Una creencia paradojal es que la educación se ve como la causa de todas las desgracias y al mismo tiempo como la principal herramienta de su solución. Se buscan responsables, se generaliza el deterioro o se exagera el entusiasmo. Los mitos que los sustentan son de distinto tipo.
1. La educación puede reparar la injusticia social. Pero se advierte que en sociedades muy injustas y polarizadas la escuela tiende a reproducir estas diferencias, aun cuando los objetivos declarados sean la ampliación de derechos y combatir la desigualdad.
2. La escuela puede socializar en mejores valores. Ninguna escuela es una isla. En una sociedad sin valores la escuela no genera ciudadanos que la cambien, porque la escuela se organiza según esos valores. Si el autoritarismo está presente, es porque también es la regla afuera de la escuela.
3. Los maestros de antes eran mejores. Dicen que la educación está mal porque los maestros son malos, no quieren actualizarse, trabajan poco o tienen exceso de vacaciones. Al contrario de la actual, la autoridad docente de la vieja época era «de origen». Hoy, la autoridad docente es «de ejercicio»: los maestros –pese a que están mejor formados- son cuestionados y su legitimidad debe demostrarla cada día. El docente promedio tiene los mismos problemas de calidad que otros oficios y profesiones. En una sociedad que no busca la excelencia e iguala para abajo, los docentes se desempeñan así. Pero la mediocridad está generalizada. La formación docente y las condiciones de trabajo, son factores que en los países de mayor calidad educativa se están modificando. La carrera docente sólo ofrece oportunidades por ascensos y precisa políticas a largo plazo para el cambio.
4. Bajó la calidad pero subió la inclusión. Se compensan los magros resultados en las evaluaciones educativas con el mito de que empeoran los resultados porque cada vez más chicos pobres van a la escuela pública. Pero es falso. La escuela pública no sólo no creció, sino que decreció 9%. Las últimas evaluaciones de la Unesco muestran una caída en la tasa de escolarización para la primaria, un logro que se creía consolidado. Según la OCDE, la tasa de graduación secundaria en la Argentina es 41%, comparada con 84% en Chile, 64% en Brasil y 44% en México.
5. Las escuelas privadas tienen más recursos. Es otro mito, en las pruebas PISA 2012, a las escuelas de nivel más alto socioeconómico de Argentina les fue igual que a las de nivel socioeconómico más bajo en los países promedio que participaron en los exámenes de OCDE.
6. En la secundaria los chicos se aburren, no respetan y nada les interesa. Hay un desacople entre la propuesta de la escuela y los modos de ser del joven: cómo entienden el respeto y el sentido que le dan a la educación. Si la escuela propone la gratificación diferida y hacer un esfuerzo para que en el futuro sea mejor, la sociedad les ofrece y les pide consumo ya. En la escuela los chicos siguen aprendiendo cosas que no aprenden afuera: el tiempo escolar exige una preparación diferente, que planifique, que se adapte a distintas situaciones, que vaya ganando autonomía, que entable relaciones con personas distintas. Más que en lo institucional, es en la relación cotidiana con los docentes donde se juegan esas distancias. Para los chicos, el buen docente es el que los trata bien, exige, sabe y va siempre, pero también el que explica todas las veces que lo necesite.
7. Las pruebas internacionales no captan la realidad argentina. No se trata de promover los rankings del fracaso sino de usar esos resultados como insumo. Hay consenso en que esto tiene que cambiar. Ni la política educativa ni las decisiones pueden definirse por sensaciones. Con la radiografía de cada escuela los operativos de evaluación deben ser un instrumento para que las escuelas sepan a dónde están paradas.
8. Tener un título asegura la inserción laboral de los más pobres. La expectativa que los va a insertar en un mercado laboral formal es falsa, en los jóvenes de sectores populares con título la desocupación es más alta que entre los de clase media con secundario incompleto. Los empleadores prefieren tomar a un chico de clase media sin secundario completo que a uno de la villa con título. El origen social juega como seleccionador.
9 Dar computadoras a los alumnos mejora el aprendizaje. Pensar en formar ciudadanos digitales, no está en ninguna agenda. Se necesita modificar estructuras y contenidos para adecuarlos a las nuevas tecnologías. Ni siquiera tenemos docentes preparados para hacerlo.
10 El financiamiento garantiza resultados. Sólo con dinero la educación no mejora. La cuestión es cómo hacer que los recursos lleguen a las escuelas y ellas decidan la mejor manera de invertirlos. La crisis permanente y generalizada, de que el 50% de los chicos no entiende lo que lee o la responsabilidad de los maestros -o de los alumnos, no debe soslayar al menos, que la escuela sigue haciendo algo que sólo ella puede hacer.
La crisis del sistema. La escuela se aleja de la realidad laboral. Los alumnos aprenden qué deben responder y cómo, según lo que espera el maestro. Se supone que el aprendizaje y la creatividad son rivales. Y un síntoma de ello es que se propone agregar tiempo creativo cuando en realidad debería estar presente en todo aprendizaje. Los niños se plantean muchas preguntas, pero cuando tienen alrededor de 11 años advierten que vale más tener respuestas que interrogantes y entienden que la escuela no está para crear sino para absorber conocimientos y memorizarlos.
Coeficiente intelectual. El IQ no varía pero es posible mejorar la inteligencia emocional: la voluntad, la creatividad y el compromiso. Si el genio no sale de la lámpara de Aladino sabrá responder preguntas pero no podrá innovar. Los resultados individuales nada dicen sobre la habilidad para trabajar en equipo. Un especialista ve un martillo y sólo piensa en el clavo. Es imprescindible que aprenda a construir el saber junto al maestro. Usar el error para mejorar y la brújula interior mucho más que el radar externo. Curiosidad, optimismo, autocontrol, posponer el placer, saber relacionarse, agradecimiento y entusiasmo; son virtudes emocionales. Hay que lograr que la razón entienda las razones del corazón.
Es necesario hacer un cambio en el sistema educativo en beneficio de introducir la creatividad y la innovación. Bill Gates se convirtió en innovador a pesar de la tradición escolar y no gracias a ella. Incluso debió abandonar la universidad para concretar su proyecto. Los alumnos que aprenden a resolver problemas agradecen a los profesores que enseñaban de manera distinta y con el sentido de un laboratorio de innovación.
El actual sistema educativo debe enfrentar estos desafíos.
1 Rever la medición por resultados porque la innovación tiene que ver con trabajo en equipo y la colaboración y no con las notas individuales.
2 Entender que la educación, abarca diversas materias (mientras que muchas escuelas se enfocan en especializaciones).
3 Las inteligencias múltiples. Detectar y desarrollar al genio interior que cada niño trae al nacer
4 Reformular la cultura pasiva y de consumo en las aulas. La óptica de la innovación propone que educandos y maestros creen conjuntamente.
5 Repensar el sentido del error. El fracaso se da cuando no se obtienen los resultados y entenderlo de esa manera crea una atmósfera en que lo importante es cumplir con las reglas y el temor al riesgo. La innovación requiere saber que no siempre las cosas salen como se quiere pero que vale la pena probar porque lo que se aprende se puede aplicar al esfuerzo siguiente. Es importante no aprender de memoria sino reflexionar.
6 Enfocarse menos en la motivación extrínseca e incentivar la aparición de la intrínseca. El poder inteligente es querer más eficacia.
Fortalecer el carácter. Es muy necesario ayudar a desarrollar en la escuela las virtudes emocionales de curiosidad, optimismo, autocontrol, inteligencia social, capacidad de perseverar y dilatar disfrutes presentes en pos de objetivos a largo plazo, capacidad de agradecimiento y entusiasmo. En una escuela de Harlem se decidió evaluar esos rasgos. Quienes eran más flexibles y aptos para adaptarse a los cambios tenían más oportunidades de éxito. Esas personas trabajan más duro y se llevan mejor con el fracaso convirtiéndolo en aprendizaje
Niños finlandeses, a la cabeza de las pruebas de calidad educativa. Desde el año 2000, Finlandia encabeza sistemáticamente los resultados de las pruebas de calidad educativa PISA y su sistema de enseñanza se ha convertido en un modelo a seguir. No son el rigor ni la competencia, sino la inclusión, la creatividad y la cooperación las bases de su éxito, en el que la formación de los docentes juega un rol fundamental.
Los docentes finlandeses deben tener 4 años de estudios universitarios más una maestría. Ser maestro es una profesión muy prestigiosa. Las universidades tienen cupos para seguir esta carrera, a la que entra el 10% de los candidatos, los mejores alumnos de la secundaria.
En cuanto a las horas de formación, el promedio en la Argentina para un docente de nivel inicial o secundario es de 3600 durante 4 años, mientras que en Finlandia se requieren 8000 horas durante 5 años. Las comparaciones resultan ilustrativas. Los maestros finlandeses tienen una dedicación exclusiva de 25 horas semanales, con las que cubren un salario digno. En tanto, el promedio de horas trabajadas por sus pares argentinos para redondear un magro ingreso casi duplica ese valor, y un 33% de ellos son «docentes taxi», que cumplen funciones en tres o más establecimientos.
Pistas para mejorar. El factor de más impacto en la calidad de la enseñanza es la formación. Lo primero es prestigiar a la profesión docente, que vuelva a ser motivacional entre los jóvenes. Con este objetivo, algunas iniciativas son: campañas comunicacionales y concursos para visibilizar y premiar a docentes destacados, crear un sistema integral de información educativa, incluyendo las trayectorias y resultados del aprendizaje de los alumnos, la oferta de equipamiento, estado edilicio, alumnos por curso, cargos y horas de clase. La creación de un Instituto Federal de Formación Docente para unificar criterios pedagógicos y ofrecer posgrados y cursos anuales de actualización que sean tenidos en cuenta a la hora de concursar los cargos. Disminuir el ausentismo y la rotación docente. El uso de la información para detectar las escuelas con mayor ausentismo servirá para intervenir según las circunstancias. Reformular el sistema de acceso a los cargos docentes, mediante evaluaciones, entrevistas, planificación de unidades didácticas y demostraciones de clases. Mejorar las condiciones de vida y de trabajo de los docentes, garantizando un salario digno y equitativo. Agilizar los trámites burocráticos como pedido de licencias, autorizaciones para salidas didácticas, que consumen tiempo productivo de los docentes. Garantizarles el acceso a atención médica de calidad, e incentivar los docentes para que concentren horas en una misma escuela. Apoyar a las escuelas más débiles, aquellas donde se concentra el fracaso escolar, las dificultades de aprendizaje, el ausentismo y la violencia. Identificar, reconocer y difundir las prácticas de las escuelas que logran buenos aprendizajes. La incorporación de la tecnología y la educación de los nativos digitales es un gran desafío en el mediano plazo. Resta trabajar mucho en la formación digital de los docentes. Porque la tecnología por sí sola no impacta en el aprendizaje, pero un maestro bien formado y actualizado sí
Preguntas y respuestas. La lógica es la ciencia del razonamiento correcto. Acostumbrados a su arbitrio, la lógica lleva al mismo sitio. La imaginación provoca miedos y desconfianza pero rompe con la rigidez y lleva a cualquier parte. Seguir a la razón pura es estancarse. El que hace lo mismo obtiene iguales resultados y los creativos e innovadores lo superan. Para Einstein si las viejas respuestas se agotaron se debe preguntar de nuevo para cambiar de rumbo. Aunque es más fácil adaptarse al mundo formular preguntas nuevas hace que el mundo cambie a la luz de las ideas.
Educación moral. Sin valores no hay vida social. Esta no es una cuestión abstracta para dilucidar en ratos de ocio. De que actuemos moralmente depende que sobrevivamos como especie. Con el neocórtex (la corteza más evolucionada del cerebro y asiento de la racionalidad, la reflexión, la capacidad de comprender, imaginar, crear lenguajes, entender sentimientos, desarrollar la empatía), el cerebro se convirtió en un órgano moral que permite comprender que la verdad ofrece previsibilidad para la supervivencia. Es tan esencial como la confianza, el respeto, la gratitud, la piedad, la justicia y la moderación. Y la práctica de la moral es fundamental porque los aprendizajes fundamentales ocurren por imitación y el resultado es la cultura que generan. La adquisición temprana de valores y de la capacidad para razonar sobre cuestiones que a todos nos incumben da como resultado la sabiduría social. Cuando la violencia, el egoísmo, la descalificación, la prepotencia, la ausencia de respeto, la mentira, el ventajismo y la estafa se convierten en prácticas cotidianas y se naturalizan, están en riesgo los millones de años que nos llevaron a ser agentes morales.
La educación del siglo XXI requiere una revolución. Lo más importante es aprender a aprender porque el cambio será continuo e inevitable. Como dijo el filósofo Nietzche, los métodos son la mayor riqueza del hombre. La educación es la industria pesada de cualquier país porque fabrica los ciudadanos del futuro. La materia prima del cerebro es la materia gris, que no crece como la lechuga, sino con una educación de avanzada.
Dr. Horacio Krell CEO de ILVEM, mail de contacto, [email protected]