Hoy me interesa hablarles sobre un punto importantísimo para nuestras inversiones; tal es su importancia que lo tengo muy interiorizado y lo verbalizo poco. Hoy encuentro la oportunidad para hacerlo. Estoy hablando del proceso de educación en el mercado financiero.
Como definición simple, podemos decir que la economía es el estudio de las relaciones humanas vinculadas con el objetivo de satisfacer necesidades a través de la producción y del consumo —y de lo que existe entre medio— de bienes y servicios. También podemos decir que las finanzas son el estudio de los flujos de dinero entre los agentes que forman una economía, sean individuos, empresas o gobiernos.
Cuando estudié economía en la universidad aprendí a comprender, desde la teoría, cómo funciona la satisfacción de las necesidades a través de la microeconomía y la macroeconomía; analicé las variables que me presentaban y trabajé sobre esas naves espaciales que vuelan fuera del campo experimental llamadas “teoría”. Pero algo hacíamos con ellas. Tomamos las teorías, las modelábamos, las comprobamos y, por prueba y error, evolucionamos en el entendimiento de la materia en la que nos involucramos.
Cuando estudié finanzas en la universidad aprendí a entender ese mapa gigante llamado “el flujo de dinero”; aprendí cómo funciona el financiamiento de un individuo, empresa o país, y luego utilicé las herramientas que me brindó la economía para entender las relaciones entre las variables y, así, realizar un análisis de la situación a la que se presentaba cada compañía.
Sin embargo, eso que creía ser un inmenso conocimiento, luego de siete años de intensos estudios, era apenas la punta del iceberg. Incorporarme al mercado financiero fue una importante prueba. Aprender a tomar decisiones y hacerme cargo de dichas decisiones fue la mayor.
El desafío: aprender
Aprender de los éxitos y de los fracasos, aprender de eso a lo que llamamos errores, cuando el resultado real es diferente del resultado que estaba esperando. Porque cuando hago un balance, en definitiva, me doy cuenta de que no existen tales errores; son todas oportunidades para aprender, para aprovechar lo sucedido y que sea una inversión en el propio camino.
En estos años he tomado una innumerable cantidad de buenas y malas decisiones —palabra que utilizo únicamente si estamos midiendo las inversiones en términos monetarios— y son especialmente las malas inversiones, las que me hicieron perder dinero, que me adiestraron en el ejercicio de invertir.
A continuación, les voy a transmitir algunos de esos aprendizajes. Sintetizarlos y definirlos me sirve para entender de qué estoy hablando. Son muchos y sé que no pueden caber todos dentro de una columna editorial; hoy voy a poner tres. Comenzando por la letra “a”, voy a enumerarles tres aprendizajes importantes a la hora de trabajar en el mercado financiero. En otro momento —en otro artículo— volveré sobre este tema, para seguir completando esta lista de aprendizajes a lo largo del tiempo.
- Adversity. Cada vez que tuve que enfrentarme con circunstancias adversas, fueron ellas las que me obligaron a hacer el esfuerzo para superar la situación. Cuando la adversidad toca a la puerta, fortalece mi poder de trabajo, mi fortaleza física y mental, y también ayuda a crecer a mi poder de voluntad. Aprendí a tomar la adversidad como una oportunidad; cada vez que se me presenta una situación adversa, sonrío, me preparo y camino tranquilo a través de ella, muy atento a todos los detalles y, al mismo tiempo, relajado con confianza y coraje. Trabajar en el mercado financiero nos presenta situaciones adversas continuamente, y saber superarlas y tomar los aprendizajes que nos dejan es la clave para evolucionar en dicha materia. Para finalizar, cito a Shakespeare: “sweet are the uses of adversity which, like the toad, ugly and venomous, wears yet on its head a precious jewel”.
- Alertness. El estado de alerta, la actitud de vigilancia, es estar preparado para las circunstancias que se presenten. Si no estoy alerta, tardo en reaccionar. No es necesario reaccionar siempre instantáneamente, muchas veces la situación presentada me permite realizar un análisis meticuloso y tomar el proceso en forma paulatina. Sin embargo, existen también aquellas situaciones en las que, tomar una decisión de forma veloz, puede permitir que aprovechemos de manera satisfactoria una oportunidad que se presenta. Para poder tomar esa decisión, para estar presto a actuar en el corto plazo, hay que estar en actitud alerta.
- Application. Ser aplicado en cada una de las actividades que realizo es clave para tener éxito. Cuando trabajo de forma aplicada, la concentración es fácil de dominar; puedo focalizarme en los asuntos que quiero trabajar; estoy atento a cada uno de los detalles; utilizo productivamente el tiempo de trabajo; aprovecho cada oportunidad que se presenta; discrimino bien mis pensamientos; elijo con facilidad, y me resulta sencillo tomar decisiones. Cuando trabajo de manera aplicada, tengo resolución y determinación.
Leandro Taub es chairman de Intuition Investment. Es un activo inversor y asesor financiero que vive viajando alrededor del mundo, trabajando desde una oficina dinámica, siempre cambiante. Fue docente de la Universidad del Cema en Argentina enseñando finanzas, analista y asesor de reconocidas instituciones financieras, y entrepreneur