Preparar la sucesión nunca es fácil. Menos en la empresa.
Lucas Méndez acababa de ser contratado como CEO de una prestigiosa compañía de alta tecnología.
El CEO saliente se reunió con él en forma privada y le entregó tres sobres numerados: 1, 2 y 3.
– Cuando tengas un problema en tu gestión y sientas que no puedes resolverlos, abrilos respetando el orden en que están numerados, le dijo el ex-CEO.
Los primeros seis meses transcurrieron en orden hasta que las ventas se desplomaron y Méndez se vió en problemas. Tras agotar todas sus ideas y recursos, recordó los sobres. Tomó el primero, lo abrió y leyó:
– «Echale la culpa a tu predecesor».
Inmediatamente Lucas llamó a una conferencia de prensa, y dejó bien claro ante la opiniòn pública que la raíz de los problemas estaba en la gestión del antiguo CEO.
Satisfechos con sus comentarios, la prensa y la bolsa respondieron favorablemente. De inmediato comenzaron a subir las ventas, y los problemas pasaron.
Un año después, la empresa volvió a experimenta dificultades en sus ventas, combinados con problemas en la calidad de sus productos.
Habiendo aprendido de su experiencia previa, Lucas apeló al segundo sobre. El mensaje en este decía:
– «Reorganiza».
Acto seguido comenzó un extenso proceso de reorganización, con el cual la empresa resurgió con más fuerzas. Después de varios trimestres de buenos resultados, la compañía entró en tiempos difíciles nuevamente. Méndez apeló rápidamente al tercer sobre. El mensaje decía:
«Prepara tres sobres…»
