Se había cansado de la tele. A través de Cuatro Cabezas –productora que creó en 1993– llevó adelante uno de los programas más emblemáticos de la televisión argentina de las últimas dos décadas: CQC. Entonces, Mario Pergolini se enfocó en la radio. Su programa, Cuál es?, que se emitía por la Rock & Pop, era líder en la FM. Pero pateó el tablero otra vez, dejó un ciclo de 19 años y se tiró al agua con el emprendimiento Vorterix –radio, sitio multimedia y teatro– que desde hace un año y medio está funcionando en el barrio porteño de Colegiales. Es la última apuesta de Pergolini, el enfant terrible del otro lado del Plata.
El próximo martes 22 Pergolini estará en Montevideo para participar del IAB Forum. Será el último orador de la noche. El empresario ya tiene experiencia en este tipo de eventos. Hace unos meses, por ejemplo, dio una charla (que se puede ver más abajo) en el lanzamiento de la campaña Hacé Más de Rexona, donde habló de emprendedurismo y de cómo transita por él.
¿Cómo comenzó Vorterix?
Hace unos cuatro años había planteado en la radio donde estaba que teníamos la necesidad de abrir un poco más el negocio, no tanto para los oyentes sino también para los clientes. El programa ya era líder, más porción de mercado no iba a tener, más minutos publicitarios iba a ser casi imposible e iba a ir en detrimento de la calidad. Les propuse estudiar seriamente la posibilidad de hacer otras cosas por internet, y ver cómo poder disociar los contenidos, más que nada para tener más espacio para negociar publicidad. Los dueños –el grupo mexicano CIE– no lo vieron. Les dije que, si no les molestaba, me hacía cargo, como si fuera un negocio en privado. Les daba un porcentaje, pero era una apuesta mía. Ahí desarrollamos un piso especial para el programa. La idea era dar contenido diferencial. La música ya era un commodity, lo que yo tenía lo tenía cualquiera, las primicias aparecían antes en Taringa o en los torrents. Pero lo que generara, y en la forma en que lo generara, únicamente era mío, hasta que lo pudiesen copiar. Cuando tuve que renovar el contrato dos años atrás me dijeron “cuatro años más con el programa”. Les dije que quería hacer otra cosa. “Si me acompañan bien, y si no voy a buscar inversores por otro lado”. Tampoco lo veían y ahí fue cuando decidí desarrollar Vorterix, que es un teatro, con tres estudios, multimedia, todos con cámaras HD robóticas, y a su vez también es una radio, una FM.
¿El éxito previo en Rock & Pop ponía el listón muy alto?
Estaba pensando más en el retiro que en continuar. Ya había podido cerrar mi etapa de TV y de productor televisivo. En lo empresarial y lo personal me había ido satisfecho. Con la radio estaba perdiendo el interés. Es un poco difícil encontrar vueltas nuevas después de 10 años. No pensé si iba a tener éxito o no, si iba a ser mejor o no. Pensé que estaba en una edad donde este podría ser mi último gran proyecto y le podría poner pilas. Me devolvió el entusiasmo y fui más por gloria que por éxito. Quería ver si funcionaba. Hoy, un año y medio después, estamos sumamente contentos. Me gustó más el riesgo de “si sale mal, a ver cómo te bancás esto”. Y siempre la vara estuvo alta. En casi todo lo que hago intento que esté así.
¿Quería ver qué pasaba al salir de la zona de confort?
Sí. Cuando todo anda demasiado bien se vuelve poco vertiginoso y termina aburriendo.
¿Cuánta gente escucha hoy Vorterix? ¿Con esos números es sencillo convencer a los anunciantes para que pauten en un medio que se sigue considerando no tradicional?
Ya estamos en 3,5 millones de netvidentes, donde cada vez consumen más video y menos audio. Y demostramos que cada vez que ponemos contenido diferencial, generado por nosotros desde el teatro, desde nuestro estudio de grabación, o porque tenemos la posibilidad de estar en grandes festivales, los números crecen abismalmente, con un tiempo en página mucho más alto que los tiempos normales del consumo de los usuarios en internet. Hoy estamos planteando, ya para el año que viene, diferenciar incluso las tandas: que el que paute en radio no tenga también esa pauta en el streaming. Ya tenemos la tecnología para ir desdoblando según la aplicación o donde estés escuchando. No tiene sentido seguir haciéndole escuchar un comercial de radio a alguien que está con un smart TV o una nueva pantalla, tanto de celular como de tableta. Ni tampoco tiene sentido regalarle al cliente 3,5 millones. Es mucho más gente que la que tiene cualquier radio líder en este momento. E insisto: y además tenemos la radio. Creo que por el momento sigue sirviendo como un amplificador (la FM), que lleva al puntocom o a la aplicación, o a lo que sea. Igual creo que cada vez crece más la gente que escucha a través de un dispositivo no tradicional.
Hace poco salió un informe que en Argentina casi el 70% de la gente que no se está moviendo y escucha radio, no lo hace a través de una radio. Y la pauta digital ya desplazó a la radio en la Argentina. Es inevitablemente irreversible. Como creo que también es inevitable pensar que en tres o cuatro años la radio como la conocemos no va a ser más con una antena, casi ni tiene sentido. Una antena sale US$ 200.000, un amplificador US$ 150.000. Eso también significa cierta cantidad de gente en planta. Las cosas están cambiando, los intermediarios están cambiando, y el usuario, sobre todo el sub 30, está teniendo otros hábitos. Yo entiendo que alguien que esté por arriba de 30 me diga “la radio no hay que mostrarla”. Pero si vemos todas las páginas que tienen todas las radios, ponen on demand filmaciones de momentos de entrevistas. Entonces no lo entiendo: por un lado se dice que no se puede mostrar en vivo, pero si lo subís a tu página 10 minutos después sí está bien. Al sub 30 no sé si le interesa tanto, si está pensando en la magia de la radio. He amado la radio durante años, y he hecho radio… fue mi vida, pero indudablemente está cambiando.
El cepo cambiario lo agarró en pleno armado de Vorterix. ¿Fue el primer obstáculo que tuvo que sortear?
En ese momento fue tremendo, tanto que hacía cinco años que no fumaba y volví a fumar ahí. Habíamos agarrado un edificio, lo restauramos a como era originalmente en 1928, le pusimos cámaras digitales, es la mejor sala para escuchar. La idea de Vorterix básicamente es que cada experiencia sea única. Y de golpe, primero viene el cepo cambiario, y después el que no se podía importar. Estaba el 70% del proyecto. No era que estaba a un cuarto del río y decía “bueno, vuelvo, mala leche, el país cambió”. Me agarró en un momento donde la única costa que había era la del frente, a la otra no llegaba ya, e iba a perder una fortuna. Algunas cosas las resignamos y otras tuvimos la astucia de poder reveerlas o rearmarlas de forma tal que más o menos como queríamos las podíamos hacer. Dentro de todo, hoy en día esa desventaja del país es mi ventaja con respecto a los competidores. O sea: “hacelo”. Es casi imposible. Es difícil porque no tenemos tecnología nacional como para desarrollarlo al nivel que lo hemos llevado nosotros. Por el otro lado también ya hemos tenido un camino de prueba y error que hay que vivirlo. No está escrito en ningún lado y las experiencias previas no informan demasiado al respecto. Yo creo que ha dejado un poco de ser radio. Ni siquiera ponemos la radio en medición. Decimos “bueno, miren, tienen ingreso directo a nuestros servidores, fíjense cuántos entran, en qué momento, de dónde vienen, cuánto tiempo se quedaron. Ah, y además tenemos una radio a la que le va bien”. Nuestra apuesta es a cuatro años, creemos que más, con la tecnología que hay hoy en día, no podés planificar para adelante. Lo loco es que funciona. No hay algo así que esté armado de esta forma. De hecho desarrollamos nuestras propias aplicaciones, hemos armado empresas paralelas que le brindan servicio a Vorterix, que hacen aplicaciones para nosotros (Appterix), y también vendemos a un tercero. Tenemos nuestra propia agencia digital (Wakamole) que labura al costo para Vorterix, y también trabajamos para terceros con el tiempo ocioso que tenemos.
¿Cómo se imagina a Vorterix en cuatro años?
Hoy estamos consiguiendo nuevos lugares donde creemos que vamos a tener que empezar a producir nuestro propio contenido, no depender de productoras o terceros. Tenemos ya en camino una expansión regional para tener un teatro con un sistema multimedia parecido, donde podamos controlar contenido, en Chile y en Colombia. Y creemos que muchas veces pueden trabajar las tres en conjunto con contenidos parecidos, y localmente para lo que es más cotidiano o diario. Hoy somos solamente rock, y estamos cerca de tener otra radio donde pasaríamos otro tipo de música. Funcionaría igual que Vorterix, nada más que entrarían por Vorterix.com y ahí elegís: rock, pop, electrónica, todas amplificadas con sus respectivas radios y sus respectivos contenidos.
¿Está en los planes llegar a Uruguay con el proyecto?
Lo que estamos intentando seguir por el momento es la ruta que está haciendo el entretenimiento en vivo. Buscamos un lado del Pacífico. Por el lado del Atántico Brasil es casi otro mundo, con sus propias reglas y sus propios negocios. Creemos que del lado del Atlántico ya estamos un poco nosotros (en Argentina), y suele ser el lugar de encuentro de estas giras de entretenimiento. Del otro lado sí, cubriendo esos dos lugares (Chile y Colombia) podríamos seguirlo. Por lo menos en nuestra primera mirada.
En algún momento se definió como un “evangelizador de la cultura emprendedora”. ¿En qué se siente emprendedor?
Más que emprendedor, creo que soy un poco evangélico de intentar explicarle a ciertos gerentes de marketing – lo suelo hacer también con universidades-. O sea, voy a los de marketing que ya pasaron los 40 años. Y también intento evangelizar en las universidades que están en sus últimos años, que van a terminar siendo o líderes de compañías, de marketing, o en negocios de tecnología digital. Decirles “miren, estamos apuntando para acá, si ustedes van para ese lado tómennos como ejemplo para poder hacerlo”.
Creo que es una buena época para fracasar varias veces. No hay problema para fracasar en esta época, porque se pueden hacer varias cosas durante esta vida. Antes te decían “se médico, se ingeniero, se tornero”, pero parecía que eso era lo único que iba a ser tu vida. Y de hecho lo fue durante mucho tiempo. Hoy un chico de 16 años, que ni siquiera está terminando el secundario puede hacer una aplicación que sea interesante, la puede publicar gratis, y a lo mejor ahí encuentra algo, o no, fracasa, y dentro del fracaso encuentra en qué se equivocó, y su vida va tomando distintos rumbos. Creo que es una época en donde la prueba y error se puede palpar muy rápido, y donde te podés arriesgar, incluso en lo artístico. Hoy que nuestros hijos te digan “quiero ser músico”…. antes te cagaban a patadas. Antes mi papá me veía jugando (videojuegos) y pensaba que era un alienado. Yo hoy veo a mi hijo jugar mucho tiempo y no pienso que es un alienado, y hasta pienso que a lo mejor va a hacer juegos, o cómo le ayuda a resolver problemas, le va a ser mucho más útil que otra cosa. Es una buena época para fracasar.
¿Qué se necesita para liderar un equipo con éxito?
Creo que hay que estar informado en tu tema principal. Confiar en tus segundas líneas, una gran comunicación gerencial, que todos tengan claro qué se está moviendo, de qué forma, e incluso el negocio económico. Y aceptar que ciertas cosas, por lo menos en el mundo del entretenimiento, han cambiado, y que lo que entendía que era un productor hoy en día es un chico que a lo mejor necesita hacer otras cosas, que tiene que estar atento a ciertas herramientas. Ser intuitivo con los grupos que armás, y tener una buena comunicación es casi fundamental.
¿Cómo entra el delegar en este esquema?
A mí no me ha quedado otra. La verdad que por ansiedad, y también por inconformidad, muchas veces pienso algo, se lo cuento a otro y le digo “hacelo, en mi cabeza ya está”.
¿Para lograr el éxito es indispensable ser muy competitivo?
Creo que en las artes a lo mejor se puede ser exitoso sin mirar al que está al lado, porque tu propio talento te va a llevar a alguna parte. El mundo del entretenimiento es competitivo, necesita de esa competencia, a veces parece casi que trabaja por comparación. En mi caso soy sumamente competitivo. Es loco porque es en lo único que soy competitivo. A nivel laboral y en lo que tiene que ver con lo que hago si se me ocurre una idea, no la llevo a cabo, y después se la veo a otro digo “no, qué odio, dios mío”. A mí me sirvió ser competitivo. En un punto fue lo que me movió un poco el culo. Si no me hubiera quedado más tiempo sentado.
¿Cómo ve al clima de negocios hoy en Argentina, fundamentalmente para emprender?
Estamos en una época tecnológica, donde se necesita desarrollo tecnológico, o por lo menos adquirirlo de alguna forma. Creo que el país no está pasando por ese momento. A lo mejor es mejor ver chicos de Uruguay, de Chile, de Perú, los brasileros, los mexicanos, que están trabajando tal vez un poco más fuerte con inversiones más frescas que las que estamos teniendo nosotros. Igual creo que es totalmente coyuntural esto. El talento latino sigue siendo interesante. A lo mejor de trabajar tanto con esta desventaja nos volvemos un poco más pícaros. Creo que ahora estamos en un problema coyuntural de inversión y de tecnología.
¿Qué temas va a tratar en el IAB Forum?
Como soy el cierre, y ya había estado en el IAB de Buenos Aires, voy a contar primero cómo surgió en mí lo del contenido, cómo lo intenté llevar a cabo, cómo llegué a Vorterix y cuál creemos que es la forma de seguir. Y también, lo que decía, intentaré incentivar un poco a los que están ahí y decir que a veces los barcos se queman y no es un mal momento para que se hundan un par de ideas que veníamos teniendo. Podemos cambiarlas y llevarlas para adelante.
fuente; El Observador (Montevideo)