Emprender, entre otras cosas, es tomar el volante de tu destino y conducir hacia la meta. Y como en cualquier camino que transitemos y vehículo que conduzcamos, siempre estamos sujetos a chocar. Colisionan autos, motos, trenes, barcos y aviones, ¿porqué no podrían estrellarse los emprendimientos?
Cuando te proponés bajar a la tierra tus sueños e ideas, con certeza vas a colisionar en algún momento con algún factor externo que te retrasará y obligará a modificar el rumbo de tu negocio para poder seguir avanzando.
Te subís a tu idea, encendés el motor del proyecto, comenzás a andar por el sinuoso camino de las ventas, el posicionamiento, el armado del equipo y cuando sentís que la autopista está cerca, zas!, comienzan los escollos.
Te chocás de frente con la burocracia, la falta de financiamiento, el fisco voraz, el mercado que no era tan dócil como creías, los pocos ingresos y los altos costos, etc.
Es un momento crucial, donde hay que decidir entrar a boxes y abandonar la carrera o entrar a boxes para hacer un ajuste y salir con más potencia hacia delante.
El ejemplo de la F1
Yo encuentro mucho paralelismo entre la aventura de emprender y la Fórmula 1.
Al podio llega el founder de la startup y el piloto pero ambos dependen de lo mismo para llegar a la meta: un equipo sólido y comprometido, trabajando unido por un mismo objetivo.
Promediando la carrera, un piloto de Fórmula 1 tiene que entrar a boxes para cambiar los neumáticos. Allí, lo espera un mini ejército de asistentes que levantan el auto, cambian los cuatro neumáticos, limpian el visor del casco del piloto y vuelven a bajar el auto para que continúe la carrera. Todo eso, en menos de 2 segundos.
Es un trabajo de precisión donde cada milisegundo cuenta, ya que uno extra puede significar la victoria o la derrota para el equipo.
El foco de atención está sobre los Hamilton, Leclerc o Verstappen pero por más talento que tengan, solo triunfan si todos y cada uno de los miembros de la escudería funciona como una orquesta afinada.
Con los emprendimientos pasa lo mismo. Sabemos vida y obra de Gates, Zuckerberg, Jobs, Bezos, Branson y tantos otros, quienes difícilmente podrían haber triunfado sin un equipo capacitado detrás.
El valor de la perseverancia
Cambiar 4 neumáticos en menos de dos segundos es obra de un intenso trabajo de preparación y entrenamiento. Detrás de esa velocidad y eficacia grupal hay una cantidad increíble de ensayos.
«Durante una temporada habremos completado cerca de 1.700 paradas en pits», dijo hace un tiempo Pat Symonds, miembro de la escudería Williams a la BBC
«Las prácticas se hacen en la pista durante un fin de semana y en un coche de pruebas que tenemos en la fábrica».
Cuando inicies tu startup, recordá que el camino es largo y sinuoso, que vas a poder chocar y volcar, que vas a necesitar entrar a boxes para recuperarte y seguir adelante con más fuerzas pero que nada vas a lograr haciéndolo solo. Necesitas construir un equipo con visión compartida, vas a tener que aprender a lograr unidad en la diversidad y lograr alquimia de aptitudes complementarias.
El equipo hace la diferencia. Este cuento oriental anónimo lo ilustra a la perfección la importancia de la cooperación:
«En un reino lejano de Oriente se encontraban dos amigos que tenían la curiosidad y el deseo de saber sobre el Bien y el Mal. Un día se acercaron a la cabaña del sabio Lang para hacerle algunas preguntas. Una vez dentro le preguntaron:
Anciano díganos: ¿qué diferencia hay entre el cielo y el infierno?…
El sabio contestó:
– Veo una montaña de arroz recién cocinado, todavía sale humo. Alrededor hay muchos hombres y mujeres con hambre. Los palos que utilizan para comer son más largos que sus brazos. Por eso cuando agarran el arroz no pueden hacerlo llegar a sus bocas. La ansiedad y la frustración cada son cada vez mayores.
Más tarde, el sabio prosiguió:
– Veo también otra montaña de arroz recién cocinado, todavía sale humo. Alrededor hay muchas personas alegres que sonríen con satisfacción. Sus palos son también más largos que sus brazos. Aun así, han decidido darse de comer unos a otros»
Lo importante no es siempre llegar primero sino llegar a la meta.
Feliz semana, felices emprendimientos, feliz vida para todos.
Marcelo Berenstein
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