Algunas de las ideas más brillantes nacen de las mentes de universitarios durante el desarrollo de sus carreras académicas. Y no todas tienen que ver con la ciencia, la filosofía o la sociología; algunas son simplemente cuestión de divertirse.
Es el caso de lo que comenzó como casi un juego en el departamento que Asher Charman compartía con compañeros de la Universidad de Exeter, en Reino Unido, donde estudiaba geografía.
«Compré una pileta inflable cuando estaba en la universidad y vivía con dos amigos», le contó a BBC Mundo.
«También teníamos un proyector y una noche decidimos que queríamos disfrutar de la pileta pero que también queríamos disfrutar de la película».
Así fue que terminaron proyectando a través de la ventana de la cocina del apartamento, sobre una sábana en el jardín.
«Desde ese momento fue claro que era una gran combinación», dijo Charman, quien al instalarse en Londres decidió intentar convertirlo en un emprendimiento comercial.

Itinerante
En verano sube a techos y terrazas de bares y otros edificios y en invierno se mete en naves industriales y otros grandes espacios, como cuando BBC Mundo los fue a visitar durante las últimas navidades.
De hecho, Charman tenía planes de llevar su proyecto a centros de esquí, como una primera experiencia para expandirse más allá de Londres. Pero ahora el plan es hacer de Nueva Zelanda su primer destino internacional.
15 bañeras
Los participantes compran las entradas por internet, a precios que van desde los US$46 para un billete individual (una entrada de cine tradicional en Londres cuesta entre US$6 y US$21) a US$370 para una pileta de lujo para ocho personas.
Cuando llegan, pasan unos minutos escuchando música junto a una barra y luego se los invita a ponerse sus trajes de baño para entrar a las piletas, unas 15 de ellas.
En general, las películas no son complejos experimentos de cine vanguardista, sino más bien éxitos de taquilla que no demandan enormes esfuerzos de atención.
«Una buena película para tinas es divertida, liviana, no requiere pensar mucho, es bastante conocida, así uno puede cantar las canciones o celebrar en algunos momentos», explica Charman.
Solos o acompañados
«De ninguna manera representa la totalidad de la experiencia», cuenta. Así lo vio BBC Mundo cuando estuvo allí. Al terminar la cinta, el escenario es tomado por un DJ, que pasa música mientras los asistentes bailan en las tinas, transformando el cine en discoteca por una hora o dos.
Algunas de las películas que han proyectado son Cazafantasmas, American Pie y El Diario de Bridget Jones, por ejemplo.
Al evento se puede ir solo o acompañado, y si el grupo es de seis o más personas, se puede alquilar una bañera exclusiva.
Pero para quienes no tienen vergüenza de meterse al agua con desconocidos, está la posibilidad de pedir sumarse a una pileta compartida, para conocer gente nueva.
La idea parece haber convencido a muchos: las entradas para los eventos de agosto ya están casi agotadas.
fuente: BBC Mundo