Puede existir talento, toda la voluntad y la determinación de trabajar en pro de un negocio propio, pero la creación de nuevas empresas demanda recursos de todo tipo, especialmente económicos. El apoyo financiero está ubicado, según el análisis del entorno hecho por expertos e incluido en el Global Entrepreneurship Monitor (GEP) del IESA, entre los elementos menos favorecedores para la actividad emprendedora.
De acuerdo con Rebeca Vidal, investigadora del Centro de Emprendimiento del IESA, las fuentes de financiamiento van cambiando conforme el negocio crece. En la etapa de preincubación e incubación, tradicionalmente, en Venezuela y el resto del mundo, las empresas nacientes se financian con recursos propios, de familiares y amigos.
Más adelante entran en juego los bancos. La investigadora del IESA cree que esto es justificable porque el sistema financiero formal tiene que estar regulado y protegerse del riesgo; “por eso es que el banco entra un poco después, cuando la empresa tiene cierta experiencia y logros que mostrar”.
La banca, a juicio de Domingo Coronil, vicepresidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE), ofrece opciones para los empresarios de las micro y grandes empresas, pero desatiende al segmento mediano. Su percepción es que “entran en unos estándares que están muy bien definidos en la banca, y que son poco flexibles”. Considera que las instituciones financieras debieran crear unas políticas más estimulantes para este sector.
Cuando la iniciativa está un poco más madura, continúa Vidal, se convierten en una alternativa los capitales de riesgo para empresas que ya existen y tienen una trayectoria, pero necesitan impulsar su crecimiento de forma temprana.
A este esquema, Lisbeth Márquez, gerente general de Negocios Digitales, agrega a los “inversionistas ángeles”, personas que aparecen en una etapa temprana del negocio, pero cuando ya ha arrancado y, generalmente, aportan montos que no son extraordinarios y no necesariamente en metálico.
“Puede ser un cliente que adelante un pago o un proveedor que retrase un cobro, lo cual facilita a la empresa seguir adelante. Mientras más sofisticado es ese inversionista ángel, más beneficiado es el emprendedor, pues podría alinearse al negocio y volver a apoyar en el futuro”, explica la vocero de Negocios Digitales, empresa especializada en la gestión de inversiones de capital de riesgo, generalmente para emprendimientos asociados al área tecnológica.
Desafortunadamente, estos inversionistas o emprendedores dispuestos a financiar un negocio, no son muy numerosos. Apenas un 0,9% de la clasificación del tipo de emprendedores del GEP está financiando actualmente una nueva empresa.
Microfinanzas en auge
Los bancos han incursionado en el nicho de las microfinanzas ante las muchas restricciones a la intermediación aplicadas a las entidades financieras privadas, tales como la imposición de carteras de crédito o tasas de interés desfavorables para los balances financieros de las instituciones. Los bancos han tenido que salir a la calle a buscar sus clientes, como dicen muchos de los voceros del sector, y una de las vías ha sido la de las microfinanzas. Esta actividad consiste en prestar servicios financieros a personas que se desenvuelven o viven en sectores populares, así como a microempresas informales.
En esta rama el banco se acerca a sus potenciales clientes, los estudia y a partir de allí ofrece el servicio que considere más adecuado, no sólo de acuerdo con sus necesidades, sino también con su capacidad de pago. “Nos conviene ir a verlas, estar cerca de ellas para comprobar si la persona tiene capacidad de pago”, comentó Juan Uslar, presidente de Bangente, institución aliada de Bancaribe.
Claudia Valladares, vicepresidenta de Banca Comunitaria de Banesco, coincide en que es diferente porque los productos, publicidad y lenguaje “están diseñados para personas que en su vida no han tenido relación con un banco y por supuesto no saben qué es un estado financiero”, indicó.
La rentabilidad de este modelo de negocio es lenta porque la logística aumenta los costos para la institución (según Uslar un microcrédito es cuatro veces más caro que un crédito normal); y tampoco las regulaciones favorecen la actividad microfinanciera. Valladares, por ejemplo, comentó que la Ley de Microfinanzas es muy escueta, pues no diferencia entre un banco tradicional y uno microfinanciero, y los supervisa de la misma manera, aun cuando los clientes y productos son diferentes.
Pero más allá de estos obstáculos y particularidades que hacen que la actividad microfinanciera sea difícil de ejercer en Venezuela, hay otro elemento que está presente en la esencia de estos bancos: la misión social. “Indudablemente esto es una institución con misión, y tiene esa dualidad de ser una entidad rentable con vocación de crecimiento, pero con una visión social que es la inclusión financiera”, aseguró Uslar.
Por su parte Valladares señaló que para realizar este trabajo se debe tener “un componente de sensibilidad social particular, porque se está todo el día en el barrio, trabajando con las comunidades”.
La alternativa oficial
Hasta febrero de 2011, se había tejido una red de 40 TBCom por distintos circuitos económicos populares en los sectores de La Vega, Caricuao, Carapita, Catia, 23 de Enero, La Pastora, Cotiza, entre otros. Se estima alcanzar, durante 2011, los 200 dispositivos en todas las comunidades de Caracas y el estado Vargas.
La información está disponible en la página web www.bancodevenezuela.com, el teléfono 0500 6425283 o la sede principal del banco.
Mercado de valores para PyMEs
El mercado de valores no es exclusivo para las grandes empresas. Una institución de inversión de capital ha prestado su experiencia para las pequeñas y medianas empresas. Se llama Crecepymes y se definen como el vehículo para capitalizar y mejorar el perfil de deuda de empresas PyMEs a través de los mercados de valores.
Se enfocan principalmente en empresas en marcha de consumo masivo (alimentos, salud, comercio y de los sectores petrolero y petroquímico), con alto potencial de crecimiento; y como empresa emisora, a través de combinaciones de acciones comunes, acciones preferidas redimibles y obligaciones, captan recursos para inyectárselo a empresas PyME con el objeto de abaratarles el costo financiero, liberarles fianzas y aumentarles el capital para crecer nacional e internacionalmente.
Crecepymes está ubicada en Caracas y sus números telefónicos son (212) 951.4610, 953.6373, 953.8877 y el correo electrónico [email protected] .