Para algunos querer es poder. Saber lo que uno quiere es un factor muy importante, pero es tan solo la mitad de la tarea. Lo que resta es concretarlo. En caso contario generar frustración. El poder inteligente y positivo es un querer con eficacia.
Heridas narcisistas. A lo largo de la historia el hombre recibió varios golpes a sus creencias egocéntricas según las cuales era el centro de todo.
Copérnico reveló que la Tierra no es el centro del universo. Darwin que hombre es un animal entre muchos. Freud con el psicoanálisis, descubrió que el hombre no es dueño de sus propios pensamientos y acciones sino que es manejado por factores inconscientes. Mc Luhan concibió a la tecnología moderna como una extensión de las facultades del sistema nervioso humano que terminaría por atraparlo. Aldous Huxley predijo en 1930 al hombre actual que aceptaría con satisfacción ser esclavo a cambio de satisfacer sus deseos primitivos de consumo y entretenimiento.
¿Está el hombre condicionado por la herencia, los instintos, los genes, los memes culturales o es libre para elegir su futuro? Para Erich Fromm la libertad de pensamiento tiene sentido cuando alguien es capaz de tener pensamientos propios. La educación que debería ser la herramienta que le otorgue libertad a su imaginación hoy está al servicio de los que pretenden destruirla.
El poder de satisfacer nuestros deseos parecería ser la alternativa que nos seduce y quizás la única que nos queda.
¿Cómo anda tu Ego? Una de las connotaciones de Ego lo define como el aprecio exagerado por uno mismo. La que estudiaremos aquí lo define como una entidad psíquica que se va construyendo a nivel inconsciente con el aprendizaje y la experiencia, las que van forjando las creencias y los hábitos. La falta de conciencia de esta situación nos hace pensar que somos eso que venimos haciendo y experimentando. Darnos cuenta de la existencia del Ego, como un Yo no creado por nosotros sino impuesto por el medio, permite que aflore lo que permanecía dormido.
Al disociar un yo observador de uno mismo es posible mirar de otro modo. Notar la presencia hasta ese momento inadvertida de lo que uno es se logra cuando la mente se conecta con su fuente espiritual y recién entonces el sujeto puede elegir por sí mismo.
Aprender a ser. Es el primer principio de las 4 A de la educación. Pero el autoconocimiento del verdadero YO no es prioritario en la educación actual, focalizada en el conocimiento del mundo externo. El Ego es premiado por dominar las 3 A restantes: aprender a hacer, a aprender y a convivir. Aprender a ser es un aprendizaje duro que pocos hacen. Esto genera psicopatologías varias que van desde no saber lo que se quiere hasta ignorar lo que uno es. Eso rebaja la autoestima y afianza un Ego distinto al Yo real.
Esa creencia falsa, lo que uno cree que es, impide lograr lo que ansía y traba el desarrollo de lo que podría llegar a ser. El sujeto se identifica con el Ego que es un fragmento de sí mismo, una máscara y desconoce la dependencia a la que se somete, hasta que un buen día se da cuenta. El riesgo es que no descubra a su genio interior y quede atado a roles no alineados con su centro espiritual. Eso hace que nadie esté contento con lo que hace.
Operar sin identidad. El creador del Ego es la mente que a su vez es dirigida desde afuera por una sociedad de consumo que ofrece siempre lo nuevo y genera el miedo a no poder tenerlo. Así se carece de paz y felicidad en el presente. Un cuerpo sin mente es un vegetal sin capacidad de sentir, de pensar o de actuar. Una mente sin conciencia produce un Ego frágil.
El aprendizaje se da en contextos sociales, pero aprender a ser es posible sólo cuando se llega al origen de lo que se siente, eso que las emociones se encargan de manifestar. Cuando la mente se alinea con la conciencia optimiza la capacidad de elección.
Tomar las riendas. La mente que no abreva en su fuente espiritual carece de señales orientativas, el Ego vaga errante y las emociones no forman parte del espíritu. Los éxitos son fugaces y los traumas se internalizan. En cambio ancladas al espíritu brindan la sensación de unidad, amor, integración y paz. La mente puede tener un programa que opere mal y origine un ego dividido, infectado por los virus que pululan en el contexto.
El mundo es un espejo. Navegar en una realidad falsificada no garantiza bienestar ni seguridad y el Ego es presa fácil del contexto. Se hace adicto a esas falsas identidades que lo esclavizan y lo alejan del verdadero ser. Esa moral se fundamenta en premios y castigos e impulsa a crear una identidad (Ego) que permite desenvolverse socialmente, aunque se sienta que todo es mentira y se experimente la ausencia del poder genuino.
El radar o la brújula. Dejar de ser dirigido desde afuera, de imitar a la moda o a los ricos y famosos inicia el proceso de cambio. Hasta aquí no se usaba la brújula para conocer el mundo interior. Lo que daba sentido a la vida venía de afuera, desde donde se regulaba la existencia, la moral, la identidad, el estilo de vida y las creencias. Se producía la desconexión con la identidad real. Ni siquiera se sospechaba de la existencia del verdadero centro vital. Sin embargo ese algo con lo que se nace se puede separar, pero no ocultar. Esto genera seres vulnerables, dependientes, reactivos, adictos a los estímulos, que se frustran, se tensionan y se atemorizan. Son seres que se irritan cuando no suceden las cosas que desean.
El falso ego lleva a la desdicha. Cautiva con promesas de un futuro mejor que a la larga defrauda. Distorsiona la realidad y causa el sufrimiento por identificarse con creencias falsas. Sólo aprendiendo a elegir se deja de ser esclavo de la mente. La batería del auto usada para iluminarlo se arruina, pero conectada con el encendido del motor se recarga. Del mismo modo hay que conectar los deseos y los recursos con los valores.
Al Ego hay que conocerlo y aceptarlo, toda pelea desgasta. Hay que agradecerle: ha sido y es muy útil. Ha puesto energía y dedicación. Hay que entender para qué sirvió y para qué no. En qué facilitó las cosas y en qué las trabó. Hay que saber cambiarlo, después de todo el Ego es una construcción inconsciente y automática, fabricado de este modo por no haber prestado la debida atención.
El comienzo es importante. Al madurar el poder de la conciencia se reconoce que el Ego era causa de desdichas y que se desvanece al dejar de alimentarlo. La mente y el Ego dejan de gobernar y se convierten en súbditos de la conciencia. Presencia del Ser, sin identificación con máscaras, sólo consciencia y sentimiento puestos en el presente. Es otro estado de consciencia. Pero es difícil desprenderse del Ego y dejar de ser su víctima. Hay que aprender a manejarlo, prestar atención al diálogo con el cual uno se habla a sí mismo, y lograr que mundo externo se alíe con el interno.
Conócete a ti mismo. La libertad es la capacidad de tener actos conscientes. Pero la racionalidad es limitada, sólo puede ver una parte del todo. Construir la identidad consume energía pero es peor la falsa identidad, asumir como propios planes ajenos, eludir compromisos, diferir la resolución de las crisis y caer en la parálisis por exceso de análisis. Para que la identidad no sea un sueño y para evitar que como dijo Rousseau: el hombre nazca libre y sin embargo por todas partes se lo encuentre encadenado, hay que desarrollar el potencial y convertirse en el arquitecto que diseña su propio destino. El creador innovador es el mejor imitador de dios en la tierra. Es el que aprendió a convertir su espíritu en materia.
El poder inteligente. Es querer con eficacia. La persona inteligente materializa sus ideas. Tenemos una mente y dos fieles servidores: uno pelea para estar al día y hace la tarea, el otro crea con lo que el primero le da. Uno es razonable, y como dijo George Bernard Shaw se adapta al mundo, el otro es irrazonable y adapta el mundo a él.
De noche el hemisferio izquierdo dominante descansa y inconsciente sueña y procesa, también lo hace en la ducha, en el colectivo, o en las vacaciones. La cama, el baño y el colectivo son los lugares más visitados por las buenas ideas. El poder inteligente – smart power – combina el poder duro – hard power – y el poder blando –softpower -. El poder duro es racional, opera con palabras y conceptos. El poder blando es emocional, procesa imágenes e ideas. El poder duro es estratégico, busca el objetivo, el poder blando es intuitivo, las ideas vienen de golpe.
Neurociencias. En la década del cerebro (1990-2000) el gobierno norteamericano invirtió en conocerlo a la perfección. La ciencia sabe ahora cómo el cerebro controla al cuerpo, mediante las neuroimágenes logró escanearlo mientras piensa, conoce bien el hardware. Sabe que el cerebro izquierdo es analítico, objetivo, interesado en las partes, secuencial, frío, poderoso, dominante y realista (predomina en ingenieros). Y que el hemisferio derecho es sintético, subjetivo, interesado en el todo, intuitivo, pasional, no lineal, imaginativo, visual, musical y divertido (predomina en artistas y emprendedores). Un conjunto de fibras nerviosas llamado cuerpo calloso los conecta. El poder inteligente tiene un software.
Cuando murió Einstein donó su cerebro para que fuese estudiado. Pero los científicos no pudieron encontrar en él la naturaleza del genio. Einstein no fue un genio por su cerebro sino por la forma particular en la que lo hacía funcionar.
En el trabajo, el hemisferio izquierdo domina, realiza la tarea pesada, obtiene información, actúa con lógica, practicidad y orden. Mientras tanto derecho calla y espera. Al hemisferio derecho hay que activarlo. ¿Cómo? Evitando el bloqueo que le provoca no saber lo que se quiere, saliendo de la rutina con gimnasia al aire libre, escuchando o componiendo música, dibujando, pintando o esculpiendo, visualizando conceptos y objetivos.
El humor desbarata la rigidez del pensamiento lógico, leer mueve la estantería del cerebro, conocer gente permite trabajar en equipo con otros cerebros diferentes, cambiar de ambiente promueve la mirada inteligente. Einstein dijo que raramente pensaba sólo con palabras. En la teoría de la relatividad se imaginó viajando en la punta de un rayo de luz. Definió la locura como hacer más de lo mismo y esperar mejores resultados.
¿Qué hacer? Nada: salir del problema, incubar, meditar. Dejar que el poder blando encienda la chispa creativa y corte el cableado lógico para que los conceptos y las imágenes trabajen en equipo y con mayor facilidad. Bernard Shaw culmina su reflexión del siguiente modo: “Todo el progreso depende del hombre irrazonable”. El poder inteligente combina intuición y razón, es el corazón del poder.
Desarrollo de la inteligencia. Desde el punto de vista creativo y estratégico todo comienza con el descubrimiento de la vocación y prosigue con su desarrollo y puesta en práctica. Como dijo Séneca no hay vientos favorables para el que no sabe a dónde quiere llegar. Según la teoría de las inteligencias múltiples, todos tenemos un genio interior que muchas veces no conocemos o queda atrapado dentro de la lámpara de Aladino.
Las inteligencias complementarias (emocional, creativa, estratégica, ejecutiva, social, digital y comercial), permiten convertir el espíritu en materia, facilitando la creación de una fábrica de ideas en cada cerebro y participar en las fábricas de ideas y relaciones productivas que ya existen.
Evaluar el rendimiento del cerebro es tan importante como un chequeo médico, ya que lo que no se mide no se puede mejorar. Así se sabrá qué tipo de neuróbica (entrenamiento neuronal) , de mnemotecnia ( técnicas de memoria) y fábrica de ideas (brain storming), debemos entrenar.
La PNL (programación neurolingüística), facilita programar el crecimiento por comparación entre la situación actual y la deseada, basada en que lo que no se desea no se puede alcanzar. Hay que contar con un modelo de excelencia. Al explicar lo que hacen los genios se advierte que la causa de su alto rendimiento es cómo hacen funcionar a su cerebro. Benchmarking es compararse con el modelo y preguntar: ¿Qué puedo mejorar? ¿Qué diferencia nos separa? ¿Cómo cerraré la brecha? El peligro es elegir el camino incorrecto. La clave está en lo qué se hace y en cómo se lo hace. Elegir el blanco es crucial. PNL implica lograr eficacia en la elección de la ruta y eficiencia para llegar al destino deseado. Como dijo Nietzche «la mayor riqueza del hombre son sus métodos». Querer no es poder, al querer hay que ayudarlo con una metodología intelectual. Nada fracasa tanto como el éxito cuándo se cree alcanzado. A tener éxito también se aprende. Como dijera Giuseppe Verdi sobre el secreto de su longevidad creativa: Toda la vida busqué la perfección pero todavía no la puede hallar.
Dr. Horacio Krell. CEO de ILVEM. Mail de contacto [email protected]