Tiendas de alimentos naturales, mercados de abastecimiento bajo la modalidad de comercio justo, restaurantes gourmet de cocina natural. La creciente demanda de productos ecológicos genera nuevos negocios en las ciudades. Buenos Aires no es ajena a esta movida. Aquí, un recorrido que va desde los pioneros a los emprendedores nuevos de este sector en expansión.
Sábado soleado en El Galpón, un centro de abastecimiento comunitario a pocos metros de la Estación Lacroze del Ferrocarril Urquiza. Allí se consiguen verduras, frutas, lácteos, panes y todo tipo de alimentos, artesanías y tejidos que vienen del campo o comunidades rurales, directamente del productor al consumidor. Es una especie de shopping de productos naturales sin vidrieras ni luces de neón. Los compradores están tranquilos, los alimentos que compran no tienen aditivos, y además están pagando un “precio justo” por el trabajo de quienes los producen.
El Galpón fue creado en noviembre de 2005, como un espacio de “economía social” dentro de la Asociación Civil Sentimiento, cuenta Federico Arce, su coordinador. Allí, unas 300 familias de productores venden sin intermediaros a unos 2.000 consumidores que visitan el lugar los miércoles y sábados entre las 10 y las 18. Además de comprar alimentos, libros sobre ecología, alimentación saludable y economía social; artesanías, tejidos y cosméticos naturales, el predio cuenta con bar, restaurante y parrilla. “Más allá de la moda, el número de consumidores que busca mejorar su calidad de vida a través de una buena alimentación y productos naturales, viene creciendo. Este año tenemos un 60% más de compradores que el año pasado”
El movimiento orgánico se inició en el país en la década del ‘80, impulsado por productores agropecuarios que promovían métodos de producción sin uso de agroquímicos, fertilizantes ni manipulación genética. El concepto de orgánico es sinónimo de “natural” y “ecológico”, pero su uso está hoy supeditado a aquellos productos que tienen una certificación. Actualmente, además de alimentos como frutas, verduras, cereales y panificados, hay carnes, lácteos, tejidos, mermeladas y hasta vinos y espumantes orgánicos. Argentina es hoy el tercer productor mundial de alimentos orgánicos, pero el 95% de esa producción se destina al mercado externo, siendo Japón, Alemania, Reino Unido y los Estados Unidos los principales compradores.
Alejandra Santini, creadora de Aleorgánicos, un emprendimiento de producción y venta de alimentos naturales, comenzó en 1990, haciendo parquizaciones y pequeñas huertas domiciliarias. Luego, se unió a otros productores y comenzó a hacer reparto a domicilio en la zona norte de la Capital y el Gran Buenos Aires. “Al principio, vendíamos frutas y verduras. Luego, fuimos sumando aceite de oliva, harinas y panificados. Cuando comenzamos, no había mucho conocimiento aquí sobre el tema de orgánicos. Pero los extranjeros lo conocían bien. Cuando vino Sting a la Argentina, nos compró frutas a nosotros”, se ríe la emprendedora.
Mercado saludable
Dentro de lo que especialistas en marketing denominan “health & wellness”, se incluye tanto a los productos orgánicos certificados como a los alimentos dietéticos (no sólo reducidos en calorías, sino también los bajos en sodio, en colesterol, para celíacos, entre otros), suplementos vitamínicos, artículos para deportes y servicios para la salud y el bienestar. Se trata de un mercado que crece en todo el mundo y, en la Argentina, triplicó su facturación entre 2004 y 2009, de acuerdo a un reporte de Euromonitor Internacional. Las ventas de alimentos saludables (como bebidas isotónicas, barritas de cereales, lácteos funcionales como yogures con prebióticos y probióticos) superaron los $ 43 millones según esta consultora especializada en consumo. Los “menúes saludables” en los restaurantes de comida rápida y las líneas de productos dietéticos que lanzan las grandes marcas en convenio con reconocidas clínicas de salud y reducción de peso, como las del doctor Ravena y el doctor Cormillot, son ejemplos de esta tendencia.
Hoy, mantenerse saludable y joven requiere un esfuerzo que no se condice con el ritmo de vida que llevan los habitantes de las ciudades: largas jornadas laborales de trabajo sedentario, que quitan el tiempo necesario para hacer ejercicio o preparar comidas saludables. Para cubrir esta demanda han proliferado en los últimos años emprendimientos de elaboración de viandas light y restaurantes que ofrecen comida “como hecha en casa”.
“La sociedad está tomando conciencia de que hay que comer sano, no sólo por su consecuencia más notoria y directa que es la obesidad sino porque los malos hábitos alimenticios conllevan todo tipo de problemas de salud”, señala Lidia Cabezas, quien desde 1991 elabora viandas saludables para llevar a domicilio y hoy lidera la empresa familiar Deli Light. Comenzó en su casa, a raíz de una necesidad personal de cuidar su alimentación. Y hoy cuenta con una planta en Quilmes donde se elaboran menúes para distintos objetivos como perder o mantener el peso, y viandas “a medida” que se pueden adquirir refrigeradas o freezadas. También abrió dos restó bares, en Belgrano y Coghlan, donde se puede tomar algo, almorzar o cenar menúes hipocalóricos o bajos en sodio, sin privarse de un buen sabor y un ambiente cálido y minimalista. “Nuestros consumidores son personas que por una preocupación estética o de salud, necesitan reducir o mantener su peso y el recurrir a viandas les permite organizar su dieta, con menúes variados y accesibles”, destaca Cabezas.
Orgánico y fashion
“El crecimiento de las categorías de productos y servicios relacionados con la salud y el bienestar será cada vez mayor”, destaca Alexis Ansaldo, co-fundador de la consultora Organicoopers, dedicada al desarrollo de proyectos sustentables. “Hoy las personas son conscientes de que pueden mejorar su calidad de vida y la de su entorno con pequeñas acciones cotidianas, como elegir alimentos más saludables y productos que no dañan el medio ambiente”, destaca su socio, Pablo Moscato. Ambos son especialistas en Comercialización y Desarrollo Sustentable y crearon este emprendimiento que conjuga lo orgánico y el cooperativismo (de ahí su nombre).
En los últimos años, se multiplicaron en Palermo, Colegiales, Belgrano, Barrio Norte y San Telmo, los comercios y emprendimientos relacionados con la ecología, la salud y el bienestar. La movida incluye al diseño y contribuye al cambio de fisonomía de estos barrios. Éstos forman parte de la Guía Urbana, que contabiliza más de 300 emprendimientos que van desde panaderías orgánicas hasta talleres de cocina, spas y centros de terapias naturales, bares, restaurantes, deliverys, locales de aromaterapia, farmacias homeopáticas y agencias de turismo eco-friendly, entre otros rubros. Para presentar la nueva edición de su guía, el mes pasado organizaron una bicicleteada recorriendo algunas tiendas y restaurantes.
En la esquina de Gorriti y Carranza, en el corazón de Palermo Hollywood, abrió sus puertas en septiembre de 2009 Meraviglia, una tienda y restaurante de comida orgánica fundado por Mariana Chami y su padre. Hoy trabajan unas 12 personas en el local, donde además de comprar productos orgánicos se puede tomar desayunos, almuerzos y meriendas elaborados por la chef especializada Juliana López May.
“Antes de crear este emprendimiento, en mi familia llevábamos 10 años de alimentación vegetariana y saludable”, cuenta Chami. En base a esta experiencia, los emprendedores detectaron que “quienes eligen la alimentación orgánica conviven con la dificultad de abastecimiento de alimentos, ya que hay poca variedad de alimentos orgánicos disponibles en el mercado interno (la mayoría de los productores se orientan a la exportación) y al ser elaborados por pequeños productores, las cantidades son limitadas y suele haber faltantes”. Además, como son productos frescos y de estación, la disponibilidad la dicta la naturaleza y no se puede aumentar la producción de un día para el otro.
Fue en estas limitaciones que los Chami detectaron una oportunidad. Desde su local, enclavado en una zona de comercios y productoras audiovisuales, ofrecen servicio de delivery de menúes saludables. El negocio se complementa con clases de cocina orgánica y talleres de alimentación, en un lugar que por su ambientación minimalista y cuidada decoración, no desentona con los restós y tiendas de diseño circundantes.
Las Pioneras
Dentro del circuito organic-fashion de la Ciudad, hay dos mujeres pioneras cuyos emprendimientos son referentes en el sector: Angelita Rodríguez, de “La Esquina de las Flores”, y María Calzada, de El Rincón Orgánico.
En 1979, y a raíz de un diagnóstico de reumatismo precoz, Rodríguez empezó a interiorizarse sobre la cocina macrobiótica. Al poco tiempo, el cambio en la alimentación había mejorado notablemente su salud y quiso transmitir a otros lo que había aprendido. Así nació “La Esquina de las Flores”, en el cruce de Córdoba y Montevideo, una especie de oasis en el medio de la ciudad, donde además de comprar cereales y alimentos naturales, se podían hacer cursos de cocina. El negocio fue creciendo y junto a su marido Omar adquirió una panificadora en la localidad de Valentín Alsina. No conforme con eso, la pareja creó un hogar infantil y una asociación civil desde la que cientos de voluntarios llevan comida y enseñan a hacer platos sanos en escuelas y geriátricos de todo el país.
Hoy, el local insignia se mudó a la coqueta esquina de Gurruchaga y Honduras, donde también funciona un restaurante, y posee siete sucursales y franquicias.
María Calzada, en tanto, se inició en el mundo de la producción orgánica a mediados de los ‘80, con su marido, Pipo Lernoud. Comenzaron a producir trigo, maíz, soja y leche sin pesticidas ni fertilizantes, justo cuando el uso de agroquímicos para aumentar los rindes empezaba a ser un boom en el país. Lejos de ser una “moda en contra de la corriente”, la producción de orgánicos significó una opción de vida para la pareja. “Creemos en esto, no sólo elaboramos sino que consumimos orgánicos”, destaca Calzada. En 1987, se dedicaron al cultivo de hortalizas orgánicas, que distribuían de forma directa a sus clientes. Dos años más tarde, crearon la marca El Rincón, y comenzaron a distribuir sus productos en tiendas especializadas, hoteles y restaurantes, además del delivery. En la década del ‘90, fueron co-fundadores del Movimiento Argentino para la Producción Orgánica (MAPO) y participaron de la redacción de las primeras normas oficiales argentinas para la producción orgánica. También fundaron, junto a otros productores, la Asociación Eco Agro, desde donde dictan cursos de agricultura orgánica y sustentable.
Los emprendedores instalaron un almacén en la esquina de Gurruchaga y Castillo, donde se venden desde alimentos naturales hasta artesanías y tejidos y un Eco-Bar donde preparan comidas a tono con su filosofía. A partir de 2004, iniciaron la exportación de productos y servicios, y desde entonces, participan en ferias y congresos internacionales del sector. No obstante, una de las grandes “deudas pendientes” del sector es desarrollar el mercado interno, admite Calzada, quien no pierde oportunidad de difundir el concepto de alimentación natural. “Muchos llegan al Eco-bar pidiendo una gaseosa y un sandwich. Entonces les ofrecemos un jugo de frutas con una bruschetta de pan integral con verduras gratinadas y se van felices porque comieron algo nuevo, rico y sano”, asegura.
Para leer más
La producción Orgánica en la Argentina. Historia, evolución y perspectivas.
El libro, compilado por Marcelo País, ofrece las historias y anécdotas de los emprendedores pioneros de la producción orgánica; brinda una guía completa sobre las certificaciones existentes y cómo obtenerlas; y ofrece un panorama del mercado nacional e internacional. También cuenta con un apartado sobre los alimentos transgénicos y sus peligros para la salud. Contiene, asimismo, normas oficiales y estadísticas sobre producción y comercialización orgánica.
Mercado saludable
– La Argentina es el tercer productor mundial de carnes y alimentos orgánicos.
– Es el segundo país en cantidad de hectáreas certificadas como orgánicas.
– El 95% de la producción se destina a la exportación.
– El mercado mundial de productos orgánicos crece a tasas de entre el 10 y el 15 % anual desde hace una década.
– El mercado de productos para la salud y el bienestar (incluye además de alimentos orgánicos certificados, los productos light (bajos en calorías y en sodio), cosméticos naturales, tejidos y otros, triplicó sus ventas en la Argentina entre 2004 y 2009.
– Entre las categorías de productos que más crecen se cuentan los alimentos y bebidas light, las barritas de cereales, las infusiones saborizadas y los suplementos vitamínicos.
Fuentes: MAPO y Euromonitor Internacional
fuente: MAría Gabriela Ensinck (Apertura)