Simon es ese juego en el que se creaban secuencias de colores y uno debía repetirlas como si le fuera la vida en ello. En las vertientes más radicales del juego a uno le iba la vida en ello. Cada color emitía un sonido infernal que con el tiempo te iba taladrando los oídos y provocando un estado de embriaguez inducida que hizo que toda una generación desarrollase tics nerviosos.
Ahora, gracias a If Industries, ese juego vuelve para instalarse en el cinturón. El cinturón Simon es completamente funcional; puede ser usado como requisito indispensable para abrir la bragueta o como simple entretenimiento en soledad. Aunque esa información sería mejor no hacerla pública. Suena peor de lo que es.
fuente: No Puede Creer