Los locos son locos hasta que tienen éxito, luego les dicen genios. Pero hasta los que tienen éxito se vienen abajo de un día para otro, cuando sus problemas se convierten en dilemas.
El éxito de resolver el problema del contagio con el aislamiento generó otro igual o mayor. Es el temor a la pérdida del status económico. El problema es el motor de la inteligencia porque tiene solución, pero el dilema presenta dos malas opciones. El aislamiento soluciona el virus, pero la pobreza también mata. Frente al dilema, algunos líderes eligen la salud y otros la economía.
En este mundo hay locos lindos y peligrosos
Un psiquiatra le mostró un vaso, una botella pequeña y un balde y le pidió a un paciente psiquiátrico que diga cuál es el mejor para vaciar rápidamente una bañadera. Para su sorpresa el paciente le dijo: ninguno, sacaría el tapón.
La crisis y los líderes
La mirada atónita de Deborah Birx, del equipo que asesora a Trump surgió al responder una de sus locas ideas. Trump le preguntó si se podía inyectar lavandina contra el virus. El video ardió en las redes. Y le respondió el mundo cuerdo.
Advirtieron que podía causar la muerte. 100 personas tuvieron atención médica al seguir el consejo de Trump.
El presidente no pega una
En 5 semanas 26,5 millones de personas pidieron el seguro de desempleo. Su carrera electoral parecía segura, con la oposición dispersa y la economía a todo vapor. Ningunear la epidemia, decenas de miles de muertos y sus disparates lo descolocaron.
El mundo se le puso patas arriba
A fines de enero estaba en su mejor momento. Logró salir del juicio político indemne, la economía volaba, firmó un acuerdo comercial con China y su popularidad era del 50%. Pero vio la crisis como un problema de China. Hoy todo cambió. Está desesperado, la crisis lo superó y la presidencia se le escurre entre las manos. La economía, se desintegró. No hay peor gobernante que él ni para EE.UU ni para el mundo. Tenía todos los recursos para poder enfrentar esta situación pero el mismo se convirtió en su peor enemigo.
La imagen del derrumbe
De Jair Bolsonaro ya no se sabe si podrá terminar su mandato. Perdió a su ministro de Salud, renunció el de Justicia, Sergio Moro, el político más popular de Brasil. El expresidente Cardoso rompió su habitual moderación para pedir su renuncia.
Hay una población indefensa ante un presidente que busca refugio en sus gobernadores, que fueron más activos en el aislamiento. Bolsonaro vive su momento de mayor debilidad. Muchos lo votaron dejando de lado su historial antidemocrático y su discurso agresivo. A Bolsonaro, se lo ve desbordado, quebrado en algunas reuniones y buscando respaldo militar para la crisis.
La imagen ambigua
La sociedad reaccionó mal como Malvinas, unida detrás de un presidente. Se lo premia por haber sido previsor. Pero es una radiografía en movimiento y aflora el hartazgo por hechos apañados por la pandemia, como la masiva liberación de presos. Es un escenario que requiere acertar con los desafíos: cómo salir del aislamiento y cómo sacar a la economía de la parálisis. Gran cantidad de centros de salud no tienen insumos. Tampoco se cumplen sus promesas de ayuda a las PyMES, las empresas siguen quebrando y el desempleo crece.
El Presidente dijo que sus modelos son Noruega y Finlandia.
En Noruega se inscriben 7,72 empresas por cada mil adultos por año. En Finlandia 3,43. En la Argentina, 0,43. El acceso a los bancos en Noruega y en Finlandia es del 100% de los adultos. Aquí es 50%.
Son economías abiertas que defienden aquello en lo que son competitivas. Argentina castiga al campo y protege actividades inviables. Convertir a los argentinos en noruegos o finlandeses no está mal, pero se camina en la dirección opuesta. Tuvo la mala decisión de bloquear la participación Argentina en las negociaciones comerciales del Mercosur con otros bloques.
Lo que lo impulsa no debe sorprender. Pertenece a una coalición proteccionista ligada a sectores que necesitan que el Estado los proteja. Y lo que resolvió fue aislarnos del Mercosur y de Brasil.
Mala praxis significa que los desaciertos son consecuencia de impericia y no de una falla de estrategia. El presidente buscó velar por la salud y eso le otorgó una aprobación enorme. Pero hoy nos invade un virus silencioso, salen de prisión exfuncionarios con causas abiertas, y la hija de la actual vicepresidenta involucrada en dos causas de graves dimensiones (Los Sauces y Hotesur) vuelve al país cuando la Justicia se encuentra inactiva ¿Quién es Alberto Fernández?
La crisis actúa como radiografía de los líderes
Expone sus virtudes de estadista y desnuda sus miserias. Salen a la luz el temple, el espíritu democrático y los rasgos de su carácter. La población los juzgará por la efectividad de sus medidas. El narcisismo, la intolerancia o el desvío autoritario solo devuelven sinsabores y contrariedad.
La pandemia no tolera medias tintas: o se transmite protección y sosiego o se ahondan el miedo y la incredulidad en quienes hasta hace poco tenían el país bajo la suela.
La imagen del aplomo del buen juicio
Angela Merkel tiene un estilo profesional que es imposible de impostar. 15 años después de haber llegado al poder, el 80% de sus conciudadanos están satisfechos por su gestión frente a la epidemia. Alemania dio un ejemplo de control, con menos muertos y hospitales que nunca se vieron sobrecargados. Durante la crisis de los inmigrantes, muchos le reprocharon su política. A veces, en tiempos de calma, su estilo inerte le jugó en contra. Esta vez se adaptó. Explica las cosas con calma, precisión y sin golpes de efecto.
Los tiempos de oscuridad existían antes
Vivíamos en una situación insostenible, en un abuso contra el planeta, el clima y la naturaleza. Éramos una sociedad de consumo sin vida interior ni satisfacción interior. No era un mundo feliz, ni mucho menos. Hoy impera una sensación de que somos una sola humanidad, que lo que le pasa a uno les pasa a todos. Estamos en cuarentena. Todo se deriva del cambio climático, como la predicción inadvertida de Bill Gates de que algo grave iba ocurrir. Hemos alterado el ecosistema que mantiene el equilibrio planetario. Los desastres naturales -pandemias, incendios, huracanes, inundaciones.- van a continuar porque la temperatura sube. El cambio climático provoca movimiento; la vida animal y la humana se acercan como consecuencia de la emergencia climática y sus virus viajan juntos por el mundo.
La realidad actual
La sociedad de consumo ofrece un radar para imitar a ricos y famosos y rompe con la lógica del asombro. El reduccionismo degrada la percepción y hace desaparecer el aura del mundo. La visión tubular, hace mirar el mundo por un tubo, insensibiliza por su baja calidad e impide ver el universo. La novedad no deja captar estructuras ricas que requieren concentración y comprensión. La palabra complementa la imagen: leer enseña a mirar. La percepción lógica aporta a los estímulos su significado. Discriminar es reconocer las partes. El vértigo por lo mecánico, es una caída que fascina y fusiona pero que no promueve la libertad. Es dejarse arrastrar por una fuerza bruta que tracciona la voluntad. En lugar del radar de la sociedad de consumo, que hace perder el juicio, debe aparecer la brújula del autoconocimiento.
Hacerse el bocho
La pandemia y el aislamiento impactan en el cóctel emocional-cognitivo con incertidumbre, preocupación y ansiedad. Se detectaron en las terapias virtuales un in crescendo de síntomas de depresión y trastorno obsesivo compulsivo, ataques de pánico y un temor a la muerte. El encierro protege del contagio, pero expone a consecuencias indeseadas. En lugar de atraer pensamientos positivos con los seres queridos se cree que algo malo les va a pasar. La desazón económica lleva a pensar en perder el trabajo. Miedo, frustración, enojo, soledad, tristeza, ansiedad, aburrimiento, desorganización, son síntomas de la locura colectiva.
Crece la confianza en los periodistas
Ellos hacen a la fabricación de consensos. En una democracia, la acción colectiva se construye sobre la base del entendimiento que alcanza una sociedad. El entendimiento funciona como mecanismo coordinador de la acción. Una clave es construir una base informativa común, donde el periodismo verifique información de interés público, la jerarquice y la ofrezca para la orientación social. Gran parte del desastre por la fiebre española tuvo que ver con países con censura, y la desinformación fue un impulso para el virus.
La vigilancia digital masiva
200 millones de cámaras de reconocimiento monitorean la circulación en China. Reciben pulseras de rastreo electrónico que se sincronizan con el GPS de su celular. En Corea del Sur, quien se acerca un infectado recibe una señal de alarma.
En Occidente para responder a la pandemia faltan datos
Por eso se decretó el cierre de fronteras y el confinamiento. Las herramientas de control por inteligencia artificial se presentan como una solución para aprovechar el potencial tecnológico. El temor es que afecten la libertad y que como los impuestos por un año terminen siendo un caballo de Troya que perpetúe.
La emergencia acelera la historia
Lo que en tiempos normales lleva años de deliberación se aprueba en cuestión de horas. El dilema es vigilancia totalitaria o empoderamiento ciudadano.
Dos años atrás, Facebook fue acusado de compartir los perfiles de millones de usuarios a la consultora Cambridge Analytica para influir en las elecciones que hicieron ganar a Donald Trump. Ante el virus todo pareciera estar justificado por miedo al contagio.
Rastrear la huella
Apple y Google van a rastrear precisamente la expansión del virus usando los teléfonos móviles. El sistema de rastreo de contactos se aplicó durante la crisis del ébola. Ahora informará con quién estuvimos, a través Bluetooth. Buscan garantizar la privacidad. Sin esta aplicación se viviría en cuarentena. El riesgo es establecer una vigilancia y recopilación de datos difíciles de revertir. No es de extrañar la renuncia a la privacidad con el fin de controlar la propagación del virus. El riesgo es ampliar el poder de los gobiernos y las empresas privadas.
Luego de los atentados a las Torres Gemelas se comenzaron a recopilar grandes bases de datos con la excusa de garantizar mayor seguridad ante posibles nuevos ataques. Corremos el riesgo de establecer infraestructuras de vigilancia sin ninguna supervisión pública.
¿Es posible compatibilizar tecnología con democracia? ¿Se puede pensar en una vigilancia democrática? En Argentina se creó “la patrulla digital”. El Estado no puede ignorar el derecho a la privacidad y a la libre expresión como respuesta a una crisis de la salud pública.
Desigualdad epistémica
El mejor ejemplo es la abismal diferencia entre lo poco que sabemos sobre estas empresas y todo lo que ellas saben de nosotros. El siglo XXI fue concebido como el inicio de la era de democratización del conocimiento, etapa de oro para la democracia digital. En cambio creamos un capitalismo de vigilancia que está colisión contra la democracia. Nuestro mayor desafío es crear la legislación que proscriba esa lógica. La tecnología digital es lo que la democracia quiere que sea.
Este desafío institucional es nuestro trabajo.
Un mundo hecho de palabras
Al cambiar dos palabras, se altera el resultado. Cuántas veces se dice: “quiero ir al cine, pero tengo que trabajar”. Se puede reformular así: “quiero ir al cine y tengo que trabajar”. “Pero” crea un conflicto. Se puede ir al cine y trabajar, hay que hallar una solución. Usando ‘y’, el cerebro procesa ambas partes de la frase y resuelve el problema.
Cambiar ‘tengo que hacer’ por ‘quiero hacer’
Es agotador sentir la obligación de hacer algo. Quien con buena voluntad acomete el trabajo, la mitad lo tiene hecho. Es efectivo tomar consciencia de que lo que se hace, incluso lo desagradable, ha sido elegido. Así el odio a las matemáticas, que es parte de la carrera. Después de hacer el ejercicio de debo por quiero, se ve que el beneficio de completar la carrera es mayor que la incomodidad de estudiar matemáticas. Pensamiento de diseño. Los giros lingüísticos son claves en la estrategia de resolución de problemas. Esta estrategia desafía la forma automática de pensar y de percibir. Al usar un lenguaje positivo, el giro optimista, logra que, un problema sea más fácil de resolver.
La cuarentena tiene peso afectivo pero esta angustia tiene un espectro variable. Se vive como restricción a la libertad, pérdida de oportunidades o un fuerte peso en lo económico. Otros se preguntan ‘cuándo me va a tocar’, ‘si tendré respirador’, ‘si me muero cómo queda mi familia’. Colectivamente nos preguntamos cuándo va a terminar todo esto, cómo uno va a quedar al salir.
Penetrar en el cerebro humano entraña riesgos
Zuckerberg prometió que Facebook pedirá autorización del propietario antes de leer su cerebro. ¿Cuándo una empresa privada como Cambridge Analytica pidió autorización para manipular el voto de los electores?
El gran hermano te vigila
En 1949 George Orwell escribe la novela 1984. La trama gira sobre un hombre que vive hastiado sin amor genuino, a no ser el que profesa al Gran Hermano. Hay tres consignas: La guerra es paz, La libertad es esclavitud, La ignorancia es fuerza.
Hay una operación sobre el pasado, quien controla el presente controla el pasado y quien controla el pasado controla el futuro. Orwelliano es sinónimo de totalitarismo.
Orwell no pudo ver el éxito de sus predicciones. El mundo fue guiado por los intereses de los que gobiernan. Allí nacen las tecnologías de la destrucción. Algunas mostraron el poder fuerte, como en la guerra, otras el poder débil pero peligroso, el poder de la seducción. Enloquecidos por las ganancias inmediatas los especialistas aceptaron fórmulas financieras con nombres exóticos que ni si quiera comprendían. El cuento del tío llegó a todos los rincones del planeta. A favor de los embaucadores hay una distancia entre decisión y consecuencias, somos libres de elegir, en eso consiste la libertad, pero no podemos impedir sus efectos.
El hombre común está mal educado, por eso Fromm decía que la libertad de pensamiento sólo tiene sentido si la persona es capaz de tener pensamientos propios. Mc Luhan concibió a la tecnología como una extensión de las facultades del sistema nervioso. Huxley en “Un tiempo feliz” anticipó al hombre actual que acepta ser esclavo a cambio de satisfacer su deseo de placer y entretenimiento. El poder inteligente, combina el fuerte y el débil, su campo de batalla es la educación. Implicaría un cambio ético que todavía no está a la vista para evitar que triunfe el control social en la conquista del cerebro.