Suelo leer varios blogs del ecosistema emprendedor, y uno de los que más sigo es el del abogado, emprendedor e inversor Gastón Bercún. Gastón tiene una mirada muy aguda sobre la atmósfera que permea el universo de emprendedores e inversores, y lo hace en primera persona porque él lo es en ambos sentidos. Por eso, me sentí muy identificado con su post El ecosistema emprendedor-inversor en Argentina y en Silicon Valley que escribió recientemente durante su visita al TechCrunch Disrupt. Su punto de vista es muy interesante, por eso, lo comparto aquí para que cada uno saque sus propias conclusiones:
En el post de ayer les contaba la experiencia que tuve en el almuerzo del segundo día de TechCrunch Disrupt en donde como de casualidad quedé sentado en una mesa hablando con gente de fondos de inversión y un director de una compañía que cotiza en el Nasdaq.
Agréguenle a eso que en el día 3 me di cuenta que la persona que tenía al lado mío en la conferencia decía en su cartelito “Sequoia” uno de los fondos de Venture Capital más importantes. Obviamente que hablamos e intercambiamos tarjetas.
Y después me siento con un VC, poco después del almuerzo, y me dice que su fondo tiene 350 millones de dólares para invertir, en rondas de por lo menos 5 millones de dólares y tienen mucho interés en Latinoamérica, pero no encuentra emprendedores con proyectos que realmente tengan la visión de llegar a esa envergadura ni experiencias anteriores de startups con buenos exits que agranden el mercado. Como dato este fondo acaba de invertir en un proyecto en USA valuándolo en su serie A en 30 millones de dólares ( :-0 ).
En estos 4 días en San Francisco he podido ver grandes diferencias entre el ecosistema de relaciones emprendedores e inversores en Argentina y en Silicon Valley. Algunos sabrán que para varias de las compañías en donde he participado he podido levantar rondas de inversión, de distintos tamaños. Muy pocas de ellas fueron con inversores locales.
El por qué creo encontrarlo en este contraste que quiero hacer. En Argentina me cansé de llamar por teléfono, mandar documentación, mails, pedir casi imposibles reuniones e intentar explicar mi proyecto. Muchas veces no entendía la actitud, aunque quizás sí entendí que había mucha gente que los molestaba con proyectos mal preparados.
En San Francisco las cosas funcionan distinto. Es más como un dating. Los emprendedores que buscan inversión, se capacitan, preparan y trabajan para estar listos para buscar la ronda de inversión, entendiendo además que la ronda es un momento, no un fin en sí mismo.
Los inversores por su parte, tienen el dinero y deben invertirlo. Esto hace que ellos también salgan a buscar proyectos, tengan equipos con distinto seniority para hacer este research y lo hagan con mucha rapidez y efectividad.
El otro punto en donde he encontrado gran diferencia es que al estar ambas partes preparadas para el momento, todo el proceso formal (que en latinoamérica suele ser largo) aquí dura apenas unas semanas. Todos están alineados y entienden que lo importante es que la empresa pueda tener los recursos para lograr sus objetivos.
Ojalá podríamos hacer algo de ambos lados en Argentina, emprendedores e inversores, para imitar un poco este ecosistema.