El hombre muere tantas veces como pierde a cada uno de los suyos, decía Publio Cyro.
De los duelos el más duro es la finitud de la existencia y la de los seres queridos, sucesos que se dan más en cierta época de la vida en forma simultánea y en rápida sucesión. Durante la vida perdemos la juventud, la capacidad física, los hijos que se van, los padres y los amigos que prematuramente mueren. La vida está llena de muertes y la muerte está llena de vida porque nos impulsa vivir. El primer trabajo al que nos lleva la muerte de un ser querido es saber si queremos y si podremos sobrevivirlo. La muerte de uno mismo no es representable y por eso, una parte nuestra, el inconsciente, cree en la inmortalidad. Consciente e inconsciente libran batallas y logran equilibrios permanentes.
El duelo es universal como la muerte, por eso todas las sociedades tienen ritos para procesarla. El duelo es necesario para separarse de la persona muerta y seguir viviendo.
Pero nada será igual, una persona es irremplazable y sigue viviendo en uno. Siempre somos golpeados en lo que más queremos, como si amar fuese un castigo. La condición para curarse naturalmente del duelo es no hacer nada que apresure su cicatrización.
La fuente cognitiva del duelo la dio Séneca: aquél al que lloras porque ha muerto no ha hecho más que precederte. El trauma del nacimiento, los gritos y llantos, expresan la pérdida del paraíso terrenal en el seno materno. El duelo supone un desplazamiento de la energía con sus consiguientes marcas contradictorias de placer y sufrimiento. Conmueve al individuo y a la sociedad y por eso se lo representa con la frase “no somos nada”.
Aunque la vida perdió, harto consuelo nos deja su memoria, dijo Jorge Manrique. Hay un día que cambia el destino y nos abre otra puerta. Nos hace diferentes y no volveremos a ser los mismos. La muerte de un ser querido es uno de esos días que dejan marcas indelebles.
Los muertos vuelven, vuelven siempre por sus lágrimas (el muchacho que se fue tras los antílopes regresará también). Nuestras lágrimas son monedas cotizables; guardadlas todas ¡todas! para las grandes transacciones. Hay estrellas lejanas ¡y yo sé lo que cuestan!
El psicólogo Abraham Maslow graficó las necesidades humanas en una pirámide. Los más se motivan por los niveles inferiores, y pocos llegan a la cima. En la base están comer y dormir, siguen: seguridad, futuro, lazos sociales. En la cúspide aparece el deseo de reconocimiento, de autorrealización y trascendencia. La necesidad es la madre del invento que permite escalar. Pero para tener el corazón contento hay que tener la panza llena.
La creatividad innovadora. Cuando un ser toma conciencia de su misión, puede actuar desde un propósito vital interno, sentir que contribuye con un valor esencial y con un servicio útil para los demás. Creación e innovación asociadas son productoras de valor.
La clave es sentirse bien. Borges dijo que su principal pecado fue no haber sido feliz. Según la teoría de las inteligencias múltiples todos tenemos un genio interior. Al descubrirlo accedemos a la fuente de la energía, a la batería que regula el funcionamiento de las inteligencias complementarias: emocional, creativa, estratégica, ejecutiva y social.
El creador innovador es el mejor imitador que tiene Dios en la tierra: hace circular la energía para que el cerebro aprenda a convertir el espíritu en materia.
Un religioso estaba en el aeropuerto de Boston por un importante viaje de negocios. Ya en el avión recordó que había dejado las cajas rituales que usaba en sus oraciones en la sala de abordaje. La azafata le dijo que cuando las puertas se cerraban, nadie podía bajar de él. El comandante de la nave confirmó la política de la aerolínea. Pero jamás perdería los instrumentos que le permitían el ejercicio de su práctica. La tripulación le pidió que se calmara, pero el salió del avión para nunca volver a abordarlo. Este vuelo era el United 175, el segundo avión que se impactó contra el World Trade Center de Nueva York el 11 de septiembre. La devoción por su religión le salvó su vida. Las consecuencias de sus actos no terminaron ahí. Al principio, los terroristas querían chocar contra ambas torres al mismo tiempo, para maximizar la explosiva matanza. Después se supo que, debido al alboroto causado, el avión retrasó su despegue, provocando la diferencia de 18 minutos entre cada impacto de los aviones contra las dos torres gemelas, lo que permitió que miles de personas escaparan. Miles de vidas, fueron salvadas porque un religioso no abandonó su caja de herramientas. Esta historia está documentada en “Even in the Darkest Moments”.
La inteligencia espiritual. No es un monopolio de las religiones, es un patrimonio del hombre que relaciona el espíritu y la materia, se ocupa de la trascendencia, de lo sagrado, de los comportamientos virtuosos: perdón, gratitud, humildad, compasión, de comprender que somos parte de un todo con el cual necesitamos estar en contacto.
Algunos lo hacen orando, otros asumiendo su responsabilidad social, practicando las leyes espirituales de amor, paz, felicidad. Son los que mejoran la calidad de sus vidas.
Si el intelecto se olvida de la compañía del espíritu, degrada el medio ambiente, las creencias, la familia; es decir aquello que más importa. Hoy que la educación descuida la inteligencia espiritual está creando autómatas altamente capacitados. Para que la tecnología se humanice debe congeniar con la fuente. El espíritu individual y social se nutren, la enfermedad del espíritu se paga, la bancarrota espiritual precede a la quiebra económica.
Juan de Dios Peza fue un poeta y escritor mexicano que escribió REIR LLORANDO.
Viendo a Garrik -actor inglés- el pueblo al aplaudirle le decía: «Eres el más gracioso de la tierra, y el más feliz» y el cómico reía. Víctimas de la tristeza los altos lores iban a ver al rey de los actores, y cambiaban su tristeza en carcajadas. Una vez ante un médico famoso llegó un hombre de mirar sombrío: «Sufro -le dijo-, un mal tan espantoso como esta palidez del rostro mío. ‘Nada me causa encanto ni atractivo; no me importan mi nombre ni mi suerte, en un eterno sufrir muriendo vivo, y es mi única solución la de la muerte». -Viajad. -¡Tanto he viajado! -Las lecturas buscad -¡Tanto he leído! -Que os ame una mujer -¡Si soy amado! -Un título adquirid -¡Noble he nacido! -¿Pobre seréis quizá? -Tengo riquezas -¿De lisonjas gustáis? -¡Tantas escucho! -¿Qué tenéis de familia? -Mis tristezas. ¿Vais a los cementerios? -Mucho…mucho -¿De vuestra vida actual tenéis testigos? -Sí, mas no dejo que me impongan yugos; yo les llamo a los muertos mis amigos; y les llamo a los vivos mis verdugos. -Me deja -agrega el médico- perplejo vuestro mal, y no debo de acobardaros; tomad hoy por receta este consejo:
«Viendo a Garrick podréis curaros». -¿A Garrick? -Sí, a Garrik…La más remisa, y austera sociedad le busca ansiosa; todo aquél que lo ve muere de risa; ¡tiene una gracia artística asombrosa! -¿Y a mí me hará reír? -¡Ah! sí, os lo juro; él sí; nada más él; mas ¿qué os inquieta? -Así -dijo el enfermo-, no me curo: ¡yo soy Garrik!…Cambiadme la receta».
Cuántos hay, que, cansados de la vida, enfermos de pesar, muertos de tedio, hacen reír como el actor suicida, sin encontrar para su mal remedio. Cuántas veces al reír se llora. Nadie en lo alegre de la risa fíe, porque en los seres que el dolor devora, el alma llora cuando el rostro ríe. Sí se muere la fe, lanza a la faz la tempestad del alma un relámpago triste: la sonrisa. El carnaval del mundo engaña tanto, que la vida es una breve mascarada; así aprendemos a reír con llanto, y también a llorar con carcajadas.
El quiebre espiritual. Se produce cuando todo tiene precio y nada tiene valor. Capital y responsabilidad social, cooperación, dimensión ética, fraternidad, solidaridad, son factores críticos. Si el 80% de la riqueza está en manos del 20% de la gente, hay que apuntar a cómo terminar con esa desigualdad, la injusticia, la pobreza, y la marginalidad.
Prigogine se rebeló con contra la idea de una naturaleza pasiva, sujeta a leyes deterministas y atemporales. Einstein dijo «Dios no juega a los dados«, para Prigogine nada es definitivo. Aunque el universo aparece como terminado, existen otros mundos posibles.
El futuro no está escrito, tenemos autoconciencia y la capacidad de crear el porvenir. Con la atención bien dirigida producimos la energía, con la intención la transformamos en lo que deseamos obtener. Cualquier cosa crece o se marchita según cómo se la atiende, así la intención programa su realización. La inteligencia espiritual se fundamenta en principios verdaderos y permanentes y se materializa cuando las buenas ideas se llevan a la práctica.
La fuerza interior. Hay que trabajar con uno mismo para que la voluntad llegue más lejos que la inteligencia. Encontremos nuestra misión, luego consultemos con ella, sin limitarnos a la mera interpretación sensorial. Mis pensamientos crean mi mundo, me alejaré de lo que hago sin querer, y sembraré la semilla de lo que quiero ser, confiando en mi capacidad, en mis propósitos y superando mis limitaciones.
Coeficientes encadenados. El CI -coeficiente intelectual- mide la capacidad de resolver problemas, el CE, emocional, la de motivarnos y de motivar, el CES (coeficiente de inteligencia espiritual) cómo nos relacionamos con el todo y los principios universales. El CES tiene la fortaleza del porqué, el CI y el CCR (coeficiente de creatividad) sugieren el qué hacer, la visión. El cómo hacer, implica la disciplina del CEJ – coeficiente de ejecución-, el CE es el Quantum de la pasión ¿Cómo convertir espíritu en materia?
Centrada en la misión la inteligencia espiritual orienta a las demás. Nacemos con un potencial: ante cada estímulo, un espacio de libertad precede a la respuesta, la que mejora percibiendo lo que otros no ven. Si los valores controlan la conducta, los principios controlan sus consecuencias. La inteligencia espiritual es la integridad de sostener los principios, el hacer y cumplir con las promesas, escuchar y seguir la voz de la conciencia.
Para quitar el chaleco de fuerza que traba el potencial humano, hay conductores: Claridad en el querer. Compromiso con el trabajo y no con el dinero que sólo compra la satisfacción. Adaptación de la acción al talento y a los objetivos. Operar con sistemas y recursos aptos para cumplir con la misión. Sinergia: el coro armónico con los demás.
¿Debo hacerlo? es la pregunta que pone en marcha a la inteligencia espiritual. Somos libres para elegir nuestras acciones, lo que no podremos nunca es evitar sus consecuencias.
Los muertos que vos matáis gozan de buena salud. En 1844 el escritor español José Zorrilla decía en su «Don Juan Tenorio» esta frase, y nada más cierto en la actualidad con la vertiginosa difusión de noticias, algunas veces falsas, que día a día nos sorprenden.
Muchos famosos han tenido que ver sus propias muertes plasmadas en los medios de comunicación en forma anticipada, como fueron los casos de Fidel Castro, Nelson Mandela, Juan Pablo II, Ronald Reagan, Alfred Nobel y Paul McCartney. Pero el más renombrado, por su comicidad, fue el falso anuncio de la muerte del escritor Mark Twain, publicada en el New York Journal en el año 1897. Al ver su propio obituario el escritor envió un telegrama al director del diario diciendo: «La noticia de mi muerte fue sin duda una exageración». Cabe destacar que Twain vivió hasta el año 1910.
John Maynard Keynes, en su obra más importante: «Teoría general del empleo, del interés y de la moneda», afirma que: “Las ideas de los economistas y los filósofos políticos son más poderosas de lo que suele pensarse, ya sean correctas o incorrectas. De hecho, además de ellas, son pocas cosas las que rigen el mundo. Los hombres prácticos, que se creen libres de toda influencia intelectual, generalmente son esclavos de algún economista muerto. Los locos que ostentan el poder, que oyen voces en el aire, extraen su locura de las obras de algún académico admirado años atrás”.
Los muertos no se quedan donde los entierran. Esto decía John Berger en “Aquí nos vemos”, donde sostiene diálogos que no concretó en vida, o reparar lo que quedó pendiente. ¿a quiénes convocaríamos para esos encuentros ? ¿Qué interrogantes quedaron pendientes?
En el film “Sexto sentido”, un chico logra ver a los muertos, ante la incredulidad y desconfianza de su madre: “Mamá, estuve con la abuela, me dijo que tenía una respuesta para darte a lo que le preguntaste en su tumba. Me dijo que es: todos los días de mi vida. ¿Qué le preguntaste, mamá?”. Sin parar de llorar, le contesta: le pregunté si alguna vez se había sentido orgullosa de mí. Los muertos vuelven siempre por sus lágrimas, escribió el poeta. ¿Por qué no imaginar qué les diríamos, si volviéramos a verlos?
Una de las muertes más dolorosas es la muerte de la madre. La madre es para el hombre la personificación de la providencia. Como el aire que respira al que valora más cuando no lo tiene, la presencia de la madre se agiganta con su ausencia. El día de la madre creado por el marketing tiene al menos un valor, es el día para compartir para los que la tienen viva y para reflexionar y recordar para los que la tienen en el corazón.
Yo quiero apropiarme de todas las madres a través de este mensaje, de la que me dio el ser, de la que me permitió dar el ser a mis hijos, de mi hija que me permitió ser abuelo, de aquella que va a ser mamá y de todas las mamás de hijos o mamás de mi vida que me permiten como alumnas, colegas o maestras parir ideas generadoras de proyectos.
¿Qué es una madre? Mi madre me lo enseñó con este consejo maternal:
«Ven para acá», me dijo dulcemente mi madre cierto día (aún parece que escucho la dulce melodía).»Ven y dime: ¿qué causas tan extrañas te arrancan esa lágrima, hijo mío, que cuelga de tus trémulas pestañas como gota cuajada de rocío? «Tú tienes una pena y me la ocultas. ¿No sabes que la madre más sencilla sabe leer en el alma de sus hijos como tú en la cartilla?»¿Quieres que te adivine lo que sientes? Ven para acá, pilluelo, que con un par de besos en la frente disiparé las nubes de tu cielo». Yo prorrumpí a llorar: –Nada –le dije–; la causa de mis lágrimas ignoro, pero de vez en cuando se me oprime el corazón y lloro…Ella inclinó la frente pensativa, se turbó su pupila y, enjugando sus ojos y los míos, me dijo más tranquila: «Llama siempre a tu madre cuando sufras, que vendrá muerta o viva; si está en el mundo, a compartir tus penas, y si no, a consolarte desde arriba». Y lo hago así cuando la suerte ruda, como hoy, perturba de mi hogar la calma, invoco el nombre de mi madre amada y entonces siento que se me ensancha el alma.
Puedes ser una persona para el mundo pero para una persona tú eres el mundo.
El principal capital. El principal activo de los hombres son sus errores. El acierto, rara vez enseña. El que enseña es el error, a condición de que se lo reconozca. El hombre es un animal que aprende de sus errores. El sabio Nicolás de Cusa alababa «las ocasiones de la sabiduría«, que son dos: cometer el error y, después, reconocerlo.
Al reconocerlos llegaríamos a la sabiduría. Esta es la herencia más valiosa que dejará esta generación a la siguiente, para recoger los frutos tardíos del aprendizaje.
Hay que aprender a administrar el tiempo de la vida para dejar un legado, conscientes de nuestra misión. Tener un hijo, escribir un libro, plantar un árbol.
Los «me gusta» de Facebook, los retuiteos de Twitter y los «pulgares arriba» de YouTube son las nuevas avenidas por donde circulan la participación y la influencia social en el mundo digital y actualizan el antiguo rito de aplaudir. Interpretar la participación digital como un aplauso actualiza el viejo acertijo del budismo zen: ¿cuál es el sonido de una mano sola al aplaudir? Tal vez sea el clic de un mouse solitario en la penumbra.
Escribir y posicionarse en la web es una forma de dejar una huella a los que continuarán nuestra obra. La tecnología puede ayudarnos: todo lo que pienso lo posiciono en internet y mis herederos podrán conversar conmigo poniendo en la web mi nombre y apellido y agregando el tema de consulta. He escrito sobre casi todo y seguiré escribiendo. Newton lo dijo: no soy un genio, estoy parado sobre las espaldas de gigantes. Dejemos a la humanidad el mejor legado que podamos Tal como reza un cartel en el museo de ciencias naturales de New York “el mundo no es un regalo que nos hicieron nuestros padres, es un préstamo que todos los días nos hacen nuestros hijos”. Aprovechemos nuestro presente para construir un futuro que nos incluya a todos.
Los usuarios de Internet son hoy 2.500 millones y aumentan 500 millones por año (500.000 por día). Serían 4.000 millones en 2015 y abarcarían a 80% de la población del planeta en 2030. En el nudo social, los protagonistas son las empresas, sobre todo nuevas. En ellas, el capital ha dejado de ser la condición para emprender. Se avecina una nueva etapa en la historia donde el factor dominante lo ocupa el conocimiento, tan invisible como la red digital y la fuerza espiritual, pero con resultados concretos. Es la presencia de la ausencia. Lo que viene es una civilización distinta con un nuevo fundamento. Steve Jobs lo dijo antes de morir: la mejor forma de predecir el futuro es inventarlo.
Dr. Horacio Krell. CEO de Ilvem. Dicta conferencias gratuitas sobre métodos para optimizar la inteligencia. Mail de contacto [email protected]