Todos podemos estar de acuerdo en que las tendencias y la evolución del mercado, desde hace mucho tiempo, han indicado el auge del mundo digital.
El significado de este término es utilizado de forma muy indeterminada y tanto puede referirse a temas exclusivamente TIC, redes de fibra óptica o inalámbrica, la nube o incluso podemos incluir otros temas más avanzados como robótica, IA, RPA, machine learning u otros.
En todo caso, estas tecnologías están basadas en ondas electromagnéticas, que se han convertido en un recurso fundamental en este mundo totalmente volcado a la tecnología. Todo depende de este recurso esencial que podemos denominar, de forma simplificada, la electricidad.
De este recurso depende – en estos momentos – casi todo, las comunicaciones, la medicina, la industria, el transporte y muchas más cosas que podríamos citar.
Incluso, en contra de su utilización, existen varios estudios que relacionan el incremento de estas redes eléctricas con ataques a la salud de los seres vivos, entre los que de forma destacada se encuentra la especie humana.
Bien, a la luz de estas reflexiones que todos conocemos, es ridículo oír las voces de los “falsos profetas de lo obvio”, que se empeñan en destacar que el futuro es de los negocios online y que, fuera de este término, toda actividad profesional es inútil y lleva al fracaso.
En primer lugar es fácil discrepar de este concepto ya que, en el mundo robotizado al que nos dirigimos, los analistas ya han concluido que más del 50% de los puestos de trabajo actuales, desaparecerán siendo sustituidos por las máquinas. Los trabajos que quedarán en manos humanas serán:
• Los de supervisión de las mismas, que requieren conocimientos sobre dispositivos electrónicos, redes, seguridad cibernética, sistemas de comunicación o análisis de datos, entre otros.
• Los que requieren la creatividad, que es una capacidad humana que probablemente las máquinas nunca puedan desarrollar por completo, y por tanto, uno de los campos en los que habrá más oportunidades de trabajo en el futuro». Son las que se basan en tomar decisiones o acciones cuyo resultado no está bien definido o las que tienen un componente de creatividad, innovación. También incluye a aquellas tareas que se crean en base a una expectativa difícil de prever por falta de datos históricos o de experiencia de otras fuentes. Las creativas, relacionadas con la innovación o que obedecen a parámetros poco predecibles, son las que por su dificultad de automatización son las que (todavía y por mucho tiempo) quedaran para la gestión humana.
o Hablamos de áreas como la educación, la salud y el arte.
o El trabajo de cuidados tiene una dimensión humana que los robots no pueden desarrollar –todavía-, y puede suponer un gran y satisfactorio nicho de trabajo en una economía cada vez más robotizada.
Esas destrezas también conocidas como soft skills —o habilidades blandas—, son aquellas que tienen que ver con la inteligencia emocional, es decir, con la capacidad de gestionar de forma eficaz nuestras emociones, reconocer las de los demás y establecer relaciones positivas con otras personas. Hablamos de innovación creatividad, colaboración, flexibilidad, negociación y otras habilidades que, aplicadas al mundo laboral, se traducen en personas capaces de encontrar las mejores estrategias para alcanzar el éxito.
El recurso eléctrico, actualmente omnipresente, pudiera desaparecer por muchas causas. Desde un virus que se expandiera por las redes de forma imparable, igual que actualmente ha sucedido con la pandemia de COVID-19, por un leve giro del eje de rotación de la tierra, que afectaría a las redes electromagnéticas que rodean nuestro planeta y por otros escenarios que desconocemos y que podrían deberse al paso cercano o impacto de asteroides o cometas.
Estas soft skills son las habilidades que en @50Pro detectamos en nuestros test para recomendar a las personas que dediquen sus esfuerzos a entrenarse con nuestra metodología única para emprender negocios de una manera profesional. Y en concreto, los sénior están acostumbrados a desarrollar mucho esfuerzo, con prudencia y paciencia (lo contrario a ser impulsivo), y son más asertivos, además en sus manos queda la responsabilidad aplicar el pensamiento crítico, el humanístico y la ética aplicada al emprendimiento. Estadísticamente podemos comprobar que tienen éxito en más del doble de ocasiones que cualquier otro segmento de edad. Lo que nos lleva a defender el #emprendimientosenior y el #emprendimientointergeneracional.
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Lo cierto es que, todo lo anteriormente dicho, nos obliga a salir del inmovilismo, de la zona de confort, y tomar decisiones aceptando que el futuro requiere la renovación personal y profesional. Procastinar dilatando cada vez el momento de decidir es lo que seguro nos llevará a perder “el tren del futuro”. Es mejor equivocarse un poco que quedarse quieto.
En definitiva, hay que empoderarse en aquellas habilidades que conforman al ser humano en sí mismo, que le permiten sobrevivir sean cuales sean las circunstancias exteriores, incluso si desapareciera el recurso eléctrico.
Ocurra lo que ocurra, el hombre debe recurrir a sus propias características con las que fue creado, y entre las que destacan sus soft skills, como la capacidad de innovación, la resiliencia y la toma de decisiones y su puesta en práctica.
Según unas palabras de Boris Cyrulnik – neurólogo y psiquiatra, experto en el término resiliencia, es decir la capacidad para superar la adversidad – aparecidas recientemente en prensa:
“Durante la vida del ser humano no escasean los traumas. Algunas personas no consiguen superarlos. Las que acaban con estrés postraumático se quedan ancladas en los sucesos de su pasado. Ya no logran disfrutar de la vida, amar, trabajar. Por el contrario, otros transforman su desgracia en una experiencia. Se convierten en escritores, psicólogos, educadores o filósofos; y le dan sentido a lo que han vivido. Lo comparten y ayudan a otros.”