Colón nació en 1451 en Italia. Fue un navegante y colonizador que se aficionó con el mar desde su adolescencia cuando se enroló como grumete en una embarcación.
Su idea de unir Europa y Asia por el Atlántico, fue una hipótesis que ya sostenían los sabios clásicos. Fue Aristóteles quien al demostrar la esfericidad de la Tierra, predijo que el viaje podría realizarse en pocos días. Y Séneca escribió: “llegará el momento en que un vasto continente sea revelado, y un piloto descubrirá nuevos mundos”. El mar, a lo largo de la historia le da al hombre nuevas esperanzas, así como el dormir promueve sus sueños. La idea de hallar las Indias por el Atlántico no era nueva, pero antes de Colón nadie quiso llevarla a la práctica.
Antecedentes
Colón vivió un tiempo en Portugal y contrajo matrimonio en 1480. Su mujer pertenecía a la clase alta portuguesa y sus relaciones le abrieron la puerta al proyecto de su vida.
Su suegro había tenido una participación muy directa en la colonización de las islas atlánticas y Colón pudo consultar la documentación acumulada: mapas, noticias de viajeros y referencias a restos recogidos en alta mar, arrastrados por las corrientes marinas. Así concibió el proyecto de llegar a las maravillas que describió Marco Polo, por la ruta del oeste y a través del Atlántico.
El joven genovés, cuyo verdadero nombre es Cristóforo Colombo comenzó a intentar que le financiaran la aventura. Cuando el Imperio Romano cayó en 1453, el Imperio Otomano controló del comercio a las Indias. España, Portugal y otros reinos se vieron obligados a encontrar otro camino. Los portugueses encontraron una vía alternativa y Colón empezó a imaginar su propia ruta comercial: llegar por el Este, cruzando el océano Atlántico.
Siguió la tradición comercial de su padre
Colón viajó por diferentes países. Aprendió lenguas clásicas y estudió geografía. Creía que la Tierra era esférica y que podría llegar al Asia navegando hacia el Este. Pero sus cálculos eran incorrectos, la tierra era más grande de lo que pensó y había un nuevo continente de por medio. Muchos se negaron a financiarlo pero la reina Isabel la Católica accedió, ya que necesitaba una fuente de ingresos y tener su propia ruta comercial a las Indias. En representación de los Reyes Católicos realizó cuatro viajes.
Llegó a su destino el 12 de octubre de 1492 creyendo llegar a Asia. Sin embargo pasó a la historia por descubrir América. El 3 de agosto de 1492, Cristóbal Colón zarpó con tres navíos: la Niña, la Pinta y la Santa María y llegó convencido de que había llegado a Asia y fundó asentamientos en Cuba y Santo Domingo. Los Reyes Católicos quedaron impresionados y la noticia recorrió Europa. En primer lugar, se le reconoció el título de Almirante, Virrey y Gobernador en todas las islas y tierras que se ganaran. Sus prerrogativas serían hereditarias.
Era el título de mayor jerarquía y con importantes derechos económicos. Le tocaría la décima parte de todas las riquezas y de los beneficios del comercio. En conjunto, fueron unas concesiones exorbitantes, en contraste con la política autoritaria de limitar las prerrogativas de los poderes internos de sus reinos. Le reconocieron a Colón un inmenso e ilimitado señorío.
Ocupó distintos cargos, pero no le fue tan bien como le fue de navegante. Lo acusaron de tiranía y debió regresar a España, perdiendo todos los privilegios que había conseguido.
Quién descubrió América
Colón es considerado como el descubridor de América, aunque murió creyendo que había llegado a las Indias. El nuevo continente lleva el nombre de otro explorador italiano: Américo Vespucio, quien participó en distintas expediciones a América a principios del siglo XVI. En sus diarios, Vespucio ya escribía que esas tierras no son las Indias, sino parte de un nuevo continente, ubicado entre Europa y Asia. Colón le ha dado nombre a un país (Colombia) y se ha convertido en un sinónimo de conquista: colonialismo y colonizar.
El huevo de Colón
Se trata de un concepto definido como algo que aparenta tener mucha dificultad pero que resulta ser muy fácil de copiar cuando se conoce el artificio o truco que lo soluciona. Los navegantes de la época creían que el mar se acababa en el horizonte, y que más allá los barcos caían en el vacío. Colón se atrevió a enfrentar esa creencia y así descubrió el nuevo mundo.
Se cuenta que habiendo Colón triunfado en su proyecto, en una reunión, varios nobles le quitaron mérito a su gesta alegando que si él no lo hubiera hecho, otros lo habrían conseguido también, dando a entender que su aventura, al fin y al cabo, no era para tanto. Colón, hombre pragmático como ninguno, tomó un plato y un huevo y les pidió a los nobles que lo pararan en el plato.
Ninguno pudo hacerlo. Pero cuando el plato y el huevo volvieron a las manos de Colón, él lo pudo hacer ante el asombro de todos. Lo que hizo fue tomar el huevo y golpearlo contra la mesa hasta aplanarlo y lograr una base de apoyo.
De esta historia viene el dicho popular de que «Colón fue el primer hombre que puso un huevo de pie» y que se use la expresión «como el huevo de Colón» para describir algo que parece complejo o difícil y que resulta simple o sencillo una vez entendido.
Quince años antes se conoció una historia similar. El joven arquitecto italiano Filippo Brunelleschi había diseñado una cúpula extremadamente grande y pesada para la catedral de Santa María del Fiore, y los gobernantes de la ciudad pidieron que se les enseñara el modelo.
Él se negó, proponiendo en su lugar que quien lograra poner un huevo de pie sobre una mesa de mármol construyera la cúpula, porque de esa manera se descubriría su talento. Todos los maestros lo intentaron pero ninguno lo consiguió, y cuando le llegó el turno a Filippo, este golpeó delicadamente el huevo contra el mármol dañando un poco la curvatura de su base, y consiguió dejarlo en pie.
Los demás protestaron diciendo que ellos podían haber hecho lo mismo, y Filippo contestó riendo que también habrían podido construir la cúpula si hubieran visto el modelo o el diseño. Ambas historias ingeniosas ilustran bien la idea, y es la razón de que se hiciesen tan populares.
Pero por aquella fecha, todos los sabios del mundo sabían que la Tierra era redonda desde hace más de 2.000 años. Que la Tierra es esférica siempre lo supieron los marinos que veían cómo las montañas se hundían o surgían del horizonte, según se acercaban o se alejaban de la costa.
Un hombre nuevo
En La Cartuja (Sevilla) se levanta el monumento ‘Un hombre nuevo’, así se llama a la escultura de 32 metros conocida popularmente como ‘El huevo de colón’. Es la mayor escultura de bronce existente en la capital andaluza, dentro de un huevo de 45 metros de altura. Se encuentra en el parque de San Jerónimo. Fue realizada por el escultor ruso Zurab Tsereteli y se inauguró en 1995.
El conjunto representa un gran huevo formado por las velas de las naves del almirante, en cuyo interior, se sitúa una estatua de Cristóbal Colón, el cual sostiene un mapa desenrollado desde una mano a otra, y sobre el cual, se disponen las tres carabelas.
¿Fue realmente una casualidad?
Corría el rumor de que Colón no había llegado a esas tierras por casualidad ni por sus conocimientos científicas, sino que disponía de «información privilegiada». Algunos hablan de una nave arrastrada al otro lado del Atlántico por las corrientes y que pudo regresar con grandes dificultades, de forma tal que quedó un solo superviviente que pudo informar a Colón de la existencia de esas tierras y los rumbos de ida y vuelta ante la inminencia de su muerte. Lo importante es lo que descubrió Colón no lo que creyó haber descubierto. Si no fuese así, no tendría sentido la celebración.
Colón había hecho antes una serie de interesantes observaciones de carácter astronómico a las cuales no se les ha prestado una gran atención. Lo cierto es que tenía la certidumbre de que iba a descubrir tierras y gentes, como si hubiese estado allí, como si supiera que iba a descubrir lo que descubrió y a hallar lo que halló, como si dentro de su cerebro tuviera esa visión. Descubrimiento o invención. Un hecho es descubierto y una teoría o un instrumento son inventados; pero para que haya “creación” en un descubrimiento o en una invención, es necesario que haya una profunda participación personal del descubridor o inventor.
El descubrimiento de las Indias Occidentales por Colón y la invención del teléfono en 1876 por Alexander Graham Bell (1847–1922) no son actos creativos pues las Indias ya existían antes de Colón y los hechos básicos para la invención del teléfono también. Colón se basó en unos mapas pero su espíritu de aventura hizo el resto.
Viajar por occidente evitaba los inconvenientes de la ruta de las especies controladas por los turcos o por las costas de África dominadas por los portugueses. A Colón le pareció un negocio brillante y salió a buscar un inversor. Pero los reyes confiaron el tema a los expertos que les decían que Colón cometía errores de cálculo notables.
Finalmente convenció a los reyes y logró uno de los descubrimientos más importantes de la historia aunque basado en graves errores de cálculo. Esto demuestra que la ciencia no agota lo humano y menos la vida. Más allá de los errores existía una realidad que nadie conocía.
El intelectual y el hombre de acción
Un intelectual trabaja con conceptos y palabras, el hombre de acción lo hace con personas y cosas. Entre ambos hay un personaje que resume ambos roles. Es un creactor -un personaje que crea, conceptualiza y ejecuta-.
Los conocimientos se adquieren en el aula mediante clases o simulacros, o analizando casos históricos y en la vida práctica. Los que conducen en el medio de las organizaciones deben atraer a los de arriba, a los de abajo y a sus pares. Para eso debe contemporizar iniciativa, lealtad y normas.
Fomentar ese espíritu emprendedor es fundamental, para rodearse de dirigentes capaces sin apelar al poder duro de las amenazas o de la estructura de la organización formal. Es mejor el poder blando de la sugestión, de la atracción por ideales comunes, de la inteligencia emocional y comunicacional. Se trata de aprender lo que se necesita para poder liderar.
Como dijo Nietzche no hay hechos, sólo interpretaciones. La misma situación generará alegría o depresión según la posición del observador. Nada es verdad o mentira, todo es según el color del cristal con que se mira. Paradójicamente Colón, quien había creado una riqueza enorme para la corona, murió en una situación precaria en Valladolid el 20 de mayo de 1506.