Hace un tiempo te hablé sobre los emprendedores Pinocho y generé un interesante revuelo. Por eso hoy, quiero referirme a otra especie emprendedora que habita en nuestros ecosistemas y se reproducen en abundante cantidad: los emprendedores vende humo
Son muy fáciles de reconocer aunque muy hábiles para sorprender incautos.
Los encontramos en todos los eventos habidos y por haber, siempre contando versiones actualizadas de una misma historia.
Tal vez por nuestra idiosincrasia, tal vez por ingenuidad o por esa necesidad latina de tener una figura caudillesca, el emprendedor vende humo, a fuerza de carisma y verba, logra ser casi endiosado por las masas entrepreneurs.
Conozco muchos emprendedores que crearon empresas exitosas, generaron empleo y riqueza, vendieron sus compañías, siguen emprendiendo e invirtiendo pero son ilustres desconocidos para la multitud del ecosistema. Conozco muchos vende humo que nuclean un gentío en sus charlas pero nunca me enteré que hayan vendido siquiera una aspirina.
Pero el problema real no son estos personajes sino la necesidad que parece tener el ecosistema de contar con próceres para imitar. A los vendedores de humo les encantan los posters de Steve Jobs como quien tiene del Che Guevara o AC/DC.
Contra el humo se necesita…
El ecosistema necesita más transpiradores de camiseta y menos celebrities. Más humildad y menos ego.
Los buenos emprendedores pueden ayudar a disipar la humareda. El ecosistema está lleno de gente con ideas, bien intencionados, con grandes proyectos pero que tiene que luchar para llegar a fin de mes y pagar sus cuentas. Tanto humo puede dificultar su visión y hacerles más difícil el camino hacia sus metas.
Los buenos emprendedores, aquellos que trabajan en silencio, que avanzan a pasos lentos pero firmes, los que no gastan tanta energía en presentar vistosos powerpoints ni en preparar charlas edulcoradas; son como ventiladores gigantes que a fuerza de aire fresco ayudan a despejar el humo del ecosistema. Brindo por ellos.
Feliz semana, felices emprendimientos, feliz vida para todos.
Marcelo Berenstein
[email protected]
Marcelo,
¡¡¡Chapeau!!!
Un cordial saludo