Emprender es para todos pero no para cualquiera. ¿Cómo es esto? Sencillo: Creo que todos nacemos con capacidades emprendedoras pero si no las desarrollamos se atrofian y anquilosan hasta convertirse en un callo duro.
Sucede que muchas personas crecen al amparo de la aparente seguridad de un salario y encontraban en la relación de dependencia, una fuente no solo de ingresos sino también de comodidad… hasta que empiezan a sentirse incómodos. Y entonces se largan a emprender.
¿Por qué y cuándo comienza este proceso? Cuando la persona empieza a sentir la necesidad de independencia, anhelar pasar más tiempo con sus afectos, cuando su empleo comienza a frustrarlo, etc. Todos motivos válidos pero que no incluyen un elemento esencial para emprender: la pasión.
Emprender sin pasión puede tener un final duro de sobrellevar para el emprendedor, porque en lugar de mejorar, su calidad de vida puede lesionarse. En un trabajo asalariado, la persona trabaja entre 7 y 9 horas diarias de lunes a viernes; el emprendedor trabaja “full life” (físicamente más de 10 horas por día incluso los fines de semana). El salario (alto, medio o bajo) brinda la seguridad de saber que se cuenta con un determinado dinero en los primeros días del mes, en cambio el emprendedor, difícilmente tenga certezas de cuándo va a cobrar lo que tiene facturado. Hasta la salud física puede verse afectada.
¿Y qué tiene que ver la pasión con esto? Cuando lo que domina es la necesidad, uno se mete de lleno sin racionalizar y en lugar de un emprendimiento se tiene un autoempleo. ¿En qué se diferencia uno del otro? El autoempleado repite lo mismo que hacía en su trabajo asalariado: ocupa su tiempo aplicando sus conocimientos técnicos. El emprendedor se concentra en la visión macro, pone su foco en todas las áreas de la empresa y busca los colaboradores adecuados para crear el mejor team posible para lograr su objetivo. El autoempleado busca como cumplir sus obligaciones de corto plazo, el emprendedor piensa el negocio a largo plazo.
Por eso, si tu empleo te agotó, si querés ser el dueño de tu destino, no te largues a hacer lo mismo que venías haciendo. Para la pelota, tomate un tiempo, pensá, analizá, pero fundamentalmente, amá. Con pasión te irá bien (en el primer emprendimiento o en el último) pero sin pasión no hay triunfo emprendedor
En definitiva, tratemos de ser como el chico de este cuento:
Dos niños patinaban en un lago congelado de Alemania. Era una tarde nublada y fría. Los niños jugaban despreocupados. De repente, el hielo se quebró y uno delos niños se cayó, quedando preso en la grieta del hielo. El otro, viendo a su amigo preso y congelándose, tiró un patín y comenzó a golpear el hielo con todas sus fuerzas, hasta que por fin consiguió quebrarlo y libertar a su amigo.
Cuando los bomberos llegaron y vieron lo que había pasado, preguntaron al niño: – “¿Cómo conseguiste hacer eso? ¡Es imposible que consiguieras partir el hielo, siendo tan pequeño y con tan pocas fuerzas!
En ese momento un anciano que pasaba por allí, comentó:
– Yo sé cómo lo hizo
– ¿Cómo? Le preguntaron.
– Es sencillo, respondió el anciano, ¡SIMPLEMENTE NO HABÍA NADIE A SU LADO PARA DECIRLE QUE ERA IMPOSIBLE!
Feliz semana, felices emprendimientos, feliz vida para todos.
Marcelo Berenstein
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