Todo signo con capacidad distintiva que diferencia los productos o servicios de su empresa de los de sus competidores, es considerado una marca.
No solo el nombre de la compañía es su marca, también la denominación de sus distintos servicios o productos, como su eslogan, sus imágenes, sus publicidades, inclusive hasta su nombre de dominio en Internet. Todo lo que posea capacidad distintiva puede registrarse como marca.
Esta, a diferencia del resto de los activos de una empresa, incrementará su valor con el paso del tiempo. Si este signo distintivo es bien utilizado y de manera continuada, seguramente irá ganando reconocimiento en el público por sí mismo, aumentando su valía. De aquí la importancia del mismo y de su protección. Una marca con reputación adquirida, es una marca con valor comercial.
La marca suele comunicar mucho más de lo que se aprecia a simple vista. Un signo marcario reconocido puede comunicar a los consumidores sobre el producto o servicio que están adquiriendo, qué pueden esperar del mismo y cuál es el respaldo de procedencia empresarial.
Quien esté conforme con un producto o servicio, seguramente intente adquirirlo nuevamente en el futuro, y lo hará buscando esa misma marca y esperando tener las mismas prestaciones que con su antecesor. Comienza a funcionar en cierta medida como garantía. De aquí la importancia de una marca que permita diferenciar los productos de su empresa de los restantes, permitiendo así conservar el sector de público obtenido.
El paso del tiempo es fundamental para el futuro de su marca. Una marca nueva, seguramente transmita poco y nada a quienes la vean por primera vez. Con uso continuado y bien utilizada, seguramente su marca se convierta en un signo no solo distintivo respecto de sus competidores, sino también en un signo comunicativo de calidad y de valía por el sector de mercado obtenido. Indudablemente, una marca con reputación adquirida puede fidelizar a sus clientes a través del paso del tiempo. Sus clientes buscaran su marca.
Para que su marca tenga un futuro provechoso para su empresa, es necesario que tenga un principio, el cual comienza con el registro. De aquí en más, una marca tiene todo por ganar, distintividad, valor comercial, función de ganaría, y poco y nada por perder. Todo lo que pueda lograr esa marca, será beneficioso para la empresa, ya que logrará obtener un activo más, de los más importantes y valiosos para su compañía, nacido de una mera creación estética. Para lograr esto, será necesario custodiar y utilizar de manera eficaz y continuada estas marcas.
Ahora bien, si su marca ha ganado la apreciación del público consumidor, seguramente sus competidores quieran aprovechar la fidelidad de su clientela. Es aquí cuando comienzan a aparecer otros signos que, si bien pueden no ser idénticos, tratarán de confundir al consumidor, intentando hacer caer en error a quienes quieran llevar un producto o servicio, para que terminen adquiriendo otro. O bien simplemente haciendo creer, por confusión o similitud de denominación, que el producto o servicio que se está adquiriendo tiene una procedencia empresarial ya conocida por el consumidor.
Cualquier marca que logre reunir las condiciones mencionadas al principio de este artículo, seguramente sea blanco de otras empresas que quieran aprovechar las bondades obtenidas por la marca.
Para evitar estos riegos y poder proteger de manera eficaz el sector de mercado adquirido, es imprescindible registrar sus marcas. El registro es su única defensa contra quienes intenten aprovecharse de la reputación adquirida por su marca. Obteniendo la titularidad de sus marcas podrá ejercer las acciones necesarias para excluir a quienes intenten invadir mediante marcas engañosas su sector de mercado. De este modo, un oportuno asesoramiento profesional puede resultar muy provechoso para su empresa.
Proteja su activo más importante. Proteja su Marca.
Dr. Marcos Masserini
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