Aquellos que aceptan las contradicciones, en lugar de rechazar las demandas opuestas a sus creencias, muestran mayor creatividad, flexibilidad y productividad. Al tener en cuenta las restricciones y las creencias ajenas, mejoran su desempeño.
Es bueno cultivar la mentalidad de la paradoja aunque contraríe la intuición. La contemplación de aparentes incoherencias puede romper con los estereotipos y lograr formas nuevas de ver. Un pensador revolucionario dedica mucho tiempo a concebir en paralelo múltiples opuestos o antítesis.
Einstein, por ejemplo, contempló cómo un objeto podría estar en reposo y en movimiento a la vez, según la posición del observador, una consideración que finalmente lo condujo a su teoría de la relatividad.
Para reconciliar las formas en que la energía actuaba como ondas y partículas, el físico danés Niels Bohr dictaminó que existían simultáneamente, aunque no se podían observar juntas. Este línea de pensamiento finalmente inspiró una nueva y sorprendente comprensión de la mecánica cuántica.
La creatividad también suele ser provocada por la contemplación de ideas irreconciliables. La «cognición paradójica» puede ayudar a pensadores con una mente promedio a resolver problemas cotidianos y a las organizaciones a mejorar su desempeño. La «prueba de la asociación remota», requiere que los participantes encuentren una palabra común que vincule tres alternativas diferentes. ¿Qué vincula «dolor, hombro, sudor»? La respuesta es frío y el que la expresa indica que puede detectar las conexiones ocultas entre diversas ideas, lo que se considera esencial para muchas formas de pensamiento creativo.
Test de asociaciones remotas
La creatividad es un proceso asociativo de ideas previamente inconexas donde juega un papel importante la mente pre consciente y los procesos primarios. El proceso creador es la formación de asociaciones en nuevas combinaciones que cumplen requerimientos específicos o son útiles. En conclusión, el nivel de creatividad de una persona depende de su jerarquía asociativa, es decir que la persona creativa tiene más acceso a asociaciones remotas pero interesantes en su potencialidad.
Hay tres formas de alcanzar una solución: por contigüidad (serendipity o feliz casualidad), por similaridad (combinación asociativa) y por la mediación de elementos comunes. Sin embargo, esta prueba ha recibido severas críticas como medida de algo mas que una ejecución original, pues hay fallas conceptuales en su teoría , sobre todo en los factores que mide, como son el pensamiento creador, originalidad y creatividad. Este test que mide la creatividad de “respuesta única”, es cuestionado pues las respuestas están prefijadas.
En base a estas pruebas, se han hecho esfuerzos para la elaboración de medidas de creatividad.
El «problema de las velas». Se entrega una vela, un paquete de fósforos y una caja de tachuelas, frente a una pared de cartón. ¿Cómo se colocar la vela en la pared para que se queme, sin que gotee cera sobre la mesa o el piso? La respuesta es vaciar la caja, colocar la vela dentro y luego clavar la caja en la pared. Pero la mayoría de los participantes no advirtieron la caja, por lo que se quedaron perplejos al ver la solución.
Se descubrió que a los participantes a los que se les había pedido que consideraran antes declaraciones paradójicas tendían a desempeñarse mucho mejor, en comparación con un grupo de control que los que simplemente había anotado declaraciones interesantes. La contemplación de ideas contradictorias liberó su pensamiento de sus límites habituales, y estuvieron en mejores condiciones de pensar «fuera de la caja».
A pensar fuera de la caja
Para mejorar se debe innovar y conocer las tecnologías que abren un sinfín de oportunidades. La pandemia catalizó esta capacidad y su foco es la capacidad de generar ideas.
¿Cómo se hace? Aprendiendo a ver lo que otros no pueden. Desarrollar soluciones es comprometerse con el cambio e incluye habilidades como la escucha activa, entender lo que pasa, relacionarse con pares y llegar a mejores propuestas en base a la colaboración y prestando atención a las fuentes externas que permiten pensar de otra manera. Para salir de la casa hay que ser curioso, capacitarse de forma constante y hacer hincapié en el aprendizaje continuo. Hay que acentuar lo general sobre lo particular y dar prioridad más a las personas que a las tecnologías, porque, más allá del software y el hardware, las ideas surgen de cerebros conectados.
Las personas que reflexionaran sobre los requisitos duales (y aparentemente opuestos), parar minimizar los costos y maximizar la innovación, fueron posteriormente más creativas que aquellas que solo consideraron un objetivo u otro. De alguna manera, las demandas contradictorias alimentaron su pensamiento.
Se pidió a los participantes que calificaran declaraciones sobre su disposición a aceptar contradicciones: Cuando considero perspectivas conflictivas, obtengo una mejor comprensión de un problema. Me siento cómodo trabajando en tareas que se contradicen entre sí. Me siento inspirado cuando me doy cuenta de que dos opuestos pueden ser verdad. Para las personas que obtuvieron puntajes altos, el desafío de lidiar con recursos limitados fue estimulante e inspirador; y su desempeño mejoró, bajo la tensión, y encontraron nuevas y mejores soluciones a los problemas en su trabajo. Aquellos que no tuvieron mentalidad de paradoja, por el contrario, tendían a desmoronarse y bajaban su desempeño cuando los recursos eran escasos.
Anotar cualquier paradoja que se encuentre y proponerse contemplarla antes de comenzar a resolver problemas mejoró su rendimiento. Cuando se está mentalmente atascado, se podría investigar más a fondo las paradojas que inspiraron a científicos como Einstein y Bohr.
La filosofía griega también está llena de ideas paradójicas que pueden hacer fluir la creatividad. En el pasado, es posible que se haya asumido sacrificar un polo por el otro, pero para cultivar la mentalidad de la paradoja, es necesario dedicar un poco más de tiempo a considerar las formas en las que se puede perseguirlas simultáneamente.
El principio de complementariedad
Las personas con esta mentalidad también obtienen una mayor satisfacción. Aparentemente, hay un placer en reconciliar dos objetivos opuestos, siempre que se tenga la mentalidad adecuada. ¿Impulsar la innovación y el éxito, mientras uno se divierte más en el trabajo? Esa es una paradoja que vale la pena considerar.
En 1925 el ayudante de Niels Bohr, Heisenberg, enunció el principio de incertidumbre, según el cual no se puede alcanzar un conocimiento pleno de la realidad. Bohr partió de la dualidad onda-partícula enunciada por Broglie -donde la luz y los electrones actúan alternativamente como ondas o partículas-. Bohr afirmó que esas propiedades no pueden verse juntas pero son complementarias.
El principio de complementariedad dice que no hay una separación rígida entre un objeto y el instrumento que lo mide. Descubrió este principio de las imágenes que muestran dos figuras distintas según dónde se mire. De su interés por el arte y por oriente dedujo que en la vida y en la física coexisten los contrarios. Intuyó que las partículas podían comportarse como ondas y al revés, como pasa entre la luz y los electrones. En los asuntos humanos es imposible acotar la realidad a una sola perspectiva que la capture en forma integral. La descripción más rica integra en un todo coherente los aportes individuales y metodológicos.
Palos en la rueda
Los descubrimientos del siglo XX destruyeron la visión mecanicista-determinista de la ciencia. Se había perdido la fe en la religión, ahora se cuestionaban también los conceptos básicos de la ciencia El principio de incertidumbre confirmaba que la intuición no podía comprender un universo que seguía siendo impersonal, mientras que el hombre, con su capacidad de conciencia, seguía sujeto al azar.
El conocimiento científico se limitaba a abstracciones, a sombras de incoherencia y al relativismo.
La mecánica cuántica confirmó la hipótesis de Kant sobre que la física no era la naturaleza, sino su interpretación humana. Para Popper la ciencia debe confirmar sus hipótesis. Toda teoría es imperfecta y cualquier experimento puede falsearla. Kuhn sumó la noción de paradigma, como una resistencia al progreso científico que justifica las teorías de una época, enfrentando al ideal Popperiano. Así los científicos filtran las contradicciones, para sostener su autoridad como si fuesen creencias religiosas. Cuando ya no pueden barrer la basura debajo de la alfombra, siempre aparece una nueva síntesis que supera al paradigma, pero la revolución no es racional, depende tanto de tener datos veraces como de la moda, de los factores psicosociales y analogías populares o del envejecimiento o muerte de los científicos conservadores.
Ciencia sin conciencia
La ciencia recibió la presión de los poderes, por sus aplicaciones a las armas nucleares. Desapareció la certeza de la visión cartesiano-newtoniana. La revolución científica fue una oportunidad para el intelecto. Si las partículas subatómicas son indeterminadas, la libertad podría resurgir.
El principio de complementariedad que gobernaba las partículas y las ondas sugería el ensamble entre distintas formas del saber. La influencia del sujeto en el objeto observado y la conciencia humana parecían cumplir un papel decisivo. Los fenómenos complementarios alentaron un pensamiento holístico de las relaciones sociales, morales y religiosas ya que la ciencia sola no podía reflejar la realidad. El espíritu se liberó de absolutos pero se quedó sin fundamentos para llegar a la esencia de las cosas. Ante la infinitud de los fenómenos, la ignorancia humana es infinita y la mejor estrategia es aprender de los errores.
El principio de complementariedad señala que la realidad desborda a las explicaciones, y que el juego intelectual consiste en saber que nadie conoce la totalidad.
Ya no hay más sabios sino espectadores desde una posición tal que determina su punto de vista. La realidad es retransmitida por los medios como si fueran camarógrafos que brindan visiones de izquierda, derecha, centro, cerca, lejos, etc; y que permiten ver la posición de otros generando complementariedad y riqueza, en plena sinergia con otros puntos de vista.
Nada es verdad o mentira
Cada uno creció con valores, fines, deseos, necesidades y miedos, que forjaron la posición desde la cual se mira. El diálogo con opiniones distintas aumenta la comprensión ya que la realidad es compleja y la percepción selectiva: “todo se ve según el color del cristal con que se mira”.
No se puede demostrar la verdad de una demostración específica, especialmente sobre factores básicos, biológicos o químicos. La teoría de la racionalidad enfatiza el carácter complementario de las ciencias experimentales, que manipulan objetos, con las ciencias humanas que describen lo que detectan en la realidad. El cambio del paradigma científico demanda la unión de mentes privilegiadas. Los investigadores deben prepararse para cambiar los fundamentos de su conocimiento ante la velocidad de los cambios.
Nielsen Bohr, dijo: “Un tipo de verdad son las afirmaciones simples y claras, donde sus contrarias son equivocadas. Las verdades profundas son afirmaciones cuyas antinomias también contienen verdades profundas” Así se han conseguido grandes éxitos revelando contradicciones en los fenómenos.
Los polos opuestos se atraen
Hay postulados que brindan nuevos rieles a la Ciencia: toda observación es relativa (Einstein); se hace desde una teoría (Hanson); afecta al fenómeno observado (Heisenberg); no existen hechos, sólo interpretaciones (Nietzsche); están condenadas al significado (Merleau-Ponty); ningún lenguaje define su propia semántica (Tarski); ninguna disciplina demuestra científicamente su propia base (Descartes); ningún sistema matemático prueba sus axiomas (Gödel); jugamos con palabras que usamos según reglas convencionales (Wittgenstein); ¿ qué es la ciencia ? no tiene una respuesta científica (Morin). Estas ideas son la plataforma de un proceso racional con pretensiones científicas.
Gerenciar el cambio
Aplicar la teoría de los juegos y las inteligencias múltiples permite gerenciar el cambio social apoyándose en el principio de complementariedad. Niels Bohr creía en la incapacidad humana para agotar la realidad desde un pensamiento único y aunque parezcan excluyentes los polos opuestos se atraen cuando se abre la mente para verlos compatibles, conciliables y complementarios.
La hipótesis del bootstrap asume que cada elemento se define por lo que es y por su red de relaciones, lo que evidencia su complementariedad. El universo es una red de sucesos que se desprenden de propiedades de otras partes y la consistencia global determina la estructura de la totalidad de la red.
El cambio requiere que el individuo sea el centro, que aprenda a gestionarse a si mismo por cuenta propia, a situarse donde pueda contribuir, estar alerta a los cambios y comprometido con su organización. Así el cambio será impulsado creativamente. El hombre reinventa formas de organización según los cambios del entorno. Organizaciones inteligentes confrontan al enfoque mecanicista, cuya imagen de lo real se expresa en un lenguaje defensivo, en reglas fijas que ocultan la fragilidad de un mundo fundado en estructuras de dominación que no aceptan las diferencias ni los desacuerdos, salvo cuando creen que pueden controlarlo y se apropian del derecho de decidir lo que es legitimo y verdadero..
El nuevo juego es el de ganar-ganar
Allí el desorden y el caos son la fuente de una nueva estructura que se estaría rehaciendo constantemente. Las relaciones personales y sociales son fuentes de vínculos, de participación y de compromiso; compatibles con el cambio interno de la organización.
Cuando Einstein repetía la frase: “Dios no juega a los dados” ante la incertidumbre que le provocaban las nuevas teorías, Bohr que era su amigo, se cansó y le contestó: “No le digas a Dios qué hacer con sus dados”
Ilya Prigogine sugiere que el universo es provocativo y creador. Como la verdad cambia con los tiempos y como dijo Freud “la herejía de una época es la ortodoxia de la otra”, lo que nos queda, como individuos libres es ser creativos e innovadores, los inventores de nuestro propio futuro. Para eso la educación debe enseñar de otra manera. Como dijo Niels Bohr: “fueron mis profesores los que me enseñaron a pensar”.