- El oficio secreto del científico es fabricar nuevas ideas y llevarlas a la práctica mediante la innovación que es el proceso de hacerlas realidad
Existe la creencia de que el científico es un ser lógico y frío que opera con datos objetivos sobre los cuales aplica deducciones lógico-matemáticas rígidas para llegar a sus conclusiones. Sin embargo Albert Einstein dijo que en épocas de crisis: La imaginación es más importante que el conocimiento. El conocimiento es limitado. La imaginación da la vuelta al mundo. La lógica tiene te lleva desde A hasta B, en cambio la imaginación te lleva desde A hasta cualquier parte.
Durante doscientos años, los científicos han preferido una narrativa más segura sobre el método científico o la lógica del descubrimiento científico. Esto se debe a que la educación de la ciencia se ha inclinado por la presentación de resultados y el conocimiento, en lugar de dejar espacio a las historias humanas de asombro, imaginación, ideas fallidas y de gloriosos e inesperados momentos de iluminación que se entrelazan en las vidas de cualquiera que hace ciencia.
La fórmula del benceno
En 1865 Kekulé se durmió sentado ante el fuego del hogar y tuvo un sueño. Unos átomos juguetones empezaron a formar serpientes. De pronto, una de ellas emergió en primer plano. Se mordió su propia cola y giró dando vueltas con sorna. El sueño le había revelado cómo se disponían los átomos del benceno y como por iluminación, se despertó. El benceno impulsó más tarde la industria del colorante, la química orgánica y fármacos como la aspirina, productos como la gasolina, detergentes sintéticos, etc.
Los medios no ayudaron
Un documental de la BBC sobre Ciencias de la Computación aseguraba a los espectadores que no hay espacio para la imaginación en la ciencia.
El arte ha vivido un proceso parecido, pero en dirección contraria. Mientras en los científicos crecía la reticencia a hablar del papel de la imaginación, en los artistas aumentaba la timidez en lo relativo a sus procesos de experimentación. Los artistas también trazan hipótesis sobre cómo sus materiales, palabras o sonidos conseguirán el objetivo que tienen en sus mentes.
Tres tipos de imaginación
Se valen de ellas artistas y científicos. La imaginación visual es imprescindible para los primeros, pero también es importante en los hombres de ciencia. Otra imaginación es la textual y lingüística; y una tercera emerge cuando las palabras y las imágenes se diluyen: son las maravillosas y misteriosas abstracciones de la música y de las matemáticas.
Reconocer que la ciencia encuentra un lugar profundamente estructural en la cultura humana, tanto como el arte, nos enriquecerá y nos hará más capaces. La exploración de otras vías de la ciencia, más allá de la educativa, evitará caer en descripciones cerradas del quehacer científico.
El problema de la inducción
No se pueden justificar las inferencias por la repetición de casos. La verdad no puede demostrarse así, una hipótesis debe contrastarse empíricamente.
Para muchos que A sea la causa del efecto B, cuando sucede A aparece B, simplemente porque ambos están próximos en el espacio. Las reiteraciones automatizan el pensamiento. Para Hume se trata de una costumbre, la inducción no es infalible. Russell lo apoya con el cuento del pavo inductivo que cenó a las 21 durante años y creyó que siempre lo haría, pero una Navidad le cortaron el cuello y lo cenaron a él. La condición necesaria es la clave pero la regularidad crea la ilusión. El método científico combina inducción y deducción para probar las hipótesis.
La ciencia deduce conclusiones hasta encontrar un enunciado que pueda contrastarse con la observación o experimentos. Si lo observado concuerda no se encuentra motivo para desecharla, por lo cual se la acepta provisoriamente. Un enunciado es científico si es refutable.
Hay tres formas erróneas de aceptar un enunciado: 1) Aceptarlo sin justificación (dogmatismo) 2) Deducirlo de otros enunciados (Regresión infinita) 3) Justificarlo por la experiencia perceptiva (Psicologismo). Esto se debe a que la aceptación puede estar unida a sentimientos, creencias o convicciones. Una teoría debe someterse al contraste de algún enunciado básico derivado de la misma. Un método es un camino, por lo tanto, para atravesarlo con éxito es necesario contar con virtudes personales para sortear los obstáculos.
No dar nada por supuesto
La vieja teoría de la verdad la afirma como la correspondencia entre enunciados y hechos. Pero no es posible saber algo con certeza, sólo existe la aproximación a la verdad. Hay una realidad objetiva y la verdad busca aproximarse a ella. Un enunciado es verdadero hasta que algo lo desacredite como tal. Una falsa verdad es afirmar que “la excepción confirma la regla”. Es justamente lo contrario, la destruye. Las verdades son siempre provisorias. Por eso el científico nunca da nada por sentado.
Evitar desvaríos dogmáticos
Muchos que creen que no sirve la razón suelen inventar falsedades, las convierten en creencias y luego las defienden a capa y espada. Otros llegan a negar la realidad y no tienen contra que contrastar sus premisas porque eliminan artificialmente el objeto de comparación. Combinar verdades subjetivas y creencias fundamentalistas va en desmedro de la objetividad. Aristóteles dijo que la realidad es la única verdad.
Manejar estadísticas confiables
La verdad demanda un sistema informativo que muestre lo que ocurre en el encuentro con la realidad. Un análisis puede mostrar hiperglucemia; el electrocardiograma, fibrilación auricular, y el chequeo clínico, hipertensión arterial, pero son alertas irrelevantes si se ignoran, se desconoce su significado, o se interpreta que todos tienen síntomas parecidos. Sin entenderlas no existen diagnóstico correcto ni remedio eficaz.
Desconfiar del relato
Hay errores garrafales que permanecen ocultos. Como que es denigratorio medir la pobreza, que es discriminatorio comparar el rendimiento, que el delincuente es una víctima de la sociedad o que la inflación es una sensación. La sociedad es anestesiada a fuerza de relato, para que no vea signos de anomia, corrupción, exclusión, transgresión y marginalidad. Es necesario despertar, mañana puede ser tarde.
Corregir creencias erróneas
Implica cambiar la actitud. Es terapéutico comparar un concepto con otros para terminar con la actitud negadora o exculpatoria. Someter su verosimilitud a experiencias exitosas ha permitido el desarrollo de naciones, empresas y personas. Hay factores catalizadores del proceso y acercarse a la verdad exige elegir los modelos que funcionan.
Probar otra medicina
Se probó de todo pero se repiten los ciclos de ilusión y desencanto. Suele suceder que al anteponer los intereses a la verdad no se puede ver la causa de los problemas. O también que por vivir aferrados a un pasado nostálgico de riquezas que ya no son, se impide al presente reconciliarse con el futuro. La mentira tergiversa el pasado y aferra al presente. La verdad asume el presente y tiende puentes con el futuro. Al rescatar virtudes como esfuerzo, decencia, mérito, solidaridad y confianza, se puede armar un proyecto que las incluya. Al evitar el sistemático error de creer que otros tienen la culpa, la responsabilidad se asume compartida. El lugar de espectador quita la responsabilidad de evaluar el pasado y proveer al presente, aunando esfuerzos para generar armonía y crecimiento. En las puertas de un nuevo comienzo, si los actores del presente tienen buena memoria, la historia operará como maestra y la fractura con la verdad comenzará a cerrarse.
No hay nada más práctico que una buena teoría
La teoría debe articularse con la práctica. La ignorancia o el desprecio por las leyes naturales, la acción sin retroalimentación, generan siempre las catástrofes. La ignorancia o la falta de acción efectiva producen un infierno lleno de buenas intenciones. Para Keynes los modelos deben adaptarse a la realidad y no la realidad a los modelos. La buena teoría resulta de experimentar y observar.
Ciencia: la perfección del sentido común
Para generar hipótesis las ideas ayudan a observar. Para el científico el conocimiento es su instrumento o su martillo, el vicio es ver siempre un clavo. Hay diferentes contextos: el de descubrimiento, el de justificación y el de aplicación.
En un accidente el médico ve los daños físicos, el psicólogo los mentales, el mecánico los materiales, el abogado el juicio, el policía al culpable, y así podríamos seguir. Para evitar la visión sesgada, la ciencia trabaja en equipo. Una cosa es el azar y otra la buena suerte. La manzana que cayó en la cabeza de Newton mostró cómo de un accidente surge una teoría. Einstein dijo que nunca descubrió algo con su hemisferio racional. Para crear usaba el hemisferio derecho y pensaba en imágenes. Luego la lógica retomaba el control.
Ciencia normal y revolucionaria
La realidad puede verse desde la teoría dominante (ciencia normal) o con nuevas hipótesis (ciencia revolucionaria). En el siglo XVII un sabio podía abarcar todo el saber de su época. Hoy es imposible, el conocimiento crece exponencialmente.
En épocas de teorías aceptadas los científicos barren la basura debajo de la alfombra, sus lentes les impiden observar. Paradigmas son las teorías que no se cuestionan porque las comparten los que detentan el saber. La educación cultiva la disciplina y no la curiosidad, el error se penaliza.
Muchos descubrimientos surgieron al buscar otra cosa y por azar, como la penicilina de Fleming. Fue descubierta por accidente en un cultivo de laboratorio. Serendipidad es el descubrimiento inesperado, fruto del accidente y la sagacidad. Una idea toma trascendencia cuando le llega su oportunidad. Para Freud la herejía de una época es la ortodoxia de la otra. Uno es loco hasta que tiene éxito; entonces lo llaman genio. Los episodios de ciencia inesperada conectan la ciencia con el arte y demuestran que si bien la ciencia supera los límites humanos con principios universales, el conocimiento lo crean los cerebros, inmersos en una sociedad y en una cultura. Cerebros que no son bien entrenados por el sistema educativo.
Abducción
Es el proceso de crear hipótesis que expliquen hechos sorprendentes. La idea surgida de una intuición no se demuestra con la deducción ni generalizando casos particulares (inducción). No se sabe si es válida y hay que averiguarlo formulando una hipótesis intuitiva, para aclarar lo que no se puede explicar. La intuición procede del conocimiento previo.
El método científico parte de la hipótesis, que obtiene por abducción, la deducción deriva sus consecuencias y la inducción las pone a prueba. En la vida práctica creamos ideas para resolver los problemas e innovamos cuestionando la rutina. Todo este se potencia con los métodos que constituyen, sin duda, la mayor riqueza del hombre. La intuición como la ciencia también tiene su método. Sin embargo el método científico avanza con educación, como afirmó Pasteur: “el azar sólo favorece a las mentes preparadas”.
Como dijo Edison el genio es un 10% de inspiración y un 90% de transpiración. Del mismo modo Picasso lo explicó así: Cuando la inspiración llegue espero que me encuentre trabajando. El oficio secreto del científico es fabricar nuevas ideas y llevarlas a la práctica mediante la innovación que es el proceso de hacerlas realidad. Un término que define bien el proceso es creactor, es un sujeto que no es un bohemio que sólo calienta la pava y nunca se toma el mate, sino un protagonista que pone a prueba las ideas que inventa. Como el hombre fue creado a imagen y semejanza del gran creador el científico es el mejor imitador de Dios en la tierra.