La visión de una pecera es algo relajante. Parece que contemplar las actividades de los peces (o inactividades, más bien) lleva a un estado mental cercano al nirvana. Por otra parte, las actividades que uno realiza en el baño tienen como objetivo relajarse. Así que la unión de ambos, pecera y baño, es algo lógico y, de alguna forma, llamado a ser.
Esto no siempre es así, claro, y de vez en cuando puede haber problemas en el baño cuyas consecuencias podrán contemplarse en gotas de sudor en el suelo y arañazos en los azulejos. Dichos problemas pueden venir acompañados de gritos, maldiciones y mensajes amenazadores escritos en el espejo que dicen No más picante. En esos momentos tener testigos directos de nuestro sufrimiento no es conveniente porque acabarán pagando ellos, pero, por lo general, el retrete con pecera incorporada es una buena idea.
Como ven en el vídeo, los peces están aislados del sistema de la cisterna y no caen en cascada cuando se tira de ella. Los más crueles estarán decepcionados, lo sé, pero bastante van a tener los peces con las visiones que les vamos a regalar. Es una forma de crueldad más sutil.
Fuente: No Puedo Creer