cómo entender la dinámica digital de la Cuarta Revolución Industrial
Lo que hace que esta revolución sea única es que el usuario se encuentra ahora en el asiento del conductor: exige una experiencia digital en constante mejora, fácil de usar y permanentemente activa. Empresas — y curiosamente también algunos países— están remodelando sus propuestas de valor para ganar cuota y participación de mercado en la era digital.
Tomemos como ejemplo a Estonia, que es pionera en la idea de un país sin fronteras con su reciente lanzamiento del primer programa «e-residency» en el mundo, mediante el cual se puede obtener una identidad digital emitida por el gobierno y una dirección de Estonia, con lo cual es posible crear una empresa «independiente de la ubicación» y llevar a cabo las actividades bancarias en línea. Un pequeño país que, a través de la transformación digital, ahora puede contar con el mundo entero como su mercado potencial.
Ya hemos visto que pilares de la industria tales como el transporte (taxis, agencias de viajes), finanzas (banca digital, Bitcoin) y asistencia médica (acceso remoto a la atención) están reescribiendo la historia de todo el mundo con las aplicaciones de software. Las empresas solían demorar décadas para ampliar su alcance global, pero en la era digital se necesitan pocas semanas, a veces días. El verdadero poder del ejemplo de Estonia es que va más allá de las industrias particulares para demostrar que el software puede transformar la manera en la que pensamos acerca de las mismas fronteras en las que hemos confiado para organizar nuestro mundo durante siglos.
La e-residency descansa en el ideal de la seguridad digital: para garantizar un nivel de confianza y permitir un modelo de negocio que, sin seguridad, no sería posible. Ya sea asegurando el Internet de las Cosas —entre 20 y 30 billones de unidades o el Internet industrial y sus plantas de energía conectadas y fábricas contra los hackers, percibir el potencial de nuestro nuevo mundo conectado brindará nuevos enfoques sobre la seguridad.
Seguridad: Cómo empoderar a la sociedad ágil
A medida que la superficie tecnológica de nuestro mundo se expande, se acerca el momento de echar un vistazo a las ciber-fronteras que ya estamos construyendo y poner a prueba el estado-nación para cambiar el mundo. Si algo nos enseñaron las vulnerabilidades como Heartbleed, malwares como Conficker y violaciones como las de Sony Entertainment es que los piratas informáticos no reconocen fronteras y la seguridad no puede ser una idea de último momento. Como el software vuela cada vez más nuestros aviones, conduce nuestros coches y maneja nuestra economía, la seguridad digital no solo habilita la seguridad física y la protección de datos, sino que también proporciona el impulso necesario para tener una vida mejor y para el crecimiento global.
Como los piratas informáticos comenzaron a explotar vulnerabilidades más profundas de la tecnología que nos rodea, tenemos que centrarnos en la seguridad como un reto global que exige un nuevo paradigma. Para que el potencial de la era digital se lleve a cabo plenamente, tenemos que asegurarnos de que las fronteras del mundo se sientan abiertas al tiempo que protegemos a los individuos y a las instituciones de los ataques. Esta protección se basará cada vez más en la identidad y en el sistema secundario.
Un ejemplo reciente es la protección contra el fraude de las tarjetas que ofrecen los bancos. Poner múltiples barreras hace que el uso de una aplicación o servicio sea engorroso. En lugar de ello, el acceso se agiliza y se facilita usando gestión de identidad y acceso, tecnologías de autenticación y análisis que automatizan los procesos de seguridad en el sistema secundario.
A medida que avanzamos, tenemos que ser cada vez más conscientes de que en realidad estamos construyendo un nuevo tipo de infraestructura global en tiempo real. Empezar con algunas verdades simples puede ayudar. En primer lugar, como una sociedad ágil, tenemos que empezar a ver al mundo coo un sistema, no como una colección de entidades digitales discretas, y eso implica que los gobiernos y las organizaciones de estandarización tienen que trabajar juntos.
En segundo lugar, tenemos que aceptar que el mundo digital masivamente orgánico no puede predecirse y controlarse con exactitud, sino que debemos entenderlo y responderle en consonancia. Es temporal y vivo y se mueve rápido. Esto requiere innovación tecnológica inherente a los sensores, aprendizaje automático y analítica.
En tercer lugar, tenemos que fomentar la agilidad en la forma de innovación abierta y la creencia de que, al igual que en el desarrollo de software, la iteración es la única forma de seguir el ritmo de la tasa de cambio, evitar fallas catastróficas y en gran escala de los sistemas que considerábamos «perfectos».
Detrás de los ataques contra los valores democráticos abiertos que tienen lugar en todas partes, la influencia democratizadora del Internet y la Cuarta Revolución Industrial siguen adelante, con audacia y sin obstáculos. Mientras las fronteras explícitas de los estados-naciones están siendo desafiadas y, en algunos casos, desmanteladas o disminuidas, las fronteras implícitas del mundo digital están empezando a tomar forma. La oportunidad de hacerlo bien es ahora y hay que decirle al mundo que es posible conseguirlo.
Ayman Sayed, Chief Product Officer de CA Technologies