Personaje legendario en el mercado de valores, Bob Farrell ocupó durante 25 años el cargo de analista jefe en Merrill Lynch y durante ese tiempo se posicionó como uno de los principales expertos en materia de inversiones. Como parte de su legado dejó una serie de principios que se conocen como las “Diez reglas para operar en el mercado”, que han sido ampliamente difundidas desde entonces. Hoy les propongo revisar las cinco primeras.
Como señalamos en varias oportunidades, no hay fórmulas mágicas para ser un inversor exitoso. En un contexto siempre cambiante, hay que saber adaptarse a las circunstancias, que a veces nos llevan a ser más audaces o conservadores, flexibles o firmes, pacientes o emprendedores. Pero sí, existen algunos principios generales que podemos tener en cuenta a la hora de operar en el mercado, para comprender mejor su comportamiento y anticipar nuestros próximos pasos. Y Bob Farrell supo darles forma en esta lista que veremos a continuación.
1. Los mercados tienden a volver a su promedio con el paso del tiempo
En términos generales, esto quiere decir que si las acciones suben o bajan excesivamente tienden a regresar a su promedio en el mediano y largo plazo. Es decir que las etapas turbulentas no duran para siempre. Ya sea que predomine un optimismo o un pesimismo extremo, los mercados eventualmente revierten su situación a niveles de valor más saludables a largo plazo. ¿Cuál sería la lección que los inversores individuales pueden aprender a partir de esta regla? Siempre hay que tener un plan y atenerse a él. No hay que dejarse alterar por las tormentas y turbulencias del mercado.
2. Los excesos en una determinada dirección llevan luego a un exceso en la dirección opuesta.
Como ocurre con un auto piloteado por un joven inexperto, un movimiento brusco hacia un lado es seguido de un movimiento igual de brusco en dirección contraria. El miedo da lugar a la codicia, que a su vez provoca miedo. Los inversores astutos deben ser muy cautelosos y tener la paciencia y la habilidad para tomar decisiones controladas y premeditadas y así, salvaguardar o proteger su capital.
3. No existen las “nuevas eras”, de modo que los excesos no son nunca permanentes.
En marzo se van a cumplir once años del estallido de una de las mayores burbujas de la historia, la de las “punto.com”. Históricamente, siempre que hay una euforia desmedida y se empieza a hablar de nuevas eras y de cómo la economía ha cambiado porque se puede ser rico en poco tiempo en esos nichos, pero en algún momento la burbuja estalla y se termina la historia. La tendencia aún entre los inversores más exitosos es creer que cuando las cosas se mueven en su favor, las ganancias son ilimitadas y las torres pueden edificarse hasta el cielo. Pero, eventualmente, la torre se desploma, como ocurrió con la de Babel. “La exhuberancia irracional de los mercados”, términos del entonces presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, para referirse a una de las crisis más violentas de la historia de Wall Street, no dura para siempre. Y como indican las dos primeras reglas, los mercados vuelven a sus medios.
4. Los mercados que suben o caen exponencialmente rápido pueden ir mucho más lejos de lo previsto y no se nivelan de una manera ordenada o predecible.
El equilibrio en los mercados que experimentan subas o bajas en forma excepcional, no se recompone fácilmente. Por lo general, cuando se producen movimientos bruscos en el mercado, tienden a corregirse de manera igualmente abrupta, evitando que los inversores tengan tiempo para evaluar su próximo movimiento. Para evitar sorpresas hay que tratar de mantenerse firme, con la cabeza fría y nunca dejarse llevar por los sentimientos o los impulsos.
5. La mayoría de los inversores por lo general compra en los máximos y muy pocos cuando el mercado está en sus mínimos.
Esto ocurre en el caso del inversor promedio, que por lo general es demasiado impresionable e inocente a la hora de actuar. Puede leer el diario, mirar los programas de televisión que lo actualizan sobre el mercado, y en general cree todo lo que le dicen. Lamentablemente, para el momento en el que los diarios de finanzas anuncian un movimiento de precio –suba o baja- el cambio ya se ha completado y por lo general, ya se está produciendo una revisión: y es precisamente en el momento en que el inversor decide comprar (en lo más alto) o vender (en lo más bajo). ¿Qué podemos aprender de esta regla? Muchas veces hay que ir contra la marea. El pensamiento independiente, puede superar la mentalidad del rebaño y hay que tener una mirada analítica sobre la información que recibimos de los medios.
Estos son sólo cinco de los principios que describe Farrell. En una próxima entrega completaremos la lista para tener una idea acabada de estas reglas generales y atemporales, que pueden resultar útiles a la hora de navegar por el mundo de las inversiones.
¡Saludos y buena semana de inversiones!
Federico Tessore
Coordinador del Programa para Inversores Iniciales – Inversor Global
CONSULTORIO EMPRENDEDOR SOBRE PLANIFICACIÓN FINANCIERA
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