No decimos que haya que quedarse con pesos para ahorrar, pero sí alertamos a los inversores que se sienten seguros comprando dólares y piensan que eso es suficiente para asegurar sus ahorros. Para ellos tenemos algo importante para decirles: los billetes verdes están siendo atacados en todo el mundo, por lo que guardarlos, sin una estrategia adicional, puede ser muy peligroso.
En Argentina tenemos esa antigua costumbre de refugiar nuestros ahorros en dólares cada vez que la economía local provoca desconfianza. Si bien esta tendencia pudo haber funcionado por muchos años, en la actualidad nada nos garantiza que lo siga haciendo.
Estados Unidos es la primera potencia económica mundial y emite la moneda de referencia en todo el mundo. Quizá usted piense que si la crisis financiera no pudo destruir al dólar, deberá seguir ahorrando en billetes verdes.
Es lo que muchos inversores piensan, pero la verdad es que… los dólares cada vez valen menos.
Es una ley de la economía: cuando aumenta la oferta de un bien, su precio cae.
Y Estados Unidos se ha propuesto emitir masivamente dólares para sostener el crédito y evitar que se paralice la actividad económica del país.
Después de la crisis financiera de 2007, la Reserva Federal (Fed) estadounidense imprimió US$ 2,425 billones para sobreponerse a la crisis financiera a través de sus programas QE1, QE2 y Operación Twist.
Uno de los objetivos buscados era bajar la tasa de interés para facilitar la toma de crédito por parte de los particulares y empresas.
Con esa decisión les quitaron renta a los inversores. Ahora la tasa de corto plazo de los bonos americanos es prácticamente cero.
Y la jugada de la Fed tampoco dejó negocios a largo plazo: invertir en bonos del Tesoro americano a 10 años rinde solamente un 2% anual.
Esa tasa ni siquiera le gana a la inflación estadounidense, por encima del 3%.
Ni hablar de la inflación en dólares en Argentina, del 17%.
Y se espera que el dólar siga perdiendo valor. Los estadounidenses sólo se preguntan cuál será el nivel de inflación al que se están exponiendo con la cantidad de moneda que se imprimió en los últimos años.
El presidente de la Reserva Federal de Chicago, Charles Evans, reconoció en diciembre que “si el precio de recomenzar el crecimiento económico de Estados Unidos significa que la Reserva Federal deberá tolerar una inflación mayor que la deseada por un tiempo, eso es algo que las autoridades deberían estar dispuestos a pagar”. Y aclaró que no necesariamente sería un problema permitir que la inflación se mueva por encima del nivel de facto actual de la Fed, del 2%.
Quizá usted recuerde que fue la moneda de reserva por décadas.
Y piensa que la moneda de Estados Unidos no puede perder valor, pero ¡ya está ocurriendo!
Hoy la misma cantidad de dólares nos alcanza para comprar menos bienes.
A medida que la moneda estadounidense pierde posiciones como la moneda de referencia mundial, los precios del petróleo y otras commodities vuelan por las nubes.
Con la misma cantidad de dólares, hoy se puede comprar el 55% de la tonelada de soja que podíamos adquirir hace cinco años.
Con la misma cantidad de dólares, después de cinco años, hoy se puede comprar el 71% de un barril de petróleo.
Con la misma cantidad de dólares, nos podemos comprar el 37% de una onza de oro.
Y el 80% de un metro cuadrado de una propiedad promedio en Capital Federal.
Sin embargo, seguimos confiando en una moneda que cada día pierde potencia como inversión.
Como dijo el economista y estratega brasilero Ricardo Amaral: “El dólar estadounidense sirvió su propósito desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y se convirtió en la mayor moneda de reserva y cambio del mundo, pero los días del dólar con ese rol especial han alcanzado su fin, desde que hoy ese sistema está muy enfermo y está experimentando una muerte lenta”.
Y agregó que “pronto veremos el mayor colapso del dólar creando la mayor crisis monetaria internacional que el mundo haya visto”. Aunque usted no se dé cuenta, ya está vigente una corrida del dólar.
¿Qué hacer ante este escenario?
Como comentamos en notas pasadas, una de las claves es diversificar. Y de esta forma no sólo quedarnos con los dólares en el banco o en una caja de seguridad, sino también realizar inversiones que en el largo plazo nos puedan ayudar a apreciar nuestro capital.
Por supuesto, commodities, como el oro y la plata, pero también invertir en empresas con ventas en todas partes del mundo, especialmente en los países emergentes, nos van a permitir ganar mucho dinero.
Estamos en una era donde las recetas antiguas no van a funcionar. Si queremos lograr el éxito financiero, debemos estar dispuestos a recorrer nuevos caminos.
Es así que si de ganancias hablamos, no podemos dejar de hacer mención al crecimiento económico que viene teniendo la Argentina. Aún así, como bien explica Diego en el artículo siguiente, este éxito no puede verse como algo excepcional del país sino que responde a un crecimiento regional. Por otro lado, para los interesados en el petróleo, Felipe nos presentará los posibles escenarios que pueden darse en torno a esta inversión.
fuente: Inversor Global
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