El sueño de hacer realidad un negocio, desarrollarlo y verlo crecer, es algo que está en la mente de todo emprendedor. El surgimiento de este tipo de iniciativas permite crear empleos, generar riqueza y diversificar las posibilidades económicas de muchas personas.
Sin embargo, son pocos los emprendimientos que logran mantenerse y sobrevivir. La gran mayoría queda en el camino. Quienes lo han intentado, saben lo que significan los riesgos de enfrentar de cerca la incertidumbre.
De esta realidad surgen las incubadoras de negocios. Su tarea es ayudar a ilusionados emprendedores a perfeccionar la idea y "darle la forma" para que sea un buen negocio. En Chile existen actualmente alrededor de 20 de estos programas en las universidades
La Pontificia Universidad Católica cuenta con dos de estos centros de incubación y aceleración de proyectos, a saber: Ventana UC y GeneraUC.
Pero más que una buena idea, lo que importa -dicen los entendidos- son las capacidades del emprendedor. "Una buena idea en manos de un mal emprendedor nunca va a prosperar, sin embargo, una mala idea tiene probabilidades de éxito mayores en manos de un buen emprendedor", señala María Jimena Bonilla, gerenta de EmprendeUC.
A ello se suma que más del 80% de los emprendimientos en el mundo son empresas familiares, por lo menos así comienzan; sin embargo, la mayoría no pasa de los dos o tres primeros años. Si los emprendedores persisten en su idea, entre el tercer y el quinto año es el período en que la empresa comienza su consolidación y a ver los frutos de su trabajo.
En el ámbito de los proyectos tecnológicos, el porcentaje de éxito es de uno por cada 1.000 empresas o ideas, y en el caso de los proyectos orientados a los negocios, sólo uno entre 100 proyectos llega a buen término. Para María Jimena Bonilla, la razón de tan magras cifras estriba en que en Chile no existe una cultura emprendedora. Pese a que hay múltiples instrumentos de apoyo, acceso a capital semilla y posibles inversionistas, aún falta énfasis en la formación emprendedora, que incentive la creatividad, la capacidad de trabajar bajo frustración, la perseverancia y la resistencia al cambio. Y eso, dice la ejecutiva, tiene que ver con un trabajo integral durante todo el ciclo educativo. "El emprendimiento no puede estar necesariamente asociado a las personas que intentan formar su propia empresa, sino que también se puede emprender como empleado, creando nuevos negocios o desarrollando iniciativas innovadoras".
EmprendeUC surgió hace cuatro años como una puerta de entrada al proceso de emprendimiento. Entre sus actividades contempló el Concurso Nacional de Planes de Negocios, una instancia que da el puntapié inicial a las buenas ideas o planes de negocios, y que encierra un proceso de cinco meses de talleres y actividades, durante el cual los emprendedores pueden perfeccionar su proyecto al alero de expertos y redes de apoyo.
En el concurso de este año participaron emprendedores de muy buen nivel que destacaron en el proceso como personas participativas, con disposición para aprender, con autocrítica y apertura para aceptar las sugerencias de los mentores e incorporarlas a su plan de negocio. "Los proyectos ganadores, aunque no son de una alta tecnología, son proyectos muy bien armados, que podrían ser negocios muy exitosos", señala Jimena Bonilla.
Fuente: Universia