Para obtener inspiración, Steve Jobs solía sentarse en el inodoro y meter sus pies en un cuenco con agua. Yoshiro Nakamatsum, inventor del disquete, se sumergía profundamente en el agua hasta que su cerebro se encontraba desprovisto de oxígeno, y después escribía sus ideas en una libreta a prueba de agua.
Es cierto, estas costumbres pueden resultar un tanto extrañas. Sin embargo, existen otras estrategias que inducen a la creatividad y que pueden ser seguidas por prácticamente cualquiera. Estos son seis hábitos que tienen el poder de cambiar la forma en que te relacionas con la creatividad. ¡Dales una oportunidad!
1. Despiértate temprano
No todas las mentes creativas son personas mañaneras. Franz Kafka solía mantenerse despierto escribiendo, y William Styron (autor de La decisión de Sophie, entre otros best sellers) se despertaba al mediodía; su rutina mañanera consistía en quedarse otra hora en la cama para pensar.
No obstante, la mayoría de los pensadores creativos se despierta temprano. Esta lista incluye personas desde Benjamín Franklin hasta Howard Schultz y Ernest Hemmingway, aunque no todos madrugan por los mismos motivos. Franklin lo hacía para planear su jornada, mientras que Schultz usaba las primeras horas de su día para mandar correos motivacionales a sus empleados. Para muchas personas creativas, despertarse temprano es una forma de evitar las distracciones. Hemingway se despertaba a las 5 am para empezar a escribir. Alguna vez dijo: “a esa hora nadie te molesta”.
El truco para despertarte temprano es crear el hábito diario y evitar las siestas… sin importar cuán cansado te sientas. Eventualmente, comenzarás a irte a la cama más temprano para compensar el sueño perdido. Esto te hará sentir algo cansado al principio, pero pronto te ajustarás. Y, antes de que lo sepas, te unirás a la lista de los creativos mañaneros.
2. Ejercítate con frecuencia
Existe evidencia de sobra de los beneficios que el ejercicio aporta a la creatividad. Sentirte bien físicamente te pondrá en el estado de ánimo necesario para concentrarte y ser productivo. Asimismo, el ejercicio te permite reflexionar en lo que estés trabajando. Un estudio de Stanford reveló que 9 de cada 10 personas se sienten más creativas después de ejercitarse.
No es de sorprender que tantas personas exitosas y creativas hayan incorporado el ejercicio en sus rutinas diarias. Kurt Vonnegut tomaba paseos largos, nadaba y hacía abdominales y sentadillas; Richard Branson corre todas las mañanas, y los compositores Beethoven y Tchaikovsky caminaban diariamente.
3. Apégate a un horario estricto
Muchos tienen la idea errónea de que, para ser creativo, es preciso llevar una vida sin orden ni estructura y sin sentir la necesidad de hacer nada. Sin embargo, los hábitos de las personas altamente exitosas y creativas sugieren lo contrario. De hecho, casi todas las personas creativas organizan sus días de manera rigurosa. El psicólogo William James describió el impacto de tener un horario estricto en la creatividad, diciendo que el simple hecho de tener una rutina puede “liberar nuestras mentes para enfocarnos en un campo de acción realmente interesante”.
4. Conserva tu trabajo
La creatividad fluye cuando estás creando para ti mismo y para nadie más. Se torna más complicada cuando tu sustento de vida depende de tus creaciones (y comienzas a pensar demasiado en lo que tus clientes pensarán de tu producto). Quizá por esto tantas personas exitosas y creativas conserven sus trabajos fijos. Muchos de ellos, como Stephen King, quien era profesor, producían sus obras creativas mientras tenían un trabajo de 9 a 5.
Los trabajos fijos proveen la seguridad financiera necesaria para crear libremente, pero no sólo eso: también añaden estructura a tu día y hacen que el tiempo creativo sea un escape extraordinario. La lista de mentes creativas que han conservado su trabajo fijo es larga. Por ejemplo, Jacob Arabo, quien comenzó su línea de joyería mientras trabajaba en una tienda de joyas; William Faulkner, quien trabajaba en una central eléctrica mientras escribía Mientras agonizo, una de sus obras maestras, y Philip Glass, quien trabajaba como plomero.
5. Aprende a trabajar en cualquier lugar, en cualquier momento
Muchas personas trabajan en un solo lugar, y creen que es prácticamente imposible para ellas hacer cualquier cosa en cualquier otro lugar. La realidad es que permanecer en un solo lugar es una limitante; estudios han demostrado que cambiar de ambiente es beneficioso para la productividad y la creatividad.
E.B. White, autor de La telaraña de Charlotte, lo dijo muy bien: “un escritor que espera las condiciones ideales para trabajar morirá sin plasmar una sola palabra en el papel”. Lo mismo es cierto para cualquier clase de trabajo creativo. Si esperas encontrar las condiciones perfectas, probablemente te quedes esperando.
Steve Jobs creó Apple en el garage de su madre, y JK Rowling escribió sus primeras ideas para Harry Potter en una servilleta en un tren. Cuando tengas una buena idea, no esperes: ponle en acción tan pronto como puedas. Registrar esa chispa de creatividad podría convertirse en el fundamento de algo grandioso.
6. Aprende que los bloqueos creativos son tiempo perdido
Mientras lata tu corazón, tendrás la habilidad de generar ideas y ejecutarlas. Quizá no siempre sean grandiosas, pero uno de los grandes enemigos de la creatividad es la inactividad.
Jodi Picoult se refería a los bloqueos creativos de la siguiente manera: “No creo en los bloqueos creativos. Piénsalo: cuando te sentías bloqueado en la universidad y debías escribir un ensayo, ¿no conseguías hacerlo una noche antes de que tuvieras que entregarlo? El bloqueo creativo es tener demasiado tiempo de sobra. Si tienes un tiempo limitado de tiempo, simplemente siéntate y hazlo. Quizá no lo hagas de la mejor manera todos los días, pero siempre podrás editar una página mala. Pero no podrás editar una página en blanco”.
El comentario de Picoult describe la actividad creativa en general: la mejor forma de mantenerse creativo es seguirse moviendo hacia adelante.