El doctor le pide una muestra de esperma a un hombre de 85 años como parte de su chequeo anual, le da un frasco y le dice:
– Lleve este frasco a casa y tráigalo mañana con la muestra de esperma
Al día siguiente el hombre de 85 años vuelve al consultorio del doctor y le entrega el frasco que se encontraba tan vacío y limpio como el día anterior.
El doctor le pregunta que pasó y el hombre le explica:
– Primero intenté lograr el cometido con mi mano derecha y nada. Después traté con mi mano izquierda y aun nada. Luego le pedí ayuda a mi esposa. Ella trató con su mano derecha, después con su mano izquierda y aún nada. Ella dijo, ya sé como. Probó con su boca, primero con los dientes puestos, después trato sin los dientes y aún nada. Vino mi suegra y dijo, » ¡¡¿¿ a mí me van a enseñar??!! » Probó un buen rato en posiciones distintas y cada vez más estrafalarias y no hubo caso. Incluso llamamos a Susi, la vecina de al lado, y ella también trató, primero con las dos manos, luego debajo del brazo y hasta apretando entre sus rodillas pero aún nada.
El doctor estaba en estado de shock:
– ¿ Usted se lo pidió a su suegra y a su vecina?
Y el viejo paciente contestó:
-Sí, Doctor, y ninguno de nosotros pudo abrir el frasco…