En la década del cerebro (1990-2000) se avanzó más que en toda la historia de la humanidad en su conocimiento.
El día del partido inaugural del mundial un parapléjico abandonará su silla de ruedas para andar en el estadio y dar el puntapié inicial, todo gracias a un exoesqueleto controlado por la actividad cerebral que ofrece feedback y obedece a las órdenes del cerebro. La paraplejía es una afección neurológica en la que la parte inferior del cuerpo está paralizada. Una interfaz cerebro-máquina, permite que se puedan accionar mecanismos a través del pensamiento que son capturados por una computadora y traducidos con una gorra con electrodos que recogen sus ondas cerebrales y las transmiten a la computadora, que los decodifica para mover los conductores. Sensores colocados en la suela del calzado le proporcionan sensaciones del mundo exterior. El traje robótico hace el trabajo que los músculos no pueden hacer. Esas instrucciones hacen que sus piernas inertes por una lesión de la médula se muevan. Unos circuitos situados en los pies de la estructura permitirán que el paciente reciba un retorno sensitivo por una piel artificial. Así podrá sentir que anda. Es una gran noticia: un gol de media cancha para la humanidad.
Es indudable que el hombre común no es educado para sacar provecho de su capacidad potencial. Los avances de las neurociencias no han bajado a la educación, hasta el extremo que si resucitara un maestro del siglo xx, podría ingresar al aula y dar sus clases sin problemas.
Isaac Asimov relata una historia aleccionadora. Mi mecánico levantó la cabeza del capó del automóvil para decirme: «Doc, un chico sordomudo entró en una ferretería a pedir clavos. Puso dos dedos juntos sobre el mostrador e hizo un movimiento de martillar con la otra mano. El empleado le trajo un martillo. Sacudió la cabeza y señaló a los dos dedos. El empleado le trajo los clavos. Escogió el tamaño que quería, y se fue. Luego entró un ciego. Quería tijeras. ¿Cómo cree que preguntó por ellas?» Levanté la mano derecha e hice un movimiento de tijeras con los dos primeros dedos. Mi mecánico se rio ruidosamente y dijo: «Él usó su voz y pidió por unas tijeras» ¿Lo han acertado muchos? le pregunté. «Muy pocos», dijo, «pero estaba seguro de que Ud. caería en la trampa.» ¿Por qué esa suposición? le pregunté. «Porque eres tan educado, Doc, que sabía que no podría ser muy inteligente». Y tengo la incómoda sensación de había algo de cierto…
Qué es la inteligencia. Personas muy inteligentes no lo son por su educación previa sino por saber tomar las mejores decisiones. Una alta capacidad de predicción les permite apostar por lo que ocurrirá, basados en el conocimiento y no en la suerte. Esto implica sacar partido del capital intelectual, que es gestionar el conocimiento, que significa registrarlo, sistematizarlo y ordenarlo para utilizarlo en el futuro.
La aspiración de la automatización es que cualquier actividad pueda ser ejecutada por máquinas, pero las empresas no existen sin personas ¿Cómo pueden seducirlas? La motivación es el motor y deberían proponerles trabajar en algo que les apasione. Para eso, la educación debería aplicar la teoría de las inteligencias múltiples para descubrir al genio interior que todos traemos al nacer.
La empresa, luego, debería proteger al genio para que se desarrolle y no quede atrapado en la lámpara de Aladino, así como hace la otra gran institución humana: la familia, que otorga responsabilidades, exige, corrige y enseña. Hasta ahora las empresas han concentrado sus esfuerzos en sus clientes. Es hora de ocuparse de sus colaboradores, aprender a seducirlos sabiendo que ellos huyen de la rutina y la burocracia.
Las empresas deben pensar qué condiciones de trabajo tienen que crear, para que decidan que ese es el sitio donde quieren estar. De lo contrario crearán la suya propia bajo sus propios principios. La única forma es que sus valores personales estén presentes en su trabajo. Cuando tengamos organizaciones inteligentes entonces las personas les entregarán incondicionalmente su compromiso y su lealtad.
El misterio del aislamiento extremo. La mente de Sarah Shourd comenzó a desvariar a los dos meses de encarcelamiento. Escuchaba pisadas, veía luces y pasaba gran parte del día en cuatro patas, escuchando a través de un hueco en la puerta. Esta mujer de 32 años estaba de excursión con dos amigas por las montañas iraquíes de Kurdistán cuando fueron arrestadas por las tropas iraníes. Las acusaron de espionaje y las mantuvieron en confinamiento en solitario -cada una en una pequeña celda-. Sobrevivió a 10.000 horas de aislamiento, con mínimo contacto humano, antes de ser liberada. Uno de los efectos alarmantes fueron las alucinaciones. «En mi visión periférica vi luces que desaparecían cuando giraba la cabeza. Escuché a alguien gritar, y me di cuenta que eran mis propios gritos cuando los guardias más amigables me tocaban para reanimarme».
El aislamiento prolongado es dañino para la salud, especialmente para la mente. La soledad interfiere con el sueño, la atención y el razonamiento; generando una respuesta de estrés. Para empezar, el aislamiento confunde nuestro sentido del tiempo. En los años 50 y 60 se rumoreaba que China utilizaba el aislamiento para «lavar los cerebros» de los prisioneros estadounidenses capturados durante la Guerra de Corea, y los gobiernos de Estados Unidos y Canadá estaban más que dispuestos a probarlo.
En la universidad McGill en Montreal los investigadores pagaron a voluntarios para que pasaran semanas aislados en cubículos a prueba de ruidos y privados de contactos. Se redujo al mínimo lo que ellos podían sentir, ver, oír y tocar. Algunos experimentaron alucinaciones sonoras. Otros imaginaban que los tocaban y uno de los hombres sintió que una bala le impactó en el brazo. Cuando salieron del experimento, les resultó difícil librarse de este sentido alterado de la realidad, estaban seguros que el cuarto se movía o de que los objetos cambiaban de forma y tamaño.
Una cosa es oír que los chinos lavan el cerebro y otra descubrir que retirando por unos días estímulos a un universitario sano podían alterar lo más profundo de su ser. Los psicólogos creen que la percepción, está acostumbrada a una gran cantidad de información, visual, auditiva y datos del entorno. Cuando la información escasea, los sistemas nerviosos que alimentan al procesador central del cerebro se disparan, pero lo hacen sin sentido. Luego de un tiempo el cerebro empieza a darles sentido, a buscar un patrón. Así crea imágenes enteras a partir de imágenes parciales.
Las emociones humanas evolucionaron porque ayudaron a la cooperación y a la función social. Sin intermediarios que ayuden a saber si son apropiadas, en poco tiempo distorsionan la identidad, alteran la percepción y la racionalidad. Parece que estando mucho tiempo solo, el sistema que regula nuestra vida en sociedad se satura. Sin embargo, no siempre el aislamiento es debilitante. Cuando al vivir esa experiencia, se le da un sentido de alguna forma a lo que pasa permite separarse mentalmente de la realidad.
Hussain al Shahristani era el consejero nuclear de Saddam Hussein antes de ser torturado y encerrado en las cercanías de Bagdad, después de negarse a ayudar a desarrollar un arma nuclear por motivos morales. Se mantuvo cuerdo durante los 10 años que estuvo encarcelado, refugiándose en un mundo de abstracciones y creando problemas matemáticos que trataba de resolver. Hoy es el viceministro de energía de Irak.
Los psicólogos que estudian el aislamiento aprendieron mucho de exploradores y montañistas solitarios. Para muchos aventureros que se privaron voluntariamente de compañía, el paisaje puede ser un sustituto efectivo que los envuelve en la grandeza o belleza de sus alrededores.
Como regla general, somos considerablemente inferiores cuando nos separan de los demás. Sin embargo, también puede valorarse de forma positiva: es posible conectarse y encontrar consuelo más allá de nosotros mismos, incluso cuando estamos solos. Ser mentalmente fuertes y estar preparados ayuda, pero el misterio neurológico de la imaginación puede derrumbar muros, penetrar cuevas heladas o crear compañeros de viaje.
Escasean las ideas. Plinio el Viejo, militar romano, naturalista y filósofo, nacido en el año 23, narró la historia de un orfebre que llevó al emperador Tiberio un plato más brillante que el oro, hecho de un material extraído de la arcilla. Tiberio, conquistador de la mayor parte de Europa, ve amenazada su fortuna al imaginar este material en manos de mucha gente. Lejos de felicitar al orfebre, manda a descabezarlo y queda enterrada la receta de este nuevo y brillante material: el aluminio. Tiberio imposibilitó que el aluminio se convirtiera en algo accesible.
En 1886, el inventor Charles Hall y el científico Paul Héroult, arribaron al método que permitió obtener aluminio mediante electrólisis; hallazgo que bajó precio y lo hizo accesible y abundante. La historia ilustra sobre el misterioso lente de escasez con el que se mira y se piensa la realidad.
En 1798, Thomas Malthus predijo la insuficiencia de alimentos ya que la producción crecía aritméticamente y la población lo hacía a tasas geométricas. La primera revolución verde aplicó técnicas agrícolas del siglo XX y potenció la producción de alimentos, anulando tal predicción. Al proyectar el futuro con paradigmas del presente, Malthus se equivocó, y mostró que el problema no fue la escasez de recursos, sino de ideas.
783 millones de personas en el mundo no acceden al agua potable. Cada 21 segundos, un niño muere por alguna enfermedad relacionada con el agua que ingiere. Dan Kamen, emprendedor e inventor norteamericano, desarrolló una máquina que transforma agua contaminada, y cualquier desecho que contenga humedad, en agua potable. Kamen demostró el funcionamiento de su invento Slingshot en las charlas Ted en 2010, bebiendo el agua potabilizada de su propio orín. La máquina, que en 2005 costaba 100.000 dólares, ahora rondaría los 2000. Una organización no tardó en sumar esfuerzos e hizo estas máquinas accesibles en Honduras, Ghana y otros destinos con serias carencias de agua.
Algo parece imposible hasta que alguien lo consigue. Hace quien ve, no quien no ve ¿Cuál es el tipo de pensamiento misterioso a recrear para poder crear? Millones de personas imaginan que el futuro será peor y miles de organizaciones trabajan para lograr lo mejor. General Electric, promovió con su proyecto Focus Forward la realización de invenciones. Kamen, el creador de la máquina de agua fue uno de los ganadores.
El pensamiento creativo puede distorsionar la realidad. En su fase inicial, genera incoherencia. El científico lo desecha porque su paradigma lo obliga a barrerlo como basura debajo de la alfombra. La creencia de que el problema es la falta de ideas y no de recursos abre caminos. Ambos tienen estrecha relación con modelos creativos de expansión (success) o supervivencia (survival), formas para pensar e impactar en la realidad.
Es imposible que existan buenas ideas si sólo nos valemos de la crítica, si las cerramos antes que florezcan. El pensamiento que sólo puede ver lo negativo, lo que no funciona de una idea, cristaliza la fragilidad. La crítica debe ser precedida de un pensamiento creador, abundante y sin límites. Si es un juego serio de experimentación, la creatividad crea bienestar, y un sentido de propósito.
Cuando la mente cree que lo imposible es posible, los pronósticos de escasez fallan. Quienes sobreviven a las tragedias dejan su enseñanza, el pensamiento escaso y muy crítico mutila la prosperidad y cercena el futuro, pronostica escasez en vez de abundancia, la falta de recursos en vez de la carencia de buenas ideas. Veamos un ejemplo de cómo los conceptos pueden cerrar la creatividad ¿Qué animal tiene orejas de gato, cola de gato, patas de gato, y no es un gato? Piense antes de continuar leyendo la solución. Respuesta correcta: La gata.
La creatividad tiene sus misterios: descubrir algo que ya existía – como Colón – o inventar algo nuevo – como Franklin, creador del pararrayos. Mientras que el ser razonable se adapta al mundo, el irrazonable lo transforma generando el progreso. El creador simboliza la semejanza del hombre con el gran creador en la primera persona de los verbos creer y crear: “Yo creo”. Creo de creer y creo de crear.
Lo que apasiona es saber si los misterios neurológicos del cerebro son capacidades naturales a descubrir o potencias a desarrollar. Creatividad, como proceso generador de ideas, e innovación, como su realización, trabajan unidos en la conversión de la fuerza espiritual en logro material.
El misterio neurológico del cerebro es que Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza y lo dotó de su poder creador. El creativo, cuando a la vez es innovador, es el mejor imitador de Dios en la tierra.
Dr. Horacio Krell Director de Ilvem, mail de contacto [email protected]