La nueva silla de oficina de los japoneses Thanko se reclina hasta quedarse completamente horizontal. Llevábamos un tiempo asumiendo que echarse una siesta en la oficina era necesario y de vez en cuando salían sillas demasiado cómodas, pensadas para adoptar una postura más relajada y sí, echarse una siesta corta de forma disimulada.
Esto quizás sea demasiado. Hay un paso muy pequeño entre esta silla y una cama hinchable y, honestamente, no sé si es contraproducente. Hay demasiadas cosas que hacer en horizontal antes que trabajar: mirar el gotelé del techo y buscar formas es muy entretenido; fijar la vista en un punto hasta ver lucecitas, ponerles nombre y establecer relaciones emocionales entre ellas es algo demasiado tentador. Empujarse por toda la habitación sin saber dónde vamos a chocar la próxima vez es poco emocionante, pero desde luego es mejor que trabajar. Eso por no hablar de las competiciones de velocidad caminando en horizontal desde la propia silla, como si nuestras piernas fueran sus patas. Poco a poco iríamos adoptando todo el trabajo a la nueva posición y terminaríamos obligados a estar en vertical para poder descansar y echar una siesta.