Las grandes empresas no deben aspirar a crear comunidades de emprendedores alrededor de ellas, sino a empoderarlos. Compartimos una visión que refleja la realidad del ecosistema en toda la región
En los últimos 2 años, el emprendimiento se ha transformado radicalmente. Ha pasado por distintos momentos, transitando desde un escaso acceso a capital y aceleradoras, hasta una sobreoferta de ambos.
Los gobiernos pasaron de ser proveedores de apoyos y créditos de pymes a intentar definir el rumbo y desarrollo del emprendimiento fusionando el tema pyme con el emprendimiento de alto impacto; esto resulta un tanto complicado, ya que el tema pymes es en esencia un tema cuantitativo, a diferencia del emprendimiento de alto impacto, que se define por ser un tema cualitativo.
Es importante destacar que las empresas que se involucran en el ecosistema emprendedor, lo hacen en su mayoría desde tres objetivos:
- Prospectar clientes o clientes potenciales.
- Generar una mejor imagen de marca y acceder a los millennials.
- Acceder de forma barata a productos o servicios de emprendedores para resolver problemas y crear innovación.
Vale la pena analizar lo que hace a Silicon Valley un ecosistema autoescalable, sustentable y creador de un buen número de las empresas más grandes del mundo, y es a través de una analogía que podemos entender el principio fundamental que es radicalmente distinto del de otros ecosistemas:
Imaginemos que el mercado (local, nacional o regional) es un pastel. En los mercados tradicionales (con o sin emprendimiento) existe una competencia entre las grandes empresas con un objetivo claro, como lograr obtener una rebanada de pastel que cada vez sea más grande. Para ello atacan a la competencia, pelean clientes y en más de una ocasión generan situaciones específicas que crean problemas para otros jugadores.
Para Silicon Valley, la preocupación de las empresas ahí basadas no es el cómo individualmente consiguen una rebanada más grande; el reto es cómo, en forma colectiva, pueden agrandar el pastel, logrando, en consecuencia, incrementar sostenidamente sus rebanadas.
Esto se logra, en principio, con trabajo en equipo y alineando objetivos, pero también con la firme convicción de apoyar –de modo constante y sostenido– la creación, desarrollo, escalamiento y consolidación de otras empresas, industrias y mercados, que –independientemente de los rubros, competencias o productos– aporten un valor estratégico para el colectivo.
¿Cuál es la responsabilidad de las empresas (empresarios) en América Latina?
Necesitamos un compromiso de largo plazo de las 10 empresas más grandes de cada país para crear condiciones que permitan a las comunidades de emprendimiento desarrollar y apoyar a emprendedores.
No es suficiente la creación de iniciativas propias, o programas internos de sus empresas; es necesario definir y comprometerse con un rol de amplificadores y habilitadores de las comunidades de alto impacto y de los emprendedores que potencien su alcance y aceleren su desarrollo.
No se trata de copiar ecosistemas, sino de aprender de ellos. Las empresas no deben aspirar a crear comunidades de emprendedores alrededor de ellas, sino empoderar a los emprendedores. El emprendimiento no es marketing, prospección, difusión o ventas; el emprendimiento es desarrollo económico de mediano y largo plazo.
NECESITAMOS QUE LOS 10 EMPRESARIOS MÁS IMPORTANTES DE MÉXICO SE COMPROMETAN A APOYAR EL EMPRENDIMIENTO DE ALTO IMPACTO, CON EL OBJETIVO DE CREAR LAS SIGUIENTES 50 EMPRESAS GLOBALES DE NUESTRO PAÍS.
Sin restricciones, sin objetivos comerciales de marca o de prospección, con la firme creencia de que es posible incrementar el tamaño de nuestra economía de forma radical, y que habremos de lograrlo a través de una nueva generación de empresas de alto impacto con mercados metaglobales.
Conclusión
La responsabilidad de los empresarios radica, más allá del tema económico, en un tema de liderazgo e imagen dentro y fuera del país. Es crear un bloque común para construir y desarrollar una propuesta de valor regional. Este bloque, apoyado e impulsado por ustedes, empresarios, movería la aguja de forma radical.
Los emprendedores que han de cambiar para bien las economías de América Latina, requieren apoyo, impulso y condiciones apropiadas. No se trata de un tema de inversión sino de impacto.
Empecemos a cambiar el rol de las grandes empresas y sus empresarios, hagamos de su éxito una plataforma que permita acelerar y potenciar a nuestros emprendedores. Nosotros estamos aquí para ayudarlos.