El cofundador de MercadoLibre habló en la última edición de Red Innova sobre su fondo de capital riesgo y sobre las ventajas comparativas de las startups locales.
Casi todo su negocio está en Latinoamérica pero fue una apuesta por una red social creada en Londres la que los hizo famosos. Lulu, la polémica página en la que las mujeres valoran el desempeño romántico de los hombres como pareja, hizo que el nombre de Kaszek Ventures sonara fuerte por primera vez fuera de América Latina, donde el fondo de capital riesgo concentra el 95% de sus inversiones. “Nos reservamos la libertad de entrar en otras cosas que nos parezcan interesantes”, explicó, Hernán Kazah, en el encuentro de Internet y emprendedurismo Red Innova que se celebra por tercera vez en Buenos Aires tras pasar por ciudades como Nueva York, San Pablo y Madrid.
Acompañado por Marcos Galperín, con quien empezó la aventura de MercadoLibre cuando los dos estudiaban negocios en la universidad californiana de Stanford hace casi 20 años, Kazah contó en Red Innova cómo su proceso de selección de emprendimientos respondía a la regla “clásica” del 1%: “De cien solicitudes que nos llegan, reservamos unas veinte para analizar en profundidad, encontramos cinco en las que consideramos que podríamos invertir y finalmente entramos en una”.
Según el sitio especializado en tecnología Crunchbase, en los cuatro años que lleva en marcha, Kaszek se convirtió en el principal fondo latinoamericano con 191,4 millones de dólares canalizados a emprendimientos de Brasil, Argentina y Chile, principalmente. “El país número uno es Brasil, por el tamaño de su mercado. En tecnología es muy importante lograr masa crítica porque los costos fijos son casi los mismos si estás atacando una población de cien o de un millón de consumidores”, explicó Kazah.
¿Y cómo se entiende que el mayor fondo latinoamericano sea operado por argentinos con sede en Buenos Aires?
En Argentina hay muy buen talento relacionado con la creatividad y con la tecnología. MercadoLibre, Globant y Despegar fueron creadas acá. Nosotros todavía vemos buenas oportunidades, especialmente de emprendedores argentinos que quieran hacer algo regional aprovechando el talento argentino y apalancándose a partir de ahí para expandirse a los mercados de la región.
¿De dónde viene ese talento?
Hay una base educativa que todavía perdura a pesar de las idas y vueltas que ha tenido el país. Por otro lado, esas idas y vueltas han generado también esa cultura emprendedora. Cuando nosotros miramos un proyecto estudiamos con mucha atención al equipo fundador, que sea hábil y pueda adaptarse a situaciones cambiantes. En tecnología, que también cambia todo el tiempo, esa cualidad es muy importante y el argentino ha aprendido a desarrollarla.
Se ha extendido la idea de un cambio de signo político en Argentina a fines de 2015. De producirse, ¿será bueno o malo para el desarrollo de las start-ups?
Ese cambio que se menciona tanto tal vez afecte más a inversiones en petróleo, en inmuebles, o en industrias más tradicionales. En la nuestra, el cambio no va a ser radical, ni para bien ni para mal.
En tu búsqueda de inversores extranjeros, ¿cuáles son los prejuicios más comunes que encontrás sobre Argentina?
Los inversores aprecian el talento argentino y no sólo en tecnología, sino también en áreas más científicas. Argentina ha creado una marca alrededor de eso. Pero también hay una marca de inestabilidad económica y de cambio en las reglas de juego que no ayuda y que asusta un poco a los inversores. En el largo plazo creemos que las perspectivas de Argentina son positivas. El celular con Internet las 24 horas del día permite que muchos usuarios empiecen a estar conectados al mundo digital y eso genera una oportunidad enorme.
Fuente: iEco.Clarin.com