Ahora que Rogue One, la última criatura de Disney ya puede verse en todo el mundo, es un buen momento para analizar la película y su producción para descubrir algunos de los secretos y formas de trabajo que pueden hacer el éxito de una película… o de cualquier empresa.
1.No tengas miedo de repetir la fórmula
Una vez que has encontrado un patrón que funciona, un modelo de negocio acertado o un producto que tiene una buena recepción: no tengas miedo de repetir y repetir.
Mucha gente se pregunta cómo es posible que la saga de Star Wars siga teniendo tantos derivados (secuelas, precuelas y ahora también spin offs). Lo cierto es que para algunos críticos Rogue One es la mejor de las pelis de la saga de los últimos 33 años.
En materia de crítica nada es unánime, por supuesto, pero lo que uno debería preguntarse no es si se debe repetir un éxito o no. La pregunta correcta es cómo repetirlo.
Cuando se repite un modelo exitoso (algo absolutamente recomendable), la innovación pasa por cómo mantener o superar la calidad, al ofrecer básicamente el mismo producto.
La respuesta a ese interrogante, por supuesto, está íntimamente ligada con el equipo a cargo del desafío. Esa es la próxima lección.
2. Apuesta al talento por sobre la experiencia
Una de las primeras informaciones que surgieron apenas se supo que se iba a rodar la película, fue que su director iba a ser Gareth Edwards.
Este dato llamó la atención ya que Edwards, después de un lanzamiento exitoso en 2010 con una película de bajo presupuesto pero muy lograda (Monsters), sólo tenía como éxito a mostrar la remake de Godzilla de 2014. Es decir, obviamente no tenía un track record excesivamente extenso.
En otras industrias un puesto clave de esas características tendería a ser confiado a alguien con más batallas ganadas. No en Disney.
Por supuesto esto no quiere decir que la experiencia no sea valiosa. Lo es y mucho. Solamente que cuando hay que valorar y hacer una apuesta por un talento relativamente nuevo es lógico que no tenga tantos éxitos o años de experiencia en su carrera. Y esto no debe ser un obstáculo.
3. No siempre las empresas grandes arruinan la creatividad de las pequeñas
En otras industrias suele verse que la compra de pequeñas empresas innovadoras por parte de grandes conglomerados ahoga en cierta medida su creatividad o dinamismo.
Cuando en 2012 Disney compró Lucas Films por 4.000 millones de euros el mundo empresario no sólo se sorprendió por el monto involucrado sino que miró con una ceja levantada la movida estratégica.
¿Sería posible recuperar ese dinero? ¿Vale lo mismo Lucas Films como empresa independiente (en términos de su capacidad de crear productos exitosos), que como división de Disney?
El año pasado el estreno y éxito masivo de Star Wars: El despertar de la fuerza (la primera entrega de la nueva trilogía que recaudó 2.000 millones de euros), comenzó a develar el primer interrogante.
No se ve tan arriesgada la apuesta de Disney ahora que el universo de Star Wars se expande en todas las direcciones, con parques temáticos planeados incluso.
Pero este éxito comercial va obviamente de la mano de que Lucas Films siga produciendo en el mismo nivel de creatividad y calidad que lo viene haciendo.
Hasta ahora no ha defraudado, lo que demuestra que su integración dentro de una compañía más grande sólo le ha dado más recursos y más canales para explotar sus creaciones.
Menos mal, ya que Disney tiene planeado lanzar una película por año hasta 2020.
Cuentan con esa creatividad.
4. No te rindas al primer intento
La historia de cómo se gestó Rogue One es reveladora y una pequeña novela en sí misma. En 2003, durante la posproducción de La Venganza de los Sith, el director de efectos especiales John Knoll trabajaba junto con Lucas cuando tuvo la idea del argumento.
Sabíamos desde la primera película que los planos de la Estrella de la Muerte había sido robados. Pero, ¿cómo? Ese sería el nudo de la trama.
El problema fue que Lucas no compartió su entusiasmo y la idea quedó olvidada por años.
Luego llegó Disney y sus planes de desarrollar filmes que no fuesen estrictamente parte de la trama principal (los famosos spin offs), y comenzaron a buscar ideas.
Momento perfecto para que Knoll desempolvara su argumento y lo propusiera a sus nuevos jefes, esta vez sí con éxito. Más de una década después.
No había cambiado la idea. Sólo el momento.
Así de valioso es el timming en la innovación. No desesperes, ten siempre tu idea a mano.