A ninguno nos gusta recibir malas noticias. Pero en materia de inversiones, ocurre todo el tiempo. La compañía que prometía buen futuro, un día se encuentra superada por las adversidades, impactando directamente en nuestras inversiones y emociones. ¿Qué podemos hacer?
No hay inversiones infalibles. Siempre que alguien se involucra en una inversión, está asumiendo algún nivel de riesgo. A veces más grande, a veces más chico. También es cierto que, en el momento en que se toma la decisión de invertir, el inversor considera que el riesgo que asume está acorde con los resultados que va a recibir más adelante.
Aún así, cuando el inversor nota que sus inversiones entran en un terreno negativo, se genera una sensación de malestar y rechazo con los cuales lidiar. A nadie le gustan esas sensaciones.
No es fácil ver que las cosas no van bien. Ni siquiera es fácil sentirse cómodo al compartir con un amigo, pareja o alguna otra persona cercana, que a uno no le está yendo bien con una decisión que tomó.
Warren Buffett es uno de los hombres más ricos del mundo y amazó su fortuna en base a las inversiones que realizó a lo largo de toda su vida. Cada año escribe una carta a sus accionistas en donde repasa los resultados del año que pasó, y hace un resumen sobre sus expectativas para el futuro.
Buffett es conocido por ser uno de los pocos en admitir explícitamente los errores que él mismo considera que cometió, y generalmente es muy conservador respecto de lo que espera de sus inversiones. Sin embargo, es un inversor exitoso que entiende que nadie tiene la capacidad de predecir el futuro de las empresas y por tanto, todos están expuestos al riesgo.
Cuando hablamos de inversiones en startups, estamos tratando con expectativas de beneficios más altas que en el caso de las inversiones en empresas grandes, como lo de Buffett que comentábamos más arriba, y también estamos expuestos a riesgos más altos que esos. Sin embargo, el modo en que cada inversor reacciona frente a la pérdida, es muy similar. Por eso, más allá de haber comparado inversiones de distinta naturaleza, existen desafíos comunes. ¿Qué hacer entonces?
En primer lugar: Educación
Es importante comprender cuales son las variables que determinan el éxito o fracaso de cada inversión y tomarlas en cuenta tanto para analizar la inversión como para comprender los posibles desvíos, positivos o negativos, que pueden darse a lo largo del tiempo.
En segundo lugar: Diversificación
Si un inversor pudiera predecir cuál va a ser la mejor inversión, entonces invertiría todo ahí. Si no tuviera la menor idea, invertiría en cientos de alternativas diferentes para intentar tener algún buen resultado en alguna de ellas. Buffett suele decir que la sobre-diversificación es una protección contra la propia ignorancia. Generalmente, no ocurre ninguno de los dos extremos. Lo que se busca es un equilibrio con el mejor conjunto de inversiones que uno pueda seleccionar de acuerdo a sus objetivos.
En tercer lugar: Templanza
Si uno sabe las razones por las que realizó una inversión, entonces no hay motivo para caer en pánico si las cosas no salen como uno esperaba. Los inversores exitosos saben que las pérdidas son parte del riesgo a asumir. Pero no le tienen miedo, no se paralizan, sino que arman una estrategia que contemplen esas situaciones y las aceptan lo más rápido posible. Lo importante de cada pérdida no ignorarla, sino todo lo contrario: Aprender.
Si bien no es posible invertir sin riesgo a sufrir pérdidas, se puede hacer mucho para abordarlas