La educación debe convertirse en política de estado, ya que es la industria pesada de un país que fabrica ciudadanos. Hay que lograr que el saber ocupe su lugar.
Un jardinero no puede adecuar el crecimiento del jardín a su deseo sino que debe respetar el tiempo de crecimiento de las plantas. Del mismo modo la formación de un niño requiere tiempos biológicos que no se pueden acelerar. Esto demanda planificar la enseñanza según ciertos principios:
Presentar gradualmente la información desde lo más sencillo a lo más complejo.
Adecuarse a la capacidad de comprensión del niño.
Reforzar las redes neuronales con información redundante por diversos canales.
Respetar los tiempos biológicos,
Exigir, es un desafío para promover el desarrollo
Cuando no se respetan los principios, la falta no puede evidenciarse en lo inmediato sino a largo plazo. No es suficiente con que el niño pase de grado porque es más adelante cuando proliferarán las conductas violentas, serán dispersos, desordenados, desprolijos, desatentos, indisciplinados o fabuladores, esclavos de la televisión, demandantes de clases particulares de apoyo, tendrán el sueño alterado y miedos diversos.
Un cerebro biónico
Científicos australianos desarrollaron una nano-memoria capaz de almacenar información como lo hace un cerebro humano. El aparato, que es diez mil veces más delgado que un cabello humano, imita la compleja ingeniería del cerebro con su retorcida masa de las vías nerviosas, según el equipo de la Universidad RMIT de Melbourne que lo creó. Se trata de la construcción de redes de neuronas artificiales que sean capaces de equiparar la actuación y las características de sus pares biológicos. A diferencia de los aparatos digitales que registran los datos en secuencias binarias, la celda de nanomemoria almacena la información en múltiples estados porque es análoga, como el cerebro.
Un interruptor de electricidad puede encender y apagar la luz y otro distinto puede graduar la intensidad de la misma.
La nanomemoria da mayor flexibilidad a la información que se desea almacenar y a las características que se pueden obtener. La eventual creación de un cerebro biónico contribuirá a entender mejor enfermedades como el Alzheimer e incluso para reemplazar en un futuro lejano las partes dañadas. El aparato puede servir para desarrollar formas de inteligencia artificial capaces de almacenar, recordar y rememorar eventos pasados.
Neurociencias y la educación
Estos avances tecnológicos y los avances de las neurociencias sobre el funcionamiento cerebral permitirían presumir que algo está cambiando en la educación. Sin embargo ni la tecnología ni la neuroeducación del cerebro están saliendo de los laboratorios científicos para pasar al gran laboratorio social que es el aula de la escuela
Se sabe que la percepción es la que va modelando el cerebro y por eso la responsabilidad de la educación es tan grande.
Como dijo Ortega y Gasset el hombre es él más sus circunstancias. Según como ingresa la información se va conformando el ambiente interno del cerebro que prepara las respuestas ante el ambiente externo. De las sensaciones surgen la memoria, el pensamiento valorativo y el comportamiento que miden el grado de éxito de la enseñanza y de la educación. Y es en la actividad diaria donde se pone de manifiesto la calidad del aprendizaje.
La organización del cerebro se divide en aspectos intelectuales, emocionales y comportamentales.
El pensamiento mágico
El uso vulgar del término cábala -creencia supersticiosa según la cual llevando a cabo determinada acción se puede atraer la fortuna o evitar desgracias. Estas versiones de la superstición nos dotan de un sereno escudo protector. Son, a su manera, un talismán abstracto. Nuestra pequeña psicopatología cotidiana está plagada de esas acciones que buscan en la más trivial de las circunstancias aliarse a la buena fortuna. Estas creencias y obsesiones son fáciles de considerar residuos de nuestro pensamiento mágico ancestral.
Redes neuronales
Las neuronas almacenas y transmiten información comunicándose entre sí en una gramática cerebral cuyo lenguaje incluye señales eléctricas, químicas, y magnéticas creando rutas y generando las memorias que señalan el desarrollo evolutivo del comportamiento. Durante la educación no se tiene en cuenta cómo funciona el cerebro y los patrones culturales van perpetuando el predominio del hemisferio cerebral dominante (el hemisferio izquierdo) lo que atenta contra la armonía del cerebro, ya que relega a un segundo plano al hemisferio derecho, conectado con la creatividad y la inteligencia emocional.
Hay una secuencia natural en la evolución de los sistemas de información biológica, entre los cuales el hombre es su máxima expresión. Ante la conciencia de su pequeñez y su asombro ante las maravillas de la vida, el hombre alcanza su destino y la comprensión de la condición humana. Pero esto es posible según la calidad de la enseñanza que recibe, por la que el mismo se da a partir de su memoria y del pensamiento y por lo que puede lograr con sus acciones. Gracias al desarrollo de su potencialidad puede entender, valorar y comunicarse con el medio físico y cultural y ser el receptor de su continua evolución y contribuir a su transformación. Las neuronas y su asociación permanente participan de su saber y su sentir, no como funciones aislantes de protección sino como factores de comunicación así como la piel hace lo propio con todo el organismo.
Nunca nos bañamos dos veces en el mismo río
De las interacciones de las partes surge un todo superior a la suma de ellas y generan una actividad coordinada y cooperativa que evoluciona naturalmente sin reduccionismos entre los factores intelectuales, emocionales y motores. En el sentir se gestan las memorias que le permiten pensar el mundo. Y el sentir depende de la enseñanza. Es así como como aprendiendo se va modificando. Como dijo Heráclito nunca nos bañamos en el mismo río porque las aguas serán distintas y nosotros también.
Los cambios sutiles no son accesibles a la percepción humana, la realidad no es la que creemos ver, y sus continuos cambios no pueden ser captados por la conciencia. Esto dificulta la comprensión de la fugacidad del presente y de los tiempos en los cuales se debe administrar la enseñanza. Pero al advertir el proceso de cambio se ve con claridad la relación entre ambiente-enseñanza-conducta y aprendizaje. Ningún universo es más maravilloso para el hombre que su propia individualidad ya que se estructura a sí mismo mediante la enseñanza y la autoenseñanza.
La teoría del caos
La imagen más célebre de la teoría del caos es la del efecto mariposa: la sospecha de que el movimiento de las alas de un lepidóptero en Siberia, de alguna manera incognoscible, repercute en el otro lado del planeta. ¿Por qué no permitirle a nuestra implacable neurosis la fantasía de que de uno de nuestros modestos gestos, si se da la correcta cadena de causas y efectos, puede agregarle algo al mundo del que somos parte? Que las cábalas siguen fructificando es fácil de comprobar. Entre los científicos tampoco hay acuerdo. Algunos buscan la causa del efecto, todo tiene una causa. Einstein dijo que Dios no juega a los dados. Pero según el concepto de libertad se puede cambiar, nada está predeterminado. Prigogine sostiene que el universo es provocativo y creador. A es la causa del efecto B cuando si sucede A aparece B. Tras las reiteraciones automatizamos el pensamiento. Para Hume es una costumbre, la inducción no es infalible.
Russell lo apoya con el cuento del pavo inductivo que cenó a las 21 durante años y razonó que siempre lo haría, pero una Navidad le cortaron el cuello y lo cenaron a él.
La condición necesaria es la clave. Hume señala dos principios: causación (todo efecto tiene su causa) y causalidad (a igual causa igual efecto): pero la regularidad crea la ilusión de la causa. El método científico combina inducción y deducción para comprobar las hipótesis válidas. En el hombre la libertad y su deseo son la causa del efecto que motiva la acción que lo provoca. Esto lo diferencia de la naturaleza. La intención de alcanzar la meta lo incentiva a generar la acción. La libertad es la capacidad para autodeterminarse.
La edad de los principios
Si hoy resucitaran un maestro y un médico del siglo XIX el médico debería estudiar de nuevo su carrera mientras que el maestro podría seguir dando sus clases sin problemas. Hay una sensación mundial de malestar con la educación porque no logra que el niño aprenda a desempeñarse en la vida. Mientras que la sociedad de consumo prefiere el objeto al sujeto, países avanzados, como Finlandia, invierten en educación con igualdad de oportunidades para ricos y pobres y los maestros son estrellas con título universitario. Sostienen PRINCIPIOS con mayúscula. El niño vive en la edad de los estrenos, en el ejercicio pleno dela curiosidad. Las sociedades que pierden sus PRINCIPIOS deben cambiar el principio de sus niños. En Finlandia no hay desnutrición infantil ni grandes diferencias de ingresos.
El cerebro del niño al nacer es una página en blanco que madura con la educación y la experiencia. Cada neurona puede conectarse con hasta otras 200 según la estimulación que reciba. Su estilo de vida se refleja en la corteza cerebral mediante la neuroplasticidad -la capacidad del cerebro de autoformatearse-. El hombre dispone hoy de más conexiones que sus ancestros para mejorar sus decisiones e influir en sus circuitos neuronales.
Desarrollo natural o dirigido
Una opción es dejar que el cerebro madure naturalmente, tal como crece la lechuga, otra es provocar la creación de los circuitos neuronales. En sus primeros años el niño crea el capital que le permitirá como hombre vivir de los intereses. Si no lo crea en la niñez no lo creará jamás. Son dos las claves del progreso humano: la cultura del ejemplo y la estimulación temprana.
Si un niño es criado por lobos nunca recuperará lo que no pudo generar. El niño también pierde cuando ignora su genio interior, cuando la cultura sólo le ofrece un radar para imitar la moda pero no la brújula del autoconocimiento. No hallará vientos favorables si no sabe a dónde quiere llegar.
No se trata de forzar un desarrollo artificial sino de que desarrolle su esencia. El código genético es rígido, pero la educación puede ofrecerle la posibilidad de que su potencial se convierta en realidad.
Lo que no se usa se pierde
Existen circuitos con los que se nace, algunos que se pierden y otros que se crean. Al nacer la posibilidad de conexión neuronal es amplia, pero lo que hasta los 7 años no se creó ya no nacerá. El niño criado entre lobos camina como un lobo, la bipedestación se logra madurando en los principios. Como dijo Gohete «lo que has heredado debes adquirirlo para que sea tuyo». Por eso hay que crear y mantener sus circuitos cerebrales, sin eso, cuando se haga hombre, no tendrá libertad de elección. Así como no tiene sentido regar una planta que murió, no es factible aplicar estímulos sin un órgano capaz de procesarlos, ni intentar establecer conexiones fuera de tiempo.
Estimulación temprana
El niño reconoce la música en el embarazo y también puede detectar una situación estresante de su madre. Aprendió que un latido cardíaco muy rápido refleja un peligro, entonces cuando nace y percibe situaciones similares interpreta que hay un riesgo y llora.
Al nacer su cerebro está incompleto pero sus órganos sensoriales ya son accesibles. Por lo tanto podemos actuar y rodear al niño de estímulos que aporten mayor cantidad de energía y sean más efectivos.
Lo ideal es rodear precozmente al niño de un ambiente sónico variado. En su maduración hay que brindarle estímulos que pueda asumir y que le sean útiles. Los circuitos se construyen en la primera edad, por eso es necesario que aprenda a generarlos cuando su cerebro es todavía moldeable.
El peligro es dejar todo librado al azar ya que como dijo Pasteur el azar sólo favorece a las mentes preparadas.
Sin neuroeducación se generan sociedades enfermas dominadas por la desigualdad, la violencia y la ignorancia. Y esto se debe a que las consecuencias de la mala educación no se manifiestan como tumores o malformaciones al estilo de la nariz de Pinocho. Eso permite negar las consecuencias y las verdaderas causas. La educación debe convertirse entonces en política de estado, ya que es la industria pesada de un país que fabrica ciudadanos. Hay que lograr entonces que el saber ocupe su lugar.
Dr. Horacio Krell CEO de Ilvem, mail de contacto [email protected]