El más rico de América latina Lo llaman el rey Midas mexicano por su habilidad impar para valorizar las empresas que toma. Hijo de un inmigrante libanés, que a partir de un almacén logró una buena posición, sintió una temprana vocación por los negocios. El secreto para su crecimiento fue comprar empresas en dificultades y hacerlas competitivas. Saltó a la notoriedad al quedarse con la mayoría de la compañía mexicana de telecomunicaciones, Telmex, cuando se privatizó. Tres de las cinco empresas que más facturan en México le pertenecen. Sus tres grupos económicos valen unos 60.000 millones de dólares. Con un patrimonio de 23.000 millones de dólares, es el hombre más rico de los países de habla hispana. Este año puso un pie en la Argentina, al adquirir a Techint el 60% de Techtel. En 1940, cuando México atravesaba una fiebre nacionalizadora heredada de la revolución, nacía Carlos Slim Helu, que medio siglo después, se convertiría en el empresario estrella de la era de las privatizaciones. Manejando los hilos de Telmex -el ex monopolio estatal telefónico- alcanzó el podio de los treinta hombres más ricos del planeta, atesorando una fortuna personal de 8.000 millones de dólares, la más abultada del mundo hispanohablante. Partiendo de una discreta herencia recibida de su padre, un inmigrante libanés, y atendiendo más a su intuición que a una estrategia planificada, escribió su exitosa historia.
Hace veinte años la economía mexicana vivía épocas turbulentas que llevaron a muchos hombres de negocios a abandonar el barco. Crisis son oportunidades pensó Slim y, mientras la mayoría buscaba en las divisas extranjeras su tabla de salvación, decidió a apostar por México. Con algo de dinero y mucha osadía aprovechó la liquidación de activos y en pocos años había sobrepasado con creces el patrimonio de los más opulentos empresarios aztecas, cuyas compañías había comprado a precios considerablemente bajos y, en muchos casos, moribundas. Por su habilidad para revivirlas y por el poderío alcanzado se lo conoce como Rey Midas (aquel que convertía en oro todo lo que tocaba) o como emperador azteca. BusinessWeek y otros medios especializados lo llaman el Warren Buffet de Latinoamérica. Esta comparación no lo satisface; no se considera un financista a la manera del magnate americano sino fundamentalmente un operador de compañías.
Amante de la historia y la cultura de su país, Slim se define como un nacionalista, asegurando que su amor por México es todo lo que tiene, aunque tiene bastante más. Dirige tres poderosos holdings por medio de los cuales controla los destinos de más de cien compañías comerciales, industriales y de servicios que alcanzan una capitalización de mercado cercana a los 60.000 millones de dólares y reúnen a unos 130 mil trabajadores y ejecutivos. Un informe realizado en junio pasado por la American Chamber of Commerce muestra que tres de las cinco empresas mexicanas líderes en función de sus ventas le pertenecen. Con su brillante carrera se ha ganado el respeto de sus colegas y sus opiniones son escuchadas con atención. Una encuesta realizada por el periódico Reforma entre un amplio grupo de personas de los ámbitos empresario, periodístico y académico lo proclama como uno de los 20 hombres del siglo XX en México y como el más destacado empresario de la segunda mitad de la centuria.
Telmex, la joya mas rutilante
A los doce años, mientras cursaba sus estudios con los padres agustinos en el Instituto Alonso de la Veracruz, Carlos debutó como inversionista comprando con sus ahorros títulos estatales. Este gesto llenó de orgullo a su padre, Julián Slim, que había llegado de Líbano en 1902, escapando de la persecución que sufrían en ese país los cristianos maronitas. Como casi todos los inmigrantes de origen árabe que arribaron a América, Julián instaló un almacén, el Estrella de Oriente, con el que prosperó rápidamente. También realizó afortunadas jugadas en la bolsa y ventajosas operaciones inmobiliarias, comprando propiedades del centro histórico de la ciudad que se habían desvalorizado durante la revolución. Murió en 1953, dejando a su familia en una holgada situación económica. Dueña de un espíritu alegre y emprendedor, su esposa pudo sacar adelante a los seis hijos que pasaron una juventud placentera y sin sobresaltos. En 1962, a los veintidós años, el joven Slim Helu ya tenía bajo el brazo un título de ingeniero civil obtenido en la Universidad Nacional Autónoma de México, al que no daría demasiado uso. Los estudios no le impidieron seguir los pasos de su padre y hacerse de un pequeño capital con el que financió un viaje a Europa, varios meses de estadía en Nueva York -donde pudo observar de cerca el funcionamiento del mundo financiero- y un curso sobre evaluación de proyectos y desarrollo económico en la CEPAL, en Santiago de Chile. Después de ejercer por un corto tiempo la docencia, se dedicó de lleno a los negocios, trabajando como broker en la Bolsa Mexicana de Valores.
La carrera de adquisiciones, que hasta ahora no se ha interrumpido, se inició en 1965 con la embotelladora Jarritos del Sur, pero el despegue llegaría a fines de los 70. Sus activos se integraron en el Grupo Galas S.A., rebautizado más tarde como Grupo Carso -un acrónimo de los nombres de Carlos y su esposa Soumaya- que opera en actividades tan disímiles como grandes tiendas, restaurantes, bienes raíces, hotelería, materiales de construcción, minería, química, tabaco, metalurgia, autopartes y ferrocarriles. Posteriores inversiones darían lugar a la formación de dos nuevos holdings: Grupo Financiero Inbursa, dedicado a operaciones de bolsa, banca, seguros y administración de fondos de pensión y Carso Global Telecom, que concentra las compañías relacionadas con telecomunicaciones e Internet. En la década del 80 arribaron más de treinta empresas, incluyendo nombres de prestigio como Industrias Nacobre, Hoteles Calinda, Grupo Condumex e Inmuebles Cantabria. En ese período, una de las operaciones mas exitosas de Slim fue la adquisición del paquete mayoritario de la tabacalera Cigatam, fabricante de Marlboro en México, de la cual vendió el 50% a Philip Morris, a cambio de una participación accionaria y un lugar en el directorio de esa firma estadounidense. El broche de oro fue la compra de la cadena Sanborns, que incluía restaurantes y venta de regalos, perfumería, discos y libros, a la que se agregarían en los años 90 las tiendas departamentales Sears y las tres distribuidoras de discos más grandes del país. Así tomó forma un conglomerado que incluye más de 300 locales y varios shopping centers, presentes en 22 ciudades mejicanas.
Al terminar la década del 80 su fortuna había crecido vertiginosamente, pero aún le faltaba un largo camino por recorrer. Su nombre, hasta entonces desconocido para la mayoría de sus compatriotas, saltó a la notoriedad en 1990, cuando ganó la licitación por la privatización del monopolio estatal Teléfonos de México, asociado con France Telecom y Bell Canadá, subsidiaria de SBC Communications. El pliego exigía que el capital mayoritario perteneciera a una empresa mexicana y Carlos Slim Helu entendió que había llegado el momento de dar el gran salto. Así se sentó en el sillón presidencial de una empresa con mas de cien años de existencia, que había creado toda la infraestructura de telecomunicaciones del país, dispuesto a modernizarla y relanzarla. Hoy Telmex se ubica segunda entre las firmas latinoamericanas que cotizan en bolsa, precedida por Petrobras, e integra la lista Fortune de las 500 mayores compañías del mundo. Es vigésima entre las telefónicas por su facturación anual (10.200 millones de dólares), décima por sus ganancias y segunda por sus márgenes de rentabilidad. Atiende a diez millones de suscriptores de telefonía fija y a cinco millones de usuarios de celulares y es el mayor proveedor hispanoamericano de Internet.
Las estadounidenses AT&T y WorldCom impulsaron una denuncia ante la Organización Mundial de Comercio en su contra, acusándola de prácticas monopolísticas, cuyas repercusiones lo han convertido en uno de los personajes mas solicitados por la prensa mexicana en los primeros días de octubre. Ni lerdo ni perezoso, Slim contraatacó acusando a ambas telcos de ejercer en EE.UU. un duopolio que ahoga a los demás operadores. Aseguró que las empresas estadounidenses quieren que el mercado mexicano se les entregue en fuente de plata y que se les subsidie su entrada, además de que los activos invertidos por Telmex puedan ser usados en forma gratuita y que él no está dispuesto a permitir esos privilegios. Demostró además que se estaba manipulando la información, apelando a las cifras publicadas por Avantel -filial mexicana de WorldCom- que afirma controlar el 40% del mercado de larga distancia y recordando que esa y otras telcos afincadas en México tienen con su empresa una deuda de 700 millones de dólares por interconexiones impagas.
Empresario por vocación
Slim es un hombre de gustos exquisitos aunque, paradójicamente, muy austero. Nacido en la Colonia Hipódromo Condesa, un barrio de clase media, reside hoy en Lomas de Chapultepec, uno de los sectores más exclusivos del Distrito Federal, pero no ha adoptado las costumbres ostentosas típicas de muchos magnates latinoamericanos. No tiene jet privado, ni helicópteros, ni residencia de vacaciones. Vive en la misma casa que compró para casarse a los veinticinco años, cuando estaba lejos de su prosperidad actual. Allí no hay piscinas ni jacuzzis, pero sí muy buenos recuerdos de la infancia de sus seis hijos, que han heredado su discreción, y mucho bullicio provocado por sus nueve nietos.
Prefiere no depender de choferes, secretarias, ni sastres. Conduce su automóvil y lleva personalmente su nutrida agenda. Le gusta comprar su propia ropa pero no le interesa perder tiempo esperando que le hagan un traje a medida, cuando las tiendas de México y Nueva York -las ciudades en las que transcurre su vida- están llenas de ellos. Las reuniones de negocios no tienen como escenario elegantes restaurantes; se realizan en alguna de las cafeterías de su cadena Sanborns o, sandwich de por medio, en su espartana oficina. Es un apasionado seguidor del béisbol; conoce al dedillo las biografías de los astros de ese deporte y se emociona frente a un partido bien jugado. Otras de sus debilidades son los viajes, las colecciones de arte, los vinos franceses y los puros cubanos. Hace muy bien fumarse unos pocos cigarros, te relajan y te impiden engordar comentó hace poco en un reportaje publicado por un periódico chileno.
La sobriedad no es para el magnate azteca una postura ética sino simplemente una cuestión cultural. Heredó de sus padres sus costumbres frugales y no sintió necesidad de cambiarlas. Cree que el deseo incontenible de acumular riquezas y exhibirlas impúdicamente en público es una muestra de inmadurez, una necesidad de compensar insatisfacciones y carencias. Cuando se lo enfrenta a la aparente contradicción que existe entre su discreta vida personal y sus enormes ingresos responde que más allá de los beneficios materiales, es empresario por vocación. Así como un cirujano no deja de operar o un escritor no deja de publicar, aún cuando ya hayan ganado mucho dinero, él no quiere dejar de operar empresas.
Tecnología y democracia
En 1997 un problema cardíaco que lo obligó a recluirse en un hospital de Houston, donde se le realizó una cirugía a corazón abierto, pareció anunciar su retirada, pero el voluntarioso ingeniero se sobrepuso a la enfermedad y volvió con todo. Slim, incontenible proclamaba en su tapa la revista mexicana Época hace un año, refiriéndose a la abrumadora cantidad de inversiones que estaba encarando. Difícilmente pase una semana sin que se anuncie una adquisición o al menos una negociación en marcha. Decidido a meterse de lleno en el negocio tecnológico, el empresario azteca concentró sus esfuerzos en Carso Global Telecom y delegó en sus tres hijos varones la conducción del Grupo Carso S.A. y del Grupo Financiero Inbursa. Con el convencimiento de que la larga distancia es un commodity que dejará de existir en pocos años, busca diversificar la oferta en telecomunicaciones y asaltar la red. Internet es el corazón de la nueva civilización y las telecomunicaciones su sistema nervioso o su sistema circulatorio, afirma con contundencia. Expresa su deseo de colocar a su país a la vanguardia en este campo, y se ha puesto a trabajar para lograrlo, aprovechando la complementariedad de las empresas adquiridas en los últimos dos años, que le permite brindar servicios integrales de telefonía, Internet, e-commerce y venta de PCs para consumidores domésticos.
Esta alentadora realidad no le impide ver que los problemas socioeconómicos traban el acceso de la población a la alta tecnología. Tiene claro que México le está quedando chico y el crecimiento debe continuar fronteras afuera. Con esta intención fortaleció su alianza con SBC Communications -empresa de la que es accionista y miembro de la Junta Directiva-, desembarcó en Latinoamérica y se aventuró a ingresar al competitivo mercado estadounidense. Telmex participa en larga distancia en el sur de California y logró una licencia para proveer servicios de Internet y banda ancha en Brasil. También está operando con telefonía celular en Puerto Rico y la Florida y se está preparando para participar activamente en el proceso privatizador de varios países centroamericanos. Mientras tanto, la telco azteca está tendiendo las redes para lograr acuerdos con compañías del Cono Sur.
Estos avances se complementan con adquisiciones que dan que hablar. En el 97 Slim se quedó con la estadounidense Prodigy, pionera entre los ISP (Internet Service Providers), que estaba en franca declinación. De acuerdo a su costumbre, le puso cataplasmas y la condujo a Wall Street. Ese mismo año compró un 3% de las acciones de Apple Computer a $17; a los pocos días llegó Steve Jobs que introdujo las innovadoras iMac y en doce meses los papeles valían $100. En el rubro buscadores y portales las operaciones mas ruidosas son la compra de CDNow -líder en venta de música en la red- y la Asociación con Bill Gates en el lanzamiento de T1MSN, un portal hispano, hermano del Microsoft Network, cuya propiedad se reparten por partes iguales ambos empresarios. Entretanto el incansable Slim ha realizado varios viajes por Europa y Sudamérica en busca de activos de Internet, concretando interesantes adquisiciones y dando lugar a innumerables versiones sobre conversaciones con entrepreneurs del .com, como las que lo vinculan con Roberto Cibrián Campoy de El Sitio y Fernando Espuelas de Starmedia.
El entusiasmo que provoca en Carlos Slim Helu la revolución tecnológica es tanto económico como intelectual. Este estudioso de la historia considera que vivimos un momento de mutaciones solo comparables con las provocadas por el tránsito de la economía agrícola a la industrial, que desembocará inexorablemente en una nueva civilización. Es contundente al afirmar que Internet es más revolucionaria que la imprenta de Gutemberg porque brinda la posibilidad de transmitir la información y el conocimiento a toda la humanidad en tiempo real y esto hará que el mundo globalizado sea cada vez mas justo y democrático. Argumenta que el hombre debió pasar 10.000 años esforzándose para producir lo indispensable para su subsistencia, una actividad que ahora puede cubrirse con un 10% de la población mundial trabajando unas pocas horas por día. Esto genera que miles de millones puedan dedicarse a desarrollar su creatividad y que los bienes materiales pierdan valor frente a la inteligencia, que se está convirtiendo en el mayor generador de valor. Inteligencia y creatividad son, en su concepción filosófica, sinónimos de libertad.
De tal palo
Es un lugar común en la prensa mexicana atribuir los éxitos de Slim Helu a sus supuestas vinculaciones con el Partido Revolucionario Institucional, que ocupó el gobierno de México durante 70 años, y hasta llegó a afirmarse que era prestanombres de Carlos Salinas de Gortari. Cientos de páginas de diarios y revistas se han llenado con conjeturas al respecto, que el empresario se ha ocupado de negar sistemáticamente pero sin inmutarse demasiado. Tampoco los cambios políticos originados por la llegada de Vicente Fox al poder parecen crearle mayores inquietudes y es bastante lógico. Sus holdings acaparan un 40% de la bolsa mexicana y sus ingresos equivalen al 25% del presupuesto nacional. Difícilmente un gobierno, del signo que sea, pueda soslayar semejante cuota de poder. Ni siquiera en los meses previos a las elecciones presidenciales, cuando la incertidumbre frente a los resultados provocó cierta cautela en el empresariado, el ingeniero detuvo su fiebre compradora.
Sus críticos y detractores ponen en duda sus posibilidades de triunfar sin padrinos fuera de México. Hasta ahora la realidad parece contradecirlos. Su olfato para detectar buenos negocios le ha asegurado la confianza de Wall Street, que se puso en evidencia frente a algunas de sus inversiones más arriesgadas. En febrero último se anunció la compra de la alicaída CompUSA, la mayor cadena de tiendas de PCs de ese país, que llevaba varios ejercicios con pérdidas y sus papeles se elevaron en un 32% en una sola jornada. Con esta inversión de 800 millones de dólares, CompUSA pasó a ser la única gran empresa estadounidense totalmente controlada por un mexicano. Algo similar había ocurrido con Televisa, el grupo controlado por Emilio Azcárraga Jean, que padecía de serios problemas financieros y no lograba sensibilizar a los mercados crediticios. Buscando evitar que un socio extranjero obtuviera un espacio en la toma de decisiones, Slim anunció que Inbursa comprararía el 25% de las acciones y los papeles de la televisora lograron alzas récord en la bolsa neoyorquina durante varias jornadas consecutivas. Esta operación tiene además una significación que trasciende sus efectos financieros: de ella nace una alianza que reúne telecomunicaciones, banca, televisión, radiofonía y prensa escrita, potenciando el poder de los empresarios involucrados en la vida pública de México.
Carlos Slim Helu cree que su mayor éxito es la construcción de una familia y se muestra más que satisfecho de compartir con sus hijos las actividades empresarias. Aunque sigue siendo el padre quien detecta las oportunidades y concibe las estrategias, los jóvenes Slim, en especial el primogénito Carlos, participaron activamente en la concreción de sus inversiones mas recientes, demostrando una habilidad envidiable que hace pensar que en la economía mexicana habrá Slim para rato.
fuente: http://www.prensaeconomica.com.ar/index.php?seccion=empresarios.php&code=5
DON CARLOS SLIM HELU
ME DIRIJO A USTED PARA SOLICITARLE QUE LOS EJECUTIVOS DE SANBORNS SE COMUNIQUEN CONMIGO A FIN DE RESOLVER LA PROBLEMATICA RELACIONADA CON LA ACCESIBILDAD DE LAS TIENDAS Y RESTAURANTES SANBORNS EN APOYO A PERSONAS CON DISCAPACIDAD Y ADULTOS MAYORES ( ANCIANITOS) , PUES YA HA PASADO MUCHISIMO TIEMPO QUE ME HABLO EL SR JESUS GALLARDO,EL LIC GUTAVO ALEJANDRO TORRES RINCON EN ESE ENTONCES ME COMUNICARON QUE MUY PRONTO SE REALIZARIAN LOS TRABAJOS PARA MEJORAR LA ACCESIBILIDAD A PERSONAS CON DISCAPACIDAD Y ANCIANITOS EN QUERETARO
DON CARLOS HACE TIEMPO LE SOLICITE SU APOYO CON ESTE FIN Y FUE EL SR JESUS GALLARDO QUIEN SE COMUNICO CONMIGO PARA ATENDER MI SOLICITUD Y COMO HASTA LA FECHA NO SE A HECHO NINGUN TRABAJO AL RESPECTO SOLICITO NUEVAMENTE SU APOYO Y AHORA SI LOGRAR SE HAGAN LAS RAMPAS QUE REQUIERE PLAZA DEL PARQUE Y EL ELEVADOR QUE REQUIERE ARQUITOS
AGRADEZCO SU APOYO DON CARLOS
RESPETUOSAMENTE SOLICITO NUEVAMENTE SU APOYO Y AHORA SI LOGRAR SE HAGAN LAS RAMPAS QUE REQUIERE PLAZA DEL PARQUE Y EL ELEVADOR QUE REQUIERE ARQUITOS
AGRADEZCO SU APOYO DON CARLOS
MIS DATOS SON JORGE ERNESTO CASTANEIRA YEEBEN
Y MIS TEL SON CEL 4421459416 CASA 014422228486
QUERETARO ,QRO NOVIEMBRE 10 2011