La lectura, la primera tecnología creada por el hombre, sigue siendo imprescindible para acceder a las tecnologías modernas.
No es tan fuerte cómo los animales poderosos, no puede nadar debajo del agua como el pez ni volar como un pájaros o cambiar de colores como el camaleón. Es tan indefenso que precisa del amor de sus padres para sobrevivir. ¿Cómo hizo para convertirse en el dominador del planeta? Fue por la magia de la comunicación que le permite compartir ideas, miedos y esperanzas. Una buena comunicación aumenta la competitividad, facilita el logro de objetivos, satisface al comunicador y al receptor. Coordina las actividades, fomenta la motivación y el compromiso.
La alfabetización fue su mejor invento y es tan poderoso que transforma la mente y cambia al cerebro. La lectura lo hizo humano y dominador del planeta, porque el tallado del alfabeto en el cerebro le permitió comunicarse de un modo que ninguna otra especie pudo imitar
Pero hoy se leen párrafos cortos en pantallas pero convertir la información en conocimiento requiere conexión con el razonamiento y una atención que falta en la lectura corta.
Las preguntas que nos hacemos hoy son: ¿Dónde está el conocimiento que se perdió con la información? ¿Dónde está la sabiduría que se perdió con el conocimiento?
A diferencia del lenguaje oral o la visión, no existe un programa genético para aprender a leer. Esto ocurre porque el cerebro tiene 3 millones de años y la lectura fue inventada hace 6.000.
El lenguaje oral se activa solo, la lectura no, necesita que el cerebro adquiera un código simbólico completo, tanto visual como verbal.
Mientras se aprende a leer la lectura cambia al cerebro porque la plasticidad cerebral permite conectar las zonas visuales del cerebro con las del lenguaje, el pensamiento y las emociones. Cada lector tiene que crear un circuito en su cerebro que le abre las puertas a un mundo nuevo. El juego de lectura le permite al niño, desde los dos años, jugar a leer por el gusto de hacerlo y leer es uno de los factores que incidirá a futuro, en su éxito económico y personal y es el que le evitará muchos sinsabores a lo largo de su vida.
La biblioterapia
Es el arte de prescribir lecturas de ficción para curar las dolencias de la vida, como si leer fuera un lugar de curación del alma. Combinar la lectura con un método de análisis y síntesis permite discernir los patrones del escritor y las conductas desconcertantes del otro y de uno mismo. La ficción nos hace socialmente hábiles y empáticos, ayudan a reflexionar y estimulan la memoria. Uno se pierde en la novela pero vuelve a la realidad cambiado.
La lectura profunda permite hacer analogías, inferencias y ser críticos, analíticos y empáticos.
Modelo de doble ruta para aprender a leer
El método alfabético está centrado en las letras, fonemas, o sílabas, y, por otro lado, el método global prioriza las palabras o las frases. En la ruta léxica se lee la palabra globalmente sin descomponerla y se lee con las palabras que ya existen en el vocabulario visual. Esta ruta es muy útil con palabras usadas frecuentemente, como lo son “mamá”, “papá”, etc. Lo mejor es aumentar el léxico visual. Lo podemos realizar por medio de cartulinas que motiven su aprendizaje o con rotuladores y con otros medios.
¿Qué es la ruta fonológica?
La ruta fonológica hace referencia a la lectura utilizando la conversión grafema-fonema, es decir que, se identifican las letras y se transforman en sonidos. Esta ruta sirve para leer todo tipo de palabras, ya sean desconocidas, largas, inventadas o en otro idioma e implica articular la visión la escucha y la expresión. La representación activa el significado en el sistema semántico. Quien no conoce las reglas, tiende a sustituir las letras.
Tener éxito en la enseñanza
Debemos fomentar la conciencia de los sonidos en los alumnos, enseñarles a establecer generalizaciones ortográficas y a resaltar y demostrar las relaciones. Si tratamos de leer la palabra “cama” o la palabra “silo”, ambas tienen cuatro letras por lo cual debería representar la misma dificultad, sin embargo se lee mucho más rápido la palabra “cama” porque la tenemos en nuestro léxico mental y no hacemos un proceso interno antes de leerla.
Con la técnica de lectura veloz se pueden leer 5 palabras en el tiempo en que el lector fonológico lee una. El método de lectura veloz requiere contar con un vocabulario amplio, el que se consigue leyendo más. Aprendiendo a leer el niño ya no recorre una ruta lenta sino una más rápida y eficiente. Pasa del reconocimiento de sílabas o palabras al de frases con sentido.
Puesto que el tiempo empleado y el gasto de energía cerebral son menores, un lector fluido integra sus sentimientos y pensamientos.
El secreto de la lectura veloz es que hace aparecer un tiempo que libera al cerebro para que pueda tener pensamientos más profundos. También influye lo que leemos, cómo leemos y en qué dispositivo se lee. Los nuevos medios llevan a pensar que no solo hay un tipo de ‘escritura buena’ y permite hablar y compartir historias.
No importa el medio si no el mensaje
Pero debido a la digitalización, la lectura es intermitente y fragmentada, lo que tiene un impacto negativo en lo cognitivo y en lo emocional. Leer en una pantalla conduce a una comprensión más pobre porque para absorber tanto, hay una propensión a leer por encima. El cerebro lector tiene un circuito plástico. El circuito refleja las características del medio en el que se lee. Aprendiendo a leer de modo tradicional el cerebro se formatea y graba los itinerarios de la razón y la emoción, en cambio, en los medios digitales, el cerebro traza rutas distintas y, sin la lectura profunda, borrará las anteriores que existían.
La realidad es que no es solo qué o cuánto leemos, sino cómo leemos. Como la capacidad de atención de los niños se ha acortado los libros tienen capítulos cortos, visuales y brillantes, como las golosinas. Así como las personas pueden ser bilingües y trilingües, debemos desarrollar un cerebro bialfabeto para elegir el medio que mejor se adapte a lo que se lee y no perder el don que la lectura le ha otorgado a nuestra especie.
Solo se aprende lo que se ama
Leer es un proceso artificial inventado hace 6.000 años. Hablar se logró por mutaciones genéticas del Homo habilis hasta llegar al homo sapiens, hace3 millones de años. Por eso nacemos con los circuitos neurales del lenguaje oral que se activa y se aprende en contacto con otros. Hay que grabar el sonido en el disco rígido, tal como el alfabeto fue tallado en el cerebro. Leer es un proceso no genéticamente codificado ni transmitido por la herencia, que se repite cada vez con un laborioso proceso de aprendizaje, atención, memoria y entrenamiento explícito que dura gran parte de la vida, si se aspira a leer con eficacia.
Aprender a leer más temprano
Para algunos no los hace más inteligentes, los niños son máquinas de aprenderdesde el útero, el ser humano necesita aprenderlo casi todo. La lectura es un hito en el desarrollo, si a los 5 años todavía le cuesta mucho es porque hay ciertas partes del cerebro que tienen que haber madurado lo que puede llegar a los 6 años. Por eso en Finlandia seempieza a enseñar formalmente a los 7 años, pero se puede jugar a leer desde los 2 años.
La neuroeducación
Es una educación basada en cómo funciona el cerebro. Forzar a un niño a aprender a leer prematuramente puede provocarle sufrimiento y frustración. Por eso lo mejor es introducir la lectura como un juego regulado. La maduración cerebral es genética, pero también es cultural, vinculado a crecer con padres que leen y le leen, la dimensión emocional facilita el aprendizaje de la lectura. Internet está generando un problema atencional. Nadie duda que Internet es una revolución cultural, creando una ‘era digital’ en la que la lectura no solo se hace más deprisa sino también de modo diferente, pero provoca disminución de la empatía hasta el decaimiento de la capacidad de decidir. Cuando se lee es necesario inhibir de forma temporal el “99% de todo lo que entra al cerebro y prestar atención precisa de un cierto tiempo.
Navegar en Internet necesita un foco de atención muy corto y siempre cambiante. Eso está inhabilitando la atención ejecutiva. Es la que se usa para diseñar un plan de trabajo o para el estudio, es una atención sostenida y reposada.
La atención digital
Hoy en día no tiene sentido retener datos que Google responde de forma rápida y correcta. Pero eso no quiere decir que la memoria haya dejado de importar. Somos lo que recordamos. Esa es una dimensión de la individualidad, lo que nos hace diferentes y mejores personas. Leer cambia al cerebro. Si bien no está genéticamente diseñado para leer su plasticidad, que significa cambio o modelado, modifica la función de un área del cerebro programada para identificar formas y detectar caras, la cual también pasa a procesar y construir palabras.
Lo que se aprende lo altera en su física y en su química, en su anatomía y su fisiología, haciendo crecer unas sinapsis o eliminando otras y conformando circuitos neuronales cuya función se expresa en la conducta. Cada persona cambia en función de lo vivido, y de lo leído. Leer no es un acto pasivo, sino un proceso activo, o recreativo (‘volver a crear’) lo que el texto dice. Implica activar un arco cognitivo que involucra la curiosidad, la atención, el aprendizaje y la memoria, la emoción, la consciencia y el conocimiento.
Quien no lee a los 70 habrá vivido solo una vida. Quien lee, habrá vivido 6.000 años en una inmortalidad vivida hacia atrás.
Vivimos en la cultura de la imagen
Y lo visual se impone. Un abogado sabe que para reconstruir un juicio oral es mejor leer, porque depende de sus destrezas y no de la duración del video, con sus tiempos muertos, los que no puede evitar.
Ver un programa por TV es como viajar en avión, no se puede bajar. Leer es cómo manejar un auto, se puede acelerar la marcha o detenerse para reflexionar. La imagen es persuasiva: ver para creer. Pero el conocimiento y el razonamiento correcto se logran leyendo. Como dijo Newton: “No soy un genio, estoy parado sobre las espaldas de gigantes”.
Hay una lucha en los medios de comunicación
Es entre la imagen y el texto. El síntoma de la relegación del texto es su sacralización (no se lee pero se supone que contiene la verdad profunda). Se aprecia no por lo que dice, sino por lo que se cree que dice.
Así la palabra escrita es tomada como imagen. Un papel respaldado por el logotipo de una editorial prestigiosa, eleva su jerarquía. Se endiosa al libro pero se veneran las imágenes. Se considera inferior a la TV pero se la ve a diario, sin advertir su literatura disfrazada.
Los cineastas operan sobre la base de un pensamiento literario. Si la película no se traduce en un argumento explicable no se entiende. En ese caso la imagen está donde la gente cree ver un texto, y el texto donde se cree ver una imagen. La gente se queja de que ya no se lee y no advierte que las sonseras que ocupan los libros se parecen a las que pueblan la TV. Los libros de autoayuda invaden las librerías en desmedro de los que ayudan a los demás. Una gran riqueza de imágenes se ve en textos que producen imágenes mentales, como el gato de Lewis Carroll que se tergiversó en la película Alicia en el país de las maravillas.
El dicho una imagen vale más que mil palabras se podría invertir por una palabra genera 1000 imágenes. Hay imágenes que pesan más, pero no valen lo que pesan. El mayor tiempo que se vive en el ciberespacio parece minimizar los polos de la puja letra imagen. La TV es reemplazada por el monitor de la PC, y ahí no hay primacía de la imagen ni del texto. Todo está potenciado y se clarifica que la lucha es entre inteligencia y estupidez.
Los que no despegan su nariz de la pantalla, no son mejores que los que hace 50 años leían Tarzán y se distraían con un aro de en la cintura gritando hula-hula.
Una imagen vale más que mil palabras
Esa frase es falaz. Porque no están enfrentadas sino que se complementan y se refuerzan. La foto puede impactar en un segundo y el texto ofrecer una información más profunda. Al fotógrafo pasar al medio escrito le parece innecesario: “Mis fotos no necesitan texto porque lo dicen todo por sí mismas”.
La foto desaprovecha el potencial de la palabra para darle sentido. Escribir lo ayuda a conectarse. Al apretar el disparador selecciona una pequeña porción que queda reflejada y el resto queda fuera. Por más perfecta que sea una foto hay detalles que se perderán. No se puede capturar el mundo con una cámara, ni registrar olores, apropiarse de un sonido de fondo o transmitir la sensación que el sol o el viento dejan en la piel. La foto es una forma de detener el mundo para compartirlo, pero como todo medio tiene limitaciones.
Cuando se la acompaña con un texto se transmite lo que no puede brindar. Se aporta contexto, se profundiza su historia y se añaden elementos que quedaron afuera. Hacer una fotografía es más que disparar la cámara. Aunque surja por azar hay un motivo para haber estado allí en el momento y en el lugar justo. Compartir esa inspiración conecta con la audiencia para que entienda la foto. No es necesario describirla, sino expresar lo que la rodea y lo que llevó hasta ella. Al observador atento le interesa saber. Escribir también documenta sobre la evolución del que fotografía y a su vez poder reflexionar sobre eso.
La creatividad debe estimularse para que sea perezosa. Por eso la escritura es útil para un creador visual, porque modifica su modelo mental. La página en blanco le da la libertad para hacer con ella lo que quiera y hasta de reconciliar la escritura con la creatividad.
Aprovechar el potencial de las historias
Al niño le cuentan cuentos, el adulto se enganchan con la serie para conocer el final. Hay un juego entre los universales de la experiencia: los hechos, los símbolos que los registran y las ideas que surgen del intercambio. Sostienen una relación dialéctica e interactiva. La imagen surge del don de imaginar y es la huella mnémica del objeto que se registra. El hemisferio izquierdo se encarga de la palabra y el derecho de la imagen. Se comunican a través de un manojo de fibras nerviosas. El concepto abstrae rasgos comunes: “el qué”, la imagen es identifica “el quién”. Hay que relacionar el hecho, la imagen y la palabra de modo complementario.
La lectura, la primera tecnología creada por el hombre, sigue siendo imprescindible para acceder a las modernas. Pero un analfabetismo funcional, caracterizado por saber leer y no hacerlo por falta de tiempo o por no asignarle su debido valor, caracteriza a esta época.
Y como resultado la tecnología sube por el ascensor y el hombre lo hace por la escalera.