La principal causa de fracaso empresarial se debe a la precipitación en la puesta en marcha del negocio sin haber madurado la idea inicial. Esta precipitación se debe a un conocimiento insuficiente del mercado y a una inadecuada diferenciación del producto, dando lugar a planteamientos alejados de la realidad competitiva. Hay que tener en cuenta que la maduración de la idea puede llevar meses.
Un segundo motivo es la preparación insuficiente del emprendedor. No hace falta ser un experto en todas las áreas funcionales, pero es indispensable saber diagnosticar los problemas y tomar las decisiones oportunas asesorándose por expertos. También es importante completar la formación con cursos y seminarios.
Después de la puesta en marcha, los primeros 24 meses son críticos debido a posibles desequilibrios de tesorería. Es preciso elaborar previsiones con carácter trimestral, haciendo actualizaciones mensuales y semanales para detectarlos con antelación suficiente.
Otra causa de fracaso es la desavenencia entre los socios. Es conveniente que exista un líder reconocido y elegir formas jurídicas flexibles para facilitar la entrada y salida de socios.
Fuente: Expansión y Empleo