Al tomar una decisión, ¿la felicidad es un factor que desbanca a todo lo demás? Es importante hasta para decisiones con implicaciones que van mucho más allá de la simple conquista de la felicidad, observa Alex Rees-Jones, profesor de Gestión de las Operaciones y de la Información de Wharton. Pero la felicidad no lo es todo. Con frecuencia, las personas de forma consciente renuncian a la elección que les proporcionará un mayor placer a cambio de otra que satisfaga otros ideales o factores importantes para ellas.
En un nuevo estudio titulado “¿Es posible inferir tasas marginales de sustitución a partir de datos relativos a la felicidad? Evidencias de las elecciones de residencia” [Can Marginal Rates of Substitution Be Inferred from Happiness Data? Evidence from Residency Choices], Rees-Jones, de Wharton, Daniel J. Benjamin y Ori Heffetz, profesores de la Universidad de Cornell, y también Miles S. Kimball, profesor de la Universidad de Michigan, recurren a un momento decisivo en la vida de los estudiantes de medicina —la elección de la residencia médica— y la utilizan como lente para analizar el grado de eficacia con que la felicidad se puede usar para prever tomas de decisión.
A continuación, la versión editada del encuentro con los autores.
Sobre felicidad y equilibrio:
De manera general, estamos interesados en comprender la relación entre los cambios que las personas están dispuestas a hacer y los que determinan su felicidad. Desde un punto de vista un poco más práctico, queremos reflexionar sobre las situaciones en que tenemos datos sobre lo que hace felices a las personas, pero no tenemos información sobre lo que las personas escogen. Nuestro objetivo es intentar usar los datos sobre la felicidad para prever cosas acerca del proceso de toma de decisión de las personas.
Para que se tenga un poco más de contexto en ese sentido, hay una práctica creciente en la economía que busca usar datos referentes a la felicidad para ampliar los análisis comúnmente basados en elecciones. Para proporcionar un ejemplo específico de eso, digamos que estamos intentando descubrir de qué manera deberíamos evaluar una política pública y, a continuación, calcular cuánto una persona en particular estaría dispuesta a pagar para que esa política fuera instaurada. Una forma de hacerlo consiste en tomar los datos sobre felicidad existentes, estimar de qué modo políticas de ese tipo afectaron la felicidad en el pasado, calcular de qué manera el dinero influye en la determinación de la felicidad y, a continuación, calcular el equilibrio entre esas dos cosas. Podemos usar eso para determinar, básicamente, el montante de dinero que una persona estaría dispuesta a pagar para poner esa política en práctica partiendo de la presuposición de que elecciones y felicidad estén alineadas […] Ese es un procedimiento adoptado actualmente por algunos economistas. Estamos básicamente interesados en evaluar esa práctica en un intento de descubrir si hay realmente correspondencia entre esos dos términos.
Qué pueden decir acerca de la felicidad y la elección los estudiantes de medicina:
Hicimos un largo estudio con estudiantes de medicina que participaban en la elección de la residencia. Después de que los jóvenes médicos acaban sus estudios, ellos pasan por un periodo de varios años donde reciben un entrenamiento práctico intenso en su especialidad que es conocido como residencia médica. Para eso, ellos pasan por un proceso elaborado hasta la obtención de una plaza para cursar la residencia. ¿En este momento tal vez se esté preguntando por qué estamos hablando sobre estudiantes de medicina? Estábamos hablando hace poco sobre la felicidad y los datos referentes a ella. La razón por la cual estamos deteniéndonos en ese escenario específico se explica por el hecho de que él presenta propiedades realmente interesantes que nos permiten obtener datos de elección de alta calidad en paralelo con datos también de alta calidad sobre la felicidad.
Para pasar por ese proceso de definición de plaza que acabo de describir, los estudiantes de medicina son sometidos a un periodo de entrevistas y deben analizar con cuidado el equilibrio entre, por ejemplo, al prestigio de una escuela en comparación con la localización de una ciudad o cosas parecidas. A continuación, tendrán que especificar el orden de elección de las escuelas comenzando por la primera en la lista de preferencia, a continuación la segunda y así en adelante enviando la lista a una oficina central que se encarga de gestionar las preferencias. Esa lista se utiliza para determinar la plaza final del futuro residente. El mecanismo ha sido elaborado con mucho cuidado, de manera que tenga realmente en cuenta el interés del estudiante, con tal de que él haya informado de forma efectiva de sus preferencias. Utilizamos ese mecanismo de campo para ver cuál era el orden de las elecciones y la comparamos con datos sofisticados de investigaciones sobre el grado de felicidad que esos estudiantes creen que experimentarán en las diferentes opciones realizadas y de las cosas que están teniendo en cuenta a la hora de decidir.
Para generar esos datos de felicidad, hicimos una investigación a gran escala entre los estudiantes de medicina que participaban en una definición de plaza en 2012. En ese proceso y hasta la residencia entré en contacto, básicamente, con todas las escuelas de medicina de EEUU, y conseguí que 23 escuelas acordaran participar. En esas escuelas, los alumnos que formaban parte del programa de definición de plaza tuvieron la oportunidad de participar en una investigación de Internet donde relataban cuáles habían sido sus cuatro elecciones principales. Tuvimos acceso al orden de elección y preguntamos a aquellos alumnos cuál sería su grado de felicidad si fueran a una determinada residencia, o a otra. Además de eso, en el caso de esas residencias específicas, agrupamos todos los factores que los estudiantes estaban evaluando cuando tomaron su decisión, cosas como prestigio o en qué medida el cónyuge reaccionaba a una localización en particular, cosas de ese tipo.
Con esas informaciones, tenemos ahora todo lo que necesitamos para poner los datos sobre felicidad y elección juntos y analizarlos comparativamente. Los principales resultados obtenidos fueron de dos tipos: el primero de ellos es que los datos sobre felicidad son, de hecho, razonablemente útiles para el pronóstico de las elecciones realizadas en ese escenario. Si supiera que un futuro médico residente estaba considerando dos opciones, y que una de ellas, en su opinión, le haría más feliz, esa sería la opción escogida entre un 70% y un 80% de los casos.
Por qué la felicidad no lo es todo:
Sabemos que a las personas les gusta ser felices, lo que no debería ser motivo de sorpresa. Por otro lado, sin embargo, este es un escenario específico en que no creemos que las decisiones sean tomadas de forma necesaria por la felicidad en sí misma. Nadie hace una residencia médica pensando en divertirse. Se trata de una gran inversión y de una decisión importante para la vida de esas personas. Pero, incluso en ese caso, los datos referentes a la felicidad son muy útiles para la realización de pronósticos. Por lo tanto, es un punto de vista positivo sobre cómo usar los datos referentes a la felicidad en escenarios económicos.
Hay también un lado negativo en nuestros datos, y este es el segundo resultado principal. Si intentáramos usar los datos sobre felicidad para, a partir de ahí, inferir los cambios que las personas están dispuestas a hacer —como, por ejemplo, la preferencia por la calidad [de vida de] una ciudad en detrimento del prestigio de una escuela— veremos que los cambios calculados según los datos sobre felicidad son bastante diferentes de los cambios que imaginábamos con base a los datos de elección. Esos factores distintos tienen un peso muy diferente en la determinación de esas dos cosas. Eso constituye un problema para muchos análisis económicos, porque para muchas preguntas que los economistas están haciendo, comprender los cambios es realmente fundamental. Estamos intentando entender cómo le ponemos precio a varias cosas, cómo intercambiamos un atributo de un bien por el atributo de otro, cosas de ese tipo. Para cuestiones de esa naturaleza, los datos sobre felicidad no están llevándonos al tipo de respuestas que necesitamos.
En general, nuestro principal objetivo en todo ese proyecto fue intentar comprender mejor cómo usar los datos sobre felicidad en aplicaciones económicas y hasta dónde es posible seguir por ese camino. De acuerdo con algunos resultados positivos a que llegamos, los datos sobre felicidad son, de hecho, útiles sólo para pronósticos brutos de elecciones. Pero algunos resultados negativos muestran que los datos sobre felicidad no ayudan mucho a responder a preguntas con matices distintos acerca de cómo se intercambian atributos diferentes de una posible opción.
Cómo pensamos acerca de cambios:
Es posible ver diferencias en la manera en que los cambios son realizados si tomamos en consideración los datos sobre felicidad y elecciones y analizamos la importancia, por ejemplo, de características como el bienestar de la familia o de su cónyuge. Por lo tanto, si comparáramos la importancia que tiene la felicidad de su cónyuge para la determinación de sus elecciones, veríamos que eso es mucho más importante para la determinación de sus elecciones que para la determinación de sus predicciones sobre cuánto una persona será feliz. Si estuviera pensando en, por ejemplo, hacer una residencia más prestigiosa en un lugar que no agrada mucho a su cónyuge, es muy probable que usted […] tome más en serio la opinión de él en su elección a la hora de hacer un pronóstico sobre el grado de felicidad que espera tener en el futuro. Por lo tanto, en cierto sentido, eso podría ser evidencia de que las personas están dispuestas a sacrificar su propia felicidad en beneficio del cónyuge en decisiones de ese tipo.
Lo que la investigación significa para el marketing:
Traté este problema desde el punto de vista del economista, pero tiene incontables implicaciones sobre la manera en que las personas hacen sus actividades generales de marketing. Tanto los economistas como los profesionales de marketing se encuentran en situaciones donde hay muchos datos, por ejemplo, sobre la satisfacción y la felicidad del cliente y otras cosas parecidas. Estamos intentando inferir de eso cómo las personas valoran los diferentes atributos de un producto que estamos intentando vender, cómo las personas toman decisiones en varios ambientes económicos. Los resultados que yo estaba discutiendo en el caso de los economistas se traducen inmediatamente en el mismo tipo de decisiones en ambientes de marketing.
Si estuviera intentando prever lo que su cliente escogerá o lo que a él le va a gustar, nuestros resultados muestran que los datos sobre felicidad pueden ayudarlo a hacer ese tipo de pronóstico con precisión. Pero si estuviera intentando deducir cosas más matizadas como, por ejemplo, de qué manera su cliente establece ventajas sobre los diferentes atributos de un producto que usted está intentando vender, nuestros resultados muestran que los datos sobre felicidad, en realidad, no permiten que usted haga estimaciones sobre las valoraciones de ese tipo.
Percepciones equivocadas refutadas por la investigación:
Nuestro estudio contraría percepciones equivocadas en los dos extremos del espectro. En un extremo, algunas personas creen que la felicidad los es básicamente todo, que la maximización de la felicidad es el objetivo final de todas nuestras acciones. Nuestra investigación muestra que no es del todo así, por lo menos si pensamos en cómo la felicidad es medida actualmente: por medio de investigaciones y cosas parecidas. La felicidad es una cosa muy importante para las personas, y es un objetivo importante que ellas están buscando, pero las personas cambiarán explícitamente la búsqueda de la felicidad por la búsqueda de otros objetivos.
En el otro extremo del espectro, creo que algunas personas creen que la felicidad no es necesariamente imprescindible para el análisis económico. Es lo que piensan muchos economistas, es decir, que la felicidad es un tipo de variable psicológica frívola que no está, de hecho, fundamentalmente relacionada con la forma en que hacemos elecciones. Nuestros resultados muestran, efectivamente, que de hecho no es realmente así. Incluso en un ambiente en que hay una decisión seria e inequívoca que hay que tomar, una decisión realmente importante, que no se toma de manera alguna por diversión, el hecho de entender o tener acceso a datos sobre la felicidad realmente nos ayuda a comprender cómo se realiza ese proceso de decisión y nos ayuda a prever las elecciones que harán las personas.
Lo que distingue esta investigación:
Algunas cosas distinguen nuestra investigación de otras que también analizan la alineación entre elección y felicidad. El elemento principal es que nuestro enfoque adopta una actitud un poco distinta. Muchas investigaciones muestran que las personas no siempre escogen lo que las hará felices. Pero la manera en que normalmente se discute y la manera en que se presenta la discusión normalmente se toma como evidencia de que las personas estarían cometiendo una especie de error, o que no serían buenas en pronósticos. La idea es que están intentando maximizar su felicidad, y la única cosa que las detiene es que, de algún modo, ellas arruinaron la decisión tomada, o no supieron adivinar lo que las haría muy felices. Por lo tanto, podemos atribuir el abismo entre los datos de la elección y la felicidad exclusivamente a esas predicciones no realizadas.
Nuestro enfoque toma como telón de fondo básico una perspectiva un poco diferente. Creíamos que las predicciones no cumplidas tal vez fueran importantes. Pero podía ser también que las personas no estuvieran necesariamente intentando maximizar la felicidad. Tal vez estuvieran pensando en eso sólo como uno de los muchos objetivos que están buscando, e intercambian de forma explícita ese objetivo por otros. Eso nos llevó, por lo tanto, a analizar la situación en que las personas toman decisiones con mucha consideración, de forma bastante deliberada, corriendo altos riesgos, en que no estamos particularmente preocupados por errores que induzcan a las desviaciones que observamos. Estábamos intentando ver si todavía había un punto de conflicto en ese escenario, y está claro que lo había.
Al examinar ese tipo específico de ambiente, pudimos comprender mejor cuanto de ese conflicto entre elección y felicidad es impulsado por las intenciones iniciales de las personas en relación a sus previsiones no cumplidas sobre lo que realmente las hace felices.
Lo que vendrá a continuación:
Respecto a lo que seguirá a continuación, estamos pensando en proseguir en esa línea de investigación dando continuidad a la investigación sobre la relación entre datos sobre felicidad y elección, que es el tema más común del análisis económico. Queremos continuar reflexionando sobre cuánto es posible inferir del modo en que las elecciones tienen lugar con base a los datos referentes a la felicidad. Estamos interesados de forma específica en intentar transformar los datos sobre felicidad en un análisis económico teórico de precio patrón. Por lo tanto, en lugar de pensar en la felicidad sólo como una forma de tratar las cosas que las personas están intentando maximizar, piense en ella como un bien abstracto que las personas están dispuestas, en cierto sentido, a comprar y también a intercambiar de forma explícita por otros objetivos en su vida. Estamos comenzando a trabajar en una estrategia teórica para dar forma a eso y pensando en cómo usar mejor ese tipo de estructura para importar datos psicológicos y sobre felicidad para el análisis económico.
fuente: Knowledge Wharton