Tim Armstrong, CEO de AOL, que adquirió el HuffPost (como la mayoría lo denomina) en 2011, describe a la fundadora como la responsable de “la construcción de una marca digital global en el punto de inflexión más importante de la historia de los medios” algo que, asegura, ha conllevado visión, liderazgo y la habilidad de cambiar al mismo tiempo que el entorno.
Fue en 2005, año en que Facebook apenas se encontraba dando sus primeros pasos y Twitter ni siquiera era una realidad, cuando Arianna lanzó su publicación en su Los Ángeles nata en un mundo digital dominado por los blogs, agregadores y reporteros tradicionales. “Nuestro objetivo era ocupar ese hueco vacío y crear un híbrido entre empresa periodística y una plataforma que funcionase como altavoz”.
A lo largo de la trayectoria del medio las críticas han estado muy presentes sobre todo por parte de los periodistas que acusaban al medio de normalizar el uso de colaboradores de manera gratuita. A esto se defendía la fundadora asegurando que su medio ofrecía una notoriedad que de ninguna otra manera habrían podido obtener estos colaboradores.
La clave del éxito del HuffPost reside en el cambio de perspectiva por el que apuesta, otorgando un aire fresco e innovador a las historias de siempre. Buen ejemplo de esto es su sección What’s Working que cuenta lo positivo de la realidad, las historias con final feliz porque “la realidad no es el 95% de las veces mala y los datos muestran que a la gente le gusta compartir este tipo de historias”, explica Arianna Huffington.
Ahora el medio que ya está presente en 15 países prepara el lanzamiento de su versión en México y China en lo que es parte de su estrategia de expansión global. Una estrategia que no está exenta de obstáculos y competidores que buscan arrebatarle el trono de internet.
Sin embargo, Arianna no se muestra preocupada sino todo lo contrario pues cree que “cuando miras el mundo en términos competitivos tiendes a mirar por encima de tu hombro en vez de hacerlo hacia adelante”.
Muchos aseguraban en 2005 que el Huffington Post era un medio destinado al fracaso y 10 años más tarde, ahora ya convertido en imperio, las críticas le siguen lloviendo a su fundadora aunque si estos comentarios no la pararon entonces, no lo harán ahora.
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