La posibilidad de poner en marcha negocios vinculados a las nuevas tecnologías ha hecho surgir en Argentina un boom de jóvenes emprendedores que pueden cambiar el perfil industrial del país sudamericano.
Asomarse a este universo que se ha forjado en los últimos años permite vislumbrar a miles de jóvenes que investigan en universidades públicas y privadas y que han logrado avances innovadores, especialmente en biotecnología e informática.
«Hubo un gran impulso desde 2003 para el desarrollo de empresas de base tecnológica y estamos empeñados en crear un ecosistema favorable para los emprendedores», dijo a AFP la secretaria de Planeamiento y Políticas en Ciencia, Ruth Ladenhein.
En su despacho del flamante polo científico tecnológico en la capital argentina, Ladenhein -cuya oficina depende del ministerio de Ciencia y Tecnología- se entusiasma con los proyectos presentados en biotecnología y salud.
«Necesitamos una masa crítica de recursos humanos que sea capaz de comprender el momento en que estamos viviendo», dijo Ladenhein sobre la necesidad de rediseñar el perfil industrial.
Esta vanguardia de emprendedores ya permitió que Argentina, un país conocido en el mundo por la calidad de sus carnes, esté exportando más en software que en ese preciado alimento.
Actualmente se exportan 7.000 millones de dólares al año en servicios extensivos de conocimiento y en el país hay 3.780 empresas agrupadas en la Cámara de Software, mientras en los dos últimos años, se crearon 1.420 pequeñas empresas de tecnología, conocidas como ‘startups’.
Muchas de las innovaciones quedaron de manifiesto este mes en la Semana Nacional del Emprendedor Tecnológico con participación de miles de universitarios de todo el país.
En la privada Universidad Argentina de la Empresa (UADE), dos jóvenes veinteañeros sorprendieron al público con un proyecto para la elaboración de alimentos con materia prima no convencional: su objetivo es hacer harina de grillos.
«En Oriente se comen insectos porque tienen un alto contenido proteico, pero en países como el nuestro es difícil que esta costumbre se pueda incorporar, entonces se nos ocurrió transformar estos insectos en harina», dijeron los jóvenes.
El proyecto está en la etapa de obtener financiamiento, pero están confiados porque «hay muchas herramientas» para lograrlo tanto en el ámbito público como el privado.
Argentina tiene cuatro de las ‘startups’ más exitosas del mundo y líderes en América Latina como Mercado Libre, OLX, Despegar y Globant.
Las grandes empresas están a la caza de mentes brillantes, como ocurrió con estudiantes de ingeniería de Jujuy (norte) que inventaron la aplicación uSound, de bajo costo y capaz de transformar un teléfono móvil en un potente audífono para personas con deficiencia auditiva.
El grupo ya cuenta con un escritorio en las oficinas de Wayra, la potente ‘aceleradora’ del grupo Telefónica.
La industria de los alimentos encabeza el interés de los emprendedores en Argentina, un país agrícola-ganadero. Hay decenas de aplicaciones y programas para monitorear la producción desde computadoras y celulares.
Unos desarrolladores idearon Less, una lanza de metal que contiene varios sensores y que se coloca en las silobolsas (donde se acopian cereales en el campo) y permite medir los niveles de humedad y temperatura.
El grupo más grande es UNITECBlue y trabaja para la producción de baterías de litio, un recurso estratégico que se usa en baterías de autos eléctricos y computadoras. El 85% de sus reservas mundiales se encuentran en la frontera entre Argentina, Bolivia y Chile.
En biotecnología hay numerosas iniciativas, como la que dos jóvenes de la UADE llamaron «Pukavy», que quiere decir ‘sonrisa’ en idioma guaraní y es una modificación de la mandioca a través de un gen.
«Se nos ocurrió introducir un gen en la mandioca. Una proteína con propiedades de dirigir el calcio a un compartimiento intracelular y así garantizar que un mayor porcentaje llegue al consumidor», explicó Camila Cánepa.
fuente: Terra