… Una empresa que acaba de nacer, por definición, carece de clientes. En consecuencia, no se enfrenta al problema del cambio. Y si su producto representa una innovación radical, todo lo que tiene que hacer es apuntar a esa porción del mercado que está integrada por personas dispuestas a probar lo nuevo. También, por definición, es más flexible que una gran compañía y, en consecuencia, está en condiciones de crear estructuras de costos que le permitan obtener ganancias con ese producto. Para una empresa establecida, por el contrario, el cambio siempre es un problema. Por un lado, sus clientes quieren un mejor producto; pero cada vez que alguien propone un cambio radical, cuyo resultado es incierto, tiene que competir contra propuestas que se limitan a mejorarlo e involucran los mismos recursos y la misma inversión, o menores, pero que generará más ingresos con los mismos clientes. De modo que siempre hay tensión en una compañía establecida, mientras que un nuevo proyecto empresarial carece de ese tipo de conflictos …
* Clayton Christensen. Norteamericano. Es Profesor de Administración de Negocio de Robert y Jane Cizik, con un nombramiento de participación en Gestiones Generales y de Operaciones y Tecnología en la Harvard Business School. Ocupa el puesto 22 en el ranking Thinkers 50, lista que releva a los pensadores de management más influyentes e innovadores.