Siempre recelo cuando a las personas se les ocurren fórmulas sencillas para los problemas complicados, como decir que el centro corporativo no debe tener más de cien personas. No me siento cómodo con afirmaciones de ese tipo. Mi respuesta para las preguntas de tamaño, estructura y función con respecto a un centro corporativo es que todo depende.
Todo depende de la naturaleza de la empresa, de la complejidad de la empresa y de las tareas que haya que llevar a cabo. Por ejemplo, Hanson Trust puede dirigir una enorme cartera de empresas de miles de millones de dólares con sólo 25 ó 30 personas en los altos cargos. Sin embargo, el motivo es que Hanson es un conglomerado puro. Cada empresa no tiene casi nada en común con las demás empresas y la función del centro corporativo consiste en imponer una disciplina financiera bastante estricta a las empresas, la mayoría de las cuales operan en sectores tradicionales de escaso contenido tecnológico.
Cosa muy diferente es dirigir IBM o dirigir Hewlett-Packard. En estos casos, existen unas relaciones extraordinariamente complicadas que se interconectan a una amplia variedad de empresas, con numerosas tecnologías en común, canales de distribución en común, etcétera. Para conocer, por lo menos, la naturaleza de esas interconexiones y determinar lo que hay que gestionar y lo que no, hace falta un tipo de alta dirección muy diferente de las personas que dirigen Hanson Trust. En mi opinión, la cuestión no es si se necesitan 100 personas o 200, sino cómo se transforma la naturaleza del proceso interno de gobierno, teniendo en cuenta la naturaleza de la cartera y la forma en que se crea el valor.
C.K. Pralahad. Catedrático de la Business School de la Universidad de Michigan, autor de numerosos artículos y coautor del libro Compitiendo por el futuro, junto con Gary Hamel.