Tenemos tres cerebros, la medicina y la psicología los tratan con remedios y terapias pero olvidan un aspecto. Que, como dijo Pascal “el corazón tiene razones que la razón no entiende”.
El sistema nervioso creció por capas superpuestas. El tronco cerebral, como el encéfalo del reptil, controla los instintos. El mamífero con la procreación por parto sumó los afectos y el cerebro emocional. El hombre agregó el lenguaje y la razón. Por tener que armonizar tres áreas en conflicto, su cerebro no es tan preciso como la mano que sustituyó a la garra. El animal nace programado, el hombre débil aunque sin la rigidez de los instintos. Su espacio de libertad es una página en blanco que el mismo completará. Por eso cada hombre es el arquitecto de su propio destino.
Con la bipedestación las manos dejaron a las piernas la locomoción y ejecutaron las tareas que realizaba la boca. Así, el rostro se aplanó. Puesto de pie, el cerebro creció. Se transformó en el símbolo intelectual y los ojos en su instrumento. En la división mente-cuerpo, la región abdominal se expresa mediante sensaciones en el estómago.
El hombre vivía de la caza descubriendo su presa por sus rastros en la tierra. Descifrarlos fue el comienzo del proceso que condujo a la escritura. El arte de adivinar reunía el diagnóstico y el pronóstico a través del gesto más antiguo de la historia intelectual: el cazador en el barro examina las huellas de su presa. Con el lenguaje verbal, se creó un mundo cultural. En el hemisferio izquierdo se alojó la destreza de pensamiento y en el derecho la del sentimiento y la intuición.
La noción de identidad surgió de un cuerpo de fibras que conectó a estas dos formas diferentes de pensar. Cuando este cuerpo es seccionado se pierde el sentido de unidad.
En tu cabeza hay dos hemisferios cerebrales. El izquierdo se ocupa de las cuestiones lógicas. Con el haces las cuentas y razonas usando argumentos. La materia prima con la que trabaja es el lenguaje.
El hemisferio derecho trabaja con analogías. Con este hemisferio visualizas, sientes, imaginas, sueñas y se te ocurren las ideas. La materia prima es la imagen.
Cuando escuchas la palabra mesa el hemisferio izquierdo piensa en una estructura que tiene cuatro patas con una tabla donde puedes apoyar cosas o escribir, etc. El hemisferio derecho imagina una mesa, la que tiende a coincidir con una que ya conoces o tienes en tu casa.
Los sentidos son la puerta de entrada de la información al cerebro y se conectan con el sistema nervioso que la lleva a los lóbulos frontales que procesan las funciones típicas.
Los hemisferios se conectan entre sí por el cuerpo calloso que es un manojo de fibras nerviosas y también con la médula espinal. Ella se ocupa de manejar las funciones vitales y la respiración, el latir del corazón, la tensión arterial, el funcionamiento estomacal. Función que realiza por medio del sistema nervioso vegetativo, que se divide en dos sistemas: simpático y parasimpático.
El sistema parasimpático rodea al sistema simpático por arriba y por abajo. El simpático produce adrenalina, que es la hormona generada ante las emergencias, que calienta al cuerpo, tensa y moviliza los músculos para enfrentar el peligro o para huir. Para impedir que un incendio destruya tu cuerpo, los bomberos parasimpáticos, uno de arriba, y otro de abajo, se ocupan de enfriar.
Vivimos en un mundo muy acelerado que trae problemas en el día a día, lo que hace que tu organismo acumule un estrés, que perjudica tu salud. Esto se manifiesta en la producción de
Adrenalina, una hormona que hace que las venas se compriman aumentando la tensión arterial, y por ende disminuyendo la sangre y el oxígeno que llegan a los órganos y al cerebro.
Al llegar menos nutrientes empeora el rendimiento del cerebro, ya que se desconectan zonas vitales para el razonamiento, lo que produce despistes, errores, y rebaja de la concentración. Los músculos se tensionan, las defensas disminuyen, y quedas más vulnerable a las enfermedades. Como el corazón late más deprisa, el cerebro también trabaja a un ritmo demasiado acelerado, antinatural y peligroso, lo que percibes con sensaciones de miedo, estrés, ansiedad o pánico.
Se rompen las barreras
Si se bombea demasiada adrenalina al cuerpo y al cerebro se supera la barrera personal, y puede sobrevenir un ataque de pánico, que puede llevar a la muerte o al burn out (cerebro quemado). Aun sin llegar a ese extremo se dilapidan preciosos recursos naturales.
Para evitarlo hay que saber relajar al sistema nervioso simpático, activando a su contrario, el sistema nervioso parasimpático. El cuerpo sólo se regenera cuando predomina el parasimpático, que disminuye la Adrenalina y hace crecer la Noradrenalina. Ella estabiliza el ritmo metabólico, el corazón late en forma tranquila y sana, la tensión se estabiliza, los capilares y las venas se dilatan aumentando el riego sanguíneo y mejorando la regeneración celular de tejidos, órganos y músculos. La capacidad intelectual también mejora, porque se conectan las partes desconectadas. Las ondas cerebrales recuperan su equilibrio, el coeficiente intelectual crece, como la destreza para resolver problemas, la lucidez se dispara, mejoran los reflejos y se recupera la tranquilidad y la felicidad.
El lado creativo se encarga del sentir, del amor, de la felicidad, del entusiasmo. La gente es infeliz cuando su lado Creativo está apagado, mientras que el lado Lógico está demasiado activo.
Para arriba o para abajo
Cuanto más aceleres, más atento y alerta estarás. Si las ondas cerebrales siguen aumentando pasas de sentir sorpresa, a tener miedo y estrés. Y si vas muy para arriba, puedes sufrir ataques de pánico. El hemisferio lógico controla el sistema simpático y el proceso comienza con la atención (y ya comienza a producir un poco de adrenalina). Si llega a más pasas a un estado de alerta, a ponerte nervioso, al miedo y al bloqueo cerebral.
Por el contrario la activación del hemisferio derecho, incentiva la parte superior del sistema parasimpático, te hace sentir cada vez mejor, primero alegre, luego feliz, sentir amor, fe y hasta el estado de iluminación. Si se activa el sistema parasimpático inferior, te sientes primero relajado, atractivo y finalmente muy entusiasmado.
La naturaleza brinda los dos mecanismos para poder frenar y evitar los extremos. Lo correcto es alcanzar ambos sentimientos positivos al mismo tiempo. El que tantas filosofías desprecien uno u otro, es porque sólo activan uno al mismo tiempo, y es de esa ignorancia surgen sus prejuicios.
Los que hacen de su vida un infierno, y la llenan de miedo, ansiedad, estrés y depresión, se están autogenerando su conflicto por un exceso de estimulación simpática. Estas personas precisan aprender a frenar sus impulsos negativos y a activar su sistema parasimpático para poder apagar el fuego y disfrutar de la vida. Todos debemos aprender a usar el cerebro.
Las estrategias mentales
El sistema simpático no es el malo de la película, sino también un don. Es como un cuchillo. El cuchillo no es bueno ni malo, todo depende del uso que se le dé. El simpático hace que tu corazón se contraiga y lata cada segundo. A cada segundo, el sistema simpático contrae tu corazón. Acto seguido el Parasimpático lo relaja, es un trabajo en equipo que consigue que el corazón lata y que sigas vivo.
Las partes del cerebro y del sistema nervioso deben convivir en armonía. Actuando en soledad y por su cuenta no podrías sobrevivir. Son como el ciego y el paralítico perdidos en el bosque. Sólo se salvan si el paralítico se sube sobre la espalda del ciego y le indica el camino a seguir.
Las estrategias mentales dan forma física a las estrategias naturales, realizando procesos cerebrales y acciones físicas que producen unos u otros resultados. Los buenos resultados provienen de usar la estrategia correcta. Las personas excepcionales, como los triunfadores, los genios y los sabios, tienen muchas opciones, pero las personas normales sólo cuentan con unas pocas.
Con tan pocas alternativas, es casi imposible que una persona media pueda triunfar. Muchos de los problemas se originan en la educación. Una de las estrategias se conoce como ortografía correcta o eficiente-perfeccionista. Eso da muy buenos resultados en el mundo ficticio de la escuela. Pero no para enfrentar al mundo real. Cuando una persona es educada para que tenga una imagen mental de cómo tiene que ser su vida perfecta, por cada pequeña cosa que se distinga, sentirá que es una desgracia. No le importará lo bien que vayan las cosas, sino la comparación con su imagen mental.
El mecánico 1 usa la teoría de la Ortografía Perfecta para reparar un auto. El Mecánico 2, aprendió una Ortografía abierta, y le ponemos a reparar el mismo auto. Ahora, estamos fuera de la escuela y las circunstancias son reales y ninguno cuenta con todas las herramientas y piezas de repuesto que necesita. El mecánico 1 se siente fatal, e informa a su cliente que no puede reparar el auto hasta dentro de una semana, que es cuando le llegará la pieza de recambio y la herramienta especial. Naturalmente el cliente se queja, se enfada y saca el coche del taller. Sin embargo el mecánico 2 no tiene problemas, improvisa una herramienta con un trozo de neumático viejo y un alambre torcido. Con él escarba cierta parte del motor. Luego toma una pieza «parecida» de otro tipo de auto, la lima un poco para adaptarla, la coloca, une la junta con un poco de cinta y listo. El cliente, contento por tener el coche en una hora, le paga y promete traer a sus amigos.
Osho dijo: “El arte puede crear belleza, la ciencia descubrir la verdad objetiva y la conciencia la realidad subjetiva. Y juntas pueden hacer completo un sistema educativo”.
Tenemos tres cerebros, la medicina y la psicología los tratan con remedios y terapias pero olvidan un aspecto. Que, como dijo Pascal “el corazón tiene razones que la razón no entiende”. Desde pequeños deberíamos educar a nuestros hijos para que sepan armar su cerebro trino, que asocie los instintos, emociones y pensamientos. Que aprendan a alimentar el cuerpo, el corazón, el cerebro y el espíritu, a conocerse a sí mismos.
No existen vientos favorables para los que no saben a dónde quiere arribar. El mundo entero se detiene ante un hombre que sabe lo que quiere. El poder inteligente es un querer con eficacia. Finlandia lo entendió e hizo de la educación su política de estado. La educación es la industria pesada de una nación, porque es la que fabrica ciudadanos.
La clave del cambio educativo pasa por enseñar a los niños cómo funciona su cerebro y las mejoras prácticas que optimizan su capacidad. Educar proviene del latín y significa sacar de adentro el potencial y empowerment quiere decir poder interior.
Para sacar de adentro el potencial y para administrar eficazmente el poder interior se necesita aprender a aprender, es decir dominar una metodología intelectual. Porque, como dijo Nietzche, “los métodos son la mayor riqueza del hombre”.