Cameron Fous vivía una vida glamorosa hasta que decidió dejarlo todo para encontrar la felicidad y ayudar a otros a descubrirla también.
Cameron Fous lo tenía todo. La vida de este agente de bolsa era un tanto similar a la del Lobo de Wall Street, con un condominio de un millón de dólares frente a las playas de San Diego, tres autos de lujo y fiestas en yates los fines de semana. Era una celebridad en redes sociales, el modelo perfecto de un estilo de vida que muchos agentes querían imitar.
“Siempre soñé con la lujosa vida que ves en las películas: los autos, los yates, las casas, las chicas… Y siendo un agente de bolsa, lo tenía todo. Incluso hice una fiesta en mi yate con el tema de “El lobo de San Diego”, con todo el alcohol y las chicas y un equipo de video para registrarlo todo” dice Fous.
Para todos, él debía haber sido feliz. Pero las apariencias engañan.
Un tatuaje sobre su corazón dice: “El éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo”. Porque aunque Fous no era un fracaso por fuera, le estaba fallando a la persona que más importaba: él mismo. Hasta que una cita de Tinder lo convenció de vender todo lo que tenía para buscar la felicidad.
Un ‘idiota’ que lo tenía todo
“Mientras crecía, quería ser un agente de bolsa como el papá de mi mejor amigo. Su lindo BMW, sus trajes y el mercado de valores me fascinaban.”
Fous estudió finanzas para negocios en la universidad. “Durante mi segundo año en la Universidad, a mi tía le llegó el rumor de unas acciones especulativas de una biotech llamada Cytomedix. A 4 dólares la acción, todos en la familia le entramos e invertimos unos 500,000 dólares que teníamos de herencia y hasta mi auto. Me aburrí y vendí mis acciones a 6 dólares, pero mi familia seguía teniendo las suyas. De repente, las acciones cayeron a 50 centavos de dólar.”
Aunque Fous había sacado una ganancia, su familia había perdido medio millón de dólares en un día. “Esa fue mi ‘increíble’ introducción al mercado de valores, y me pegó duro. Me di cuenta de que invertir era un juego peligroso si no sabes cómo manejar los riesgos. Me enganché… Mi carrera había empezado.”
Fous empezó a vender acciones en línea y a manejar un blog de consejos para financieros en el que daba tips de inversiones gratis. Se tardó tres años en que le rindiera frutos. “Después de 12 meses vendiendo acciones, ya tenía una estrategia. Pero me tomó dos años más lograr la disciplina emocional para seguirla. Ganaba miles de dólares un día y lo gastaba todo al día siguiente.”
Para su último año en la carrera, Fous estaba ganando mucho dinero así que dejó la universidad para dedicarse al mercado de valores de tiempo completo. Lanzó el sitio Fous4Trading.com y empezó a cobrar por sus consejos. El primer mes ganó 30,000 dólares.
Todo se catapultó desde ahí. En un mes había ganado más de 70 mil dólares en venta de acciones y 100,000 enseñando a otros a hacerlo. Fous se mudó de Oregon a San Diego, California.
Se compró tres autos: un Maserati GranTurismo, un Camaro de 1968, y una Range Rover nueva para poder mover su yate de 100,000 dólares que sacaba a navegar con sus amigos cada fin de semana. Y vivía en un penthouse de 1.2 millones de dólares frente al mar.
A Fous no le impresiona demasiado hablar de esto. “Puede que estés pensando: ‘Este idiota lo tenía todo, ¿cómo es posible que no fuera feliz?’”
Fous tenía un Maserati GranTurismo, un bote de 100,000 dólares, un Range Rover y un Camaro 1968 hecho a la medida, pero era infeliz / Imagen: Cameron Fous
El dinero no compra la felicidad
Conforme la marca Fous4 despegaba, Fous se convirtió en toda una personalidad en redes sociales. Se enganchó en la escena de las fiestas, vendiendo un estilo de vida como agente de bolsa a estudiantes que querían imitar su éxito.
“Hay una idea equivocada de que las ‘celebridades’ digitales tienen la mejor vida, ese es el problema con las redes sociales” dice. “Muchos de nosotros estamos muriendo por dentro de la presión que sentimos por mostrar lo que otros esperan de nosotros. Todo el mundo tiene batallas internas, independientemente de lo que veas posteado en línea.”
Fous explica que el dinero no llenaba su vacío. Cuando no tenía dinero, pensaba que éste resolvería sus problemas. No fue así. “Entiendo porqué cualquiera pensaría que los millonarios son idiotas por sentirse infelices” dice. “Pero hay una razón por la que la gente dice que el dinero no compra la felicidad.”
Una cita en Tinder que le cambió la vida
En 2016, más de una década después de que empezara en el mercado de valores, Fous hizo match en Tinder con una chica llamada Sandra. “Fue amor a primera cita. Ese día conoció a mi mamá, se quedó a pasar la noche y básicamente se mudó a mi departamento. Loco, lo sé” dice Fous riendo.
“Sandra me inspiró a ser yo mismo, no por dinero sino por mi propio bienestar. Y fue refrescante, y el empujón que necesitaba para hacer un cambio.”
Sandra había estado viajando de tiempo completo, trabajando en el camino durante dos años. Juntos hicieron un viaje a la Ciudad de México y a Colombia. Ahí, Fous decidió mudarse a Miami para estar en la zona horaria de Wall Street. Su compañero de equipo también se mudaría de Nueva York para poner una oficina con su socio, que ya vivía en Miami.
Fous vendió todo: los autos, los relojes, el yate. Fue a Miami durante una semana para firmar el contrato de arrendamiento de un departamento de Hotel de cinco estrellas Kempinski, en el centro de la ciudad. Pero su instinto le decía que algo no estaba bien. “El dinero y los negocios me decían que sí, pero mi instinto me gritaba que no.”
Mientras tanto, Sandra seguía viajando de tiempo completo de camino a Tailandia por trabajo. Hablaron sobre irse juntos.
“Cuando vendí todo me sentí libre. No tenía nada que me atara. La idea de Miami no se sentía correcta, y tenía una oportunidad de dejarlo todo atrás y viajar con Sandra. Viajar siempre me había hecho feliz, y hacía tiempo que no me sentía feliz. Me di cuenta de que ésta podía ser la única oportunidad que tuviera de hacer algo así, y que si no la tomaba me arrepentiría el resto de mis días.”
Fue una semana complicada en Miami mientras Fous iba y venía. En el último minuto decidió no firmar el contrato. “Los chicos estaban devastados, y yo sentía que les había fallado. Creo que nunca había llorado tanto en mi vida. Fue la decisión más difícil que había tenido que tomar, pero también fue la mejor».
“Me di cuenta de que la búsqueda de la felicidad es un camino egoísta. Defraudé a mi equipo para hacer lo que sentía correcto para mi y para mi bienestar. En ocasiones tienes que ser egoísta para convertirte en la mejor versión de ti mismo, o nunca serás realmente capaz de darle algo a los demás.”
Por primera vez en mucho tiempo, Fous se enfocó en lo que haría a continuación para ser una mejor persona, en lugar de enfocarse en lo que mostraría en Instagram. “Todo lo que sabía era que estaríamos en Tailandia 30 días. El resto aún no estaba escrito.”
Jutos, él y Sandra viajaron por Asia, Europa y América del Sur, mientras Fous seguía vendiendo acciones y manejando Fous4 de manera remota. Empezó a comer mejor y a tomar menos. Se despertaba con su reloj interno, no con la alarma. Y en lugar de una Range Rover, manejaba una Scooter. Incluso Playboy contrató a la pareja para hacer un show de viajes de lujo. Grabaron varios episodios en ubicaciones exóticas, incluyendo su propia isla privada, antes de que cancelaran el show.
“Aprendí que lo más importante es el tiempo y los recuerdos que creas. Y no me malinterpreten, sigo amando mis autos y mis Rolex” dice Fous. “Pero todas esas cosas eran una felicidad a corto plazo para tapar lo roto que estaba por dentro. Tienes que ser feliz primero para disfrutar de las cosas.”
“Ahora vivo con lo que me cabe en tres maletas. Y preferiría eso por sobre tres autos cualquier día. No puedes ponerle un precio a la libertad.”
Ponerse serio
Unos meses antes de que él y Sandra partieran hacia Tailandia, Fous empezó un video blog en YouTube IKNK (que en inglés se pronuncia iconic). “Me dolía ver los comentarios en redes sociales que decían ‘A la mierda con este tío, es un idiota.’ Quería mostrarle a la gente lo que había detrás de la imagen de agente de bolsa que mostraba.
«Cuando ves estos viejos videos puedes entender por qué la gente me odiaba». Fous tenía una arrogancia y un estilo de vida que parecían insostenibles. Pero cuando Fous empezó a documentar su viaje como agente de bolsa nómada puedes verlo mucho más auténtico y vulnerable. Y fuera de cámara es aún más aterrizado.
“Quería inspirar a las personas a cambiar su vidas, a mejorarlas si no eran felices con lo que tenían. El flujo de comentarios positivos en el blog fue abrumador.” Fous suena mucho más orgulloso hablando de esto que de cualquier otra cosa que hubiéramos platicado sobre su vida. “La gente me decía lo mucho que necesitaban escuchar lo que yo estaba diciendo. Finalmente me sentí bien con lo que estaba haciendo.”
Ayudando a otros a ser icónicos
A finales de 2017, Fous y Sandra terminaron su relación en Sudáfrica, después de un año juntos. Fous siguió con su blog de viajes y vendiendo y comprando acciones. Después de 13 años de experiencia, este trabajo sólo te tomaba una hora al día, pero ya estaba casando de hablar de dinero.
A principios de este año, Fous lanzó un nuevo show en YouTube: The Profile. En él habla con influencers icónicos, emprendedores y creadores de todo el mundo sobre su búsqueda de la felicidad, el placer y la dicha en sus vidas. Hablando desde un punto de vista de marca, el show es realmente único: cada episodio se filma en una ubicación exótica diferente y la producción es de gran calidad.
Fous sigue trabajando con su equipo para manejar FOUS4Trading.com, enfocándose más en dar asesoría a estudiantes y ayudarlos a dominar la psicología detrás del mercado de valores. “Tengo grandes planes para INKN y Fous4. Pero en este momento, mis objetivos son darle prioridad a relaciones significativas y ser feliz, que es justo lo que se necesita para manejar las mejores compañías del mundo.”
“La felicidad es la nueva riqueza”.