Cuando hablamos de inversiones, la tolerancia al riesgo es un tema que a menudo se discute, pero muy pocas veces se define con precisión. Y tal vez, por tratarse de un aspecto complejo que tiene que ver con la psicología de cada inversor, es un tópico difícil de abordar, ya que no existen reglas fijas que puedan aplicarse en igual medida a todos.
Como primera herramienta de aproximación a este tema, existen tests que los interesados pueden aplicar para medirla. Seguramente, como resultado podrán ser calificados como inversores: conservadores, intermedios o agresivos. Pero, más allá de estos instrumentos básicos “generales” de medición, ¿Cómo establecer realmente el nivel de riesgo que uno está dispuesto a tolerar?
A continuación, vamos a tratar esbozar una respuesta para este interrogante, partiendo de una premisa incuestionable: el riesgo, junto con la rentabilidad esperada, conforman dos variables intrínsecamente relacionadas que no podemos pasar por alto, a la hora de encarar nuestras inversiones.
Conócete a ti mismo
Las palabras “Conócete a ti mismo” aparecían en la puerta del templo de Apolo en Delfos, lugar de culto al saber en la antigua Grecia. Las habrán escuchado muchas veces y creo que resultan muy apropiadas en el mundo de las inversiones: la idea es detenerse a pensar en diversos aspectos de nuestra persona, para poder definir el nivel de rentabilidad al que podemos acceder de manera realista en un mercado cambiante y lleno de posibilidades como el actual.
En principio, en el proceso de conocerse y ver hasta dónde uno está dispuesto a llegar, hay que dejar de lado las cuestiones que pueden parecer más obvias. En un artículo que leí recientemente, el autor aconsejaba no caer en un cliché que se da muy a menudo: el de relacionar directamente el nivel de tolerancia al riesgo con la edad del inversor.
Según la sabiduría popular, un inversor joven tiene en mente un horizonte temporal más amplio de las necesidades de inversión y puede aceptar más riesgo. Siguiendo está lógica, un individuo de más edad, tiene un panorama de inversión más acotado. Si bien esto puede ser descriptivo a nivel general, en la práctica hay otros factores que entran en juego, tan simples como la cantidad de capital que dispone el inversor.
Además, siempre hay que tener cuidado a la hora de seguir ciegamente la sabiduría popular. Es decir, el hecho de que una persona tenga 65 años
¡Saludos y buena semana de inversiones!
Federico Tessore
Coordinador del Programa para Inversores Iniciales – Inversor Global
CONSULTORIO EMPRENDEDOR SOBRE PLANIFICACIÓN FINANCIERA
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