Para el emprendedor es importante reconocer que en su ojo guarda vigas, sin embargo, muchos parecen no preocuparse y las confunden con paja. El problema es que también se confunden con el ojo ajeno y creen verlos llenos de vigas, cuando en realidad solo tiene algo de paja.
Veo a muchos emprendedores perder mucho tiempo, dinero y energía tratando de ver que hacen los de al lado. Demasiada atención puesta en un tema que no es central. No me refiero a saber en que andan los competidores sino en prestar más atención de la debida a otros emprendedores.
A veces, los pasillos de las charlas o seminarios para emprendedores parece el backstage de un programa de chismes de la farándula. Escucho que están hablando de otros y poniendo demasiada energía en la vida ajena.
La verdad es que cada vez que miramos afuera, nos desenfocamos dentro. Más de una vez, sostuvimos que emprender es como un camino espiritual y que por lo tanto, lo principal es tener la visión orientada hacia el interior de nuestro propio emprendimiento.
Hay un viejo cuento (creo que sufí) que explica bien qué sucede cuando nos concentramos tanto en lo que hace el otro:
“- ¡Qué sabanas más sucias cuelga la vecina en el tendedero!- le comento una mujer a su marido- debería comprarse otro jabón. ¡Igual debería ayudarla a lavarlas!”
El marido la miró sin decir nada.
Cada dos o tres días, cuando su vecina tendía la ropa, la mujer repetía su discurso.
Al cabo de un mes, la mujer se sorprendió al ver a su vecina tender unas sábanas blanquísimas y limpísimas, estaban como nuevas.
“¡Mira! – Le dijo emocionada a su marido – parece que ya aprendido. ¿Se lo habrá dicho alguna otra vecina?”
El marido la miró y respondió:
– “No, hoy me levante temprano y limpie los cristales de nuestra ventana”.
A veces criticamos algo que desconocemos, sin pensar que quizás somos nosotros los que estamos mal. Todo depende del color del cristal con que se mire”.
Marcelo Berenstein
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