por Pat Vieljeux
Muchas startups fracasan. Estamos hablando del 90%, no importa el número. Eso son solo estadísticas. Y tú no eres una estadística.
¿Cuáles son las razones? Hay muchas. La mayoría aparentes y unas, un poco menos.
Las más evidentes:
- Una visión y una misión poco claras y mal definidas,
- Un estudio de mercado insuficiente y el desconocimiento de las necesidades de los clientes,
- La ausencia de un Producto Mínimo Viable (MVP),
- Expectativas demasiado optimistas,
- Una solución carente de simplicidad,
- Tratar de hacer todo en lugar de abordar un problema,
- Una contratación deficiente,
- Falta de compromiso,
- Problemas de liquidez,
La lista es larga…
Sin embargo, hay una causa que a menudo se pasa por alto: la falta de resiliencia.
Ya he escrito antes sobre la resiliencia.
¿Qué es y por qué es esencial?
Ser resiliente es ser capaz de pivotar, adaptarse al más mínimo contratiempo, aceptar tus errores y aprender de ellos, y levantarte después de una caída y continuar con el mismo entusiasmo y motivación que te impulsaron cuando empezaste.
Si ser resiliente se descubre sobre la marcha, sigue siendo la manifestación más visible de una determinada mentalidad. La que consiste en decir que el fracaso solo existe en la mente y que, citando las famosas palabras de Nelson Mandela
«Nunca pierdo. O gano o aprendo»
Nelson Mandela.
En cada situación, incluso en la más desafiante, siempre hay una oportunidad de aprender algo. Ser resiliente es entender que cada crisis es una oportunidad disfrazada, si no una bendición. Y aceptarla.
Muchos emprendedores fracasan porque se rinden demasiado rápido.
A menudo por el cansancio y el agotamiento, pero también por la falta de convicción y la ausencia de una causa justa por la que luchar.
La resiliencia es posible gracias a una mentalidad positiva y abierta como al sentido que el empresario quiere dar a su misión. Un propósito que trasciende a la empresa. Que va más allá de ella.
Para poder levantarse al menor contratiempo, el empresario y su equipo deben justificar su perseverancia. Y no es el dinero lo que les motivará. El dinero no es en absoluto trascendente. Sobre todo si el contratiempo puede comprometer el propio futuro de la empresa y, por tanto, su capacidad de generar dinero.
Es la razón por la que se creó la empresa y por la que el empresario se lanzó a ella, lo que les hará comprometerse.
Esta misma razón unirá al equipo y le permitirá superar los retos que inevitablemente surgirán en el camino.
Simplemente, porque tendrán la convicción de que lo que están haciendo es por una causa justa por la que vale la pena luchar.
Sin una visión y una misión claras y justas, es poco probable que tu startup sobreviva y perdure.
Puede estar seguro de que sus empleados la abandonarán.
Reflexiones finales:
No basta con crear una empresa para ser emprendedor. Cualquiera puede hacerlo.
Solo la resiliencia te ayudará a convertirte en uno y a levantarte cada vez que te caigas para no unirte al 90% de las startups que fracasan.
Gracias por este y todos sus artìculos, nos iluminan el camino a quienes queremos romper cadenas paradigmàticas, hacer un camino diferente, y contribuir con un mundo mejor para tod@s; mis mejores deseos de èxito, prosperidad, felicidad y paz para ustedes y su gente.