Estamos hartos de ver artículos acerca de lo que es un Community Manager, cuáles son sus funciones o cuál es su rutina, pero hoy hablaremos acerca de lo que no es ni de las aptitudes que no debe tener, posicionarme en el lado contrario.
Para empezar, un Community Manager no es alguien que hace uno de esos supercursos que ofrecen por ahí en el que te enseñan a ser un Gestor de Comunidades en unas pocas horas. En muchos de estos cursos nos pueden enseñar, como mucho, a medio usar Twitter y Facebook. Ser Community Manager es mucho más.
Tampoco es Community Manager el becario que nos ofrecen de alguna institución y que ponemos al mando de las redes sociales porque se le da bien la informática y se maneja con ellas. Hay que tener aptitudes y cualidades para ser un profesional, de las que ya hemos hablado antes en otros artículos.
Uno de los principales problemas las empresas a la hora de contratar a un profesional es encontrar a alguien que sea capaz de dinamizar una comunidad amplia y de generar conversación, que, al fin y al cabo, es de lo que se trata el Social Media, y contenidos de calidad que aporten un valor añadido a la audiencia.
Al igual que es necesario que el Community Manager tenga una serie de aptitudes que le permitan realizar su trabajo, también hay otras que se lo dificultan, y de las cuales si es poseedor, no será un buen Community Manager.
El trabajo de este profesional es un trabajo altamente colaborativo, un trabajo en equipo. Es necesario saber trabajar con otros compañeros, ya que cada uno desarrolla una labor diferente, que, en la gran mayoría de casos, están interconectadas, es decir, mi trabajo influye en el suyo y su labor repercute en la mía. Por tanto, si no sabes trabajar colaborando con otros, no puedes ser Community Manager.
Uno de los principales handicaps del Gestor de Comunidades es la necesidad de desarrollar labores muy diferentes, lo que hace de este perfil un perfil muy interdisciplinar, y, con frecuencia, no hay mucho tiempo para ello, por lo que es fundamental saber establecer prioridades y postergar las labores menos importantes. Por tanto, si no sabes priorizar ni organizarte, no puedes ser Community Manager.
Tampoco es recomendable, aunque esto sí que ocurre, que el encargado de gestionar nuestros perfiles sociales no sea capaz de imprimir su propia personalidad. Lo fundamental para una marca es ofrecer un valor diferenciador a su público, mostrar que no es igual que las demás, y eso empieza por los canales mediante los cuales nos comunicamos con los clientes. Por tanto, si no sabes cómo diferenciarte y cómo sobresalir, si no eres capaz de darle una nueva dimensión a la marca prestándole tu voz, no seas Community Manager.No nos aporta nada un Community Manager que no sea capaz de buscar por la red información relevante y que la comparta. Entre todo el ruído que existe en las redes sociales es difícil separar la paja del grano, y debemos ser nosotros los que realicemos esa labor para mostrar que merecemos la pena ser seguidos. Por tanto, si no tienes afán de investigador y no tienes un punto de vista crítico para juzgar qué contenidos son interesantes de los que no, si no te gusta trabajar duro, no te metas a Community Manager.
fuente: Puro Marketing