1. Comprar y vender constantemente: Comprar y vender acciones cuesta dinero, según un estudio realizado por académicos de los EEUU, el 20% de los inversores particulares que más hacían trading en su cartera obtuvieron en el período de estudio una rentabilidad media del 11,4%. El 20% de los inversores individuales que dieron menos rotación a su cartera obtuvieron una rentabilidad media del 18,5%. La pereza te puede hacer ganar más dinero.
2. Invertir por apariencia: La apariencia no es nada, los beneficios son algo y el cash flow lo es todo. Invertir simplemente porque una empresa es conocida o te gusta no es el camino seguro para el éxito. Lo que cuenta son los estados financieros.
3. Seguir a las masas: Sólo existe un número limitado de acciones de una compañía. Si todo el mundo quiere comprarlas las acciones subirán de precio. La envida por la rentabilidad que están consiguiendo los demás puede ser uno de los motores más potentes para crear burbujas. Comprar algo por encima de su valor fundamental no representa ningún problema si existe otro “tonto” que te lo compra más tarde…el problema es que es bastante complicado saber si tu no serás el último “tonto”. Entrar en una burbuja sólo porque los demás lo están haciendo suele costar bastante caro.
4. Comprar caro y vender barato: Los inversores que dan sus primeros pasos en la bolsa tienen grandes incentivos para cometer este error. Comprar después de un tiempo que la acción esta subiendo, generalmente en su máximo y venden cuando esta misma acción llego a su piso. Las emociones guían este irracional comportamiento. Controlar las emociones e invertir racionalmente es uno de los grandes desafíos que enfrente al inversor.
5. No Diversificar: Uno de los pecados más comunes es el de invertir todo el dinero en 1 o 2 acciones, El principio es sencillo, mediante la diversificación puedes atenuar el riesgo de que una empresa de tu cartera sufra un shock y sus precios bajen fuertemente. Si decides no diversificar porque buscas mayores retornos recuerda que estarás corriendo riesgos mucho mayores.
6. Actuar por orgullo: La naturaleza humana es reticente a reconocer sus errores. A los inversores les suele costar comprender que han competido un error y suelen evitar vender en pérdidas. Cuando cae la cotización de una acción en la que hemos invertido solemos ser reacios a vender en pérdidas esperando que con el tiempo la acción se recupere e ignorando las señales de alarma y las noticias que nos pueden estar indicando que nunca más volverá a alcanzar el precio de compra.
7. Seguir la tendencia en precio de las acciones: Es un clásico para muchos inversores tratar de determinar el precio futuro de las acciones basándose en la historia reciente de la cotización de la acción. Parece que hay estudios empíricos que demuestran que hasta el día de hoy no existe ninguna técnica que basándose en la tendencia de una acción permita al inversor obtener rentabilidades superiores al mercado y además corres el peligro de cometer a la vez los pecados 1,2 y 3.